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'Ahora sí no podía echarme para atrás… ya éramos noticia'

Desde Científicas de Datos, Sonia Torres sueña con transformar la vida de las mujeres colombianas.

Mujeres en ciencia y tecnología: Sonia Torres, docente, emprendedora, economista y fundadora de Científicas de Datos, contó su historia a EL TIEMPO en el especial: Una Maratón en Tacones.

Mujeres en ciencia y tecnología: Sonia Torres, docente, emprendedora, economista y fundadora de Científicas de Datos, contó su historia a EL TIEMPO en el especial: Una Maratón en Tacones. Foto: Linda Patiño

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Sonia Torres (Pereira)
Sonia ha sido una mujer luchadora que desde muy joven ha combinado el estudio, el trabajo y la investigación, soñando con cambios en el mundo que materializa con Tecnología. Es madre de tres, pero casi que también de las 25 pioneras que la acompañaron en su aventura de crear un emprendimiento social sobre mujeres y datos. Desde Científicas de Datos lidera una auténtica transformación en Latino América, pero permanece humilde, divertida y espontánea. Su tenacidad y su pasión son las lecciones que llevó de un pequeño salón de clases en un colegio femenino a las vidas de miles que ha alcanzado con su organización social.
“Es hora de que integremos la tecnología a lo que hacemos. El futuro no permite que vivamos desligadas de los cambios. La llegada de la inteligencia artificial creará 133 millones de nuevos trabajos en el mundo, queremos que las mujeres estén allí”.
Con esta frase, Sonia Torres comienza la historia de cómo creó una de las principales comunidades de mujeres en Colombia. Dice, que sin pasión, no haría nada y que ver la esperanza en los ojos de sus estudiantes la motiva día a día.
Esta pereirana, de sonrisa amplia y voz gentil, ha sido madre de tres hijos, docente, voluntaria, emprendedora, pero sobre todo una lider recursiva. Durante 15 años, se dedicó a inspirar generaciones de niñas en proyectos tecnológicos y en épocas recientes sigue buscando inspirar a otras mujeres a encontrar proyectos de vida en la tecnología.
Cuando trabajaba con adolescentes, con apoyo de la iniciativa de Tecno Parques del SENA, produjo cosas como encimas de piña y papaya que reemplazaban la levadura en las harinas, lapiceros que corregían la ortografía, sensores para medir y alertar sobre altos niveles de ruido. Niñas entre los 14 y los 16 años construyeron pilas recargadas con orina, techos corredizos y otras 200 ideas por año.
Yo le decía que Colombia tenía que combatir la guerra y el narcotráfico con educación
Cuando la iniciativa estuvo a punto de ser cerrada definitivamente, por azares del destino y por su capacidad de oratoria, Sonia fue la que terminó exponiendo ante el ese entonces presidente de la república Juan Manuel Santos por qué un espacio para experimentar con tecnología era crucial para el país. Lo recuerda como una experiencia bonita.
“Hablaba desde el corazón… Colombia es un país donde los sueños se hacen realidad, le decía”. Su intensión era contarle sobre esas niñas que estaban soñando y a las que las tecnologías podían mejorar su calidad de vida y la de sus familias.
“Él estaba viéndome a los ojos y preguntándome quién era. Yo le decía que Colombia tenía que combatir la guerra y el narcotráfico con educación. Que teníamos que apasionar a los jóvenes por el conocimiento para que sea esa gran puerta que lleva a descubrir la magia de la ciencia y la tecnología”. Era un sábado. Después de tres meses de estar cerrado, el Tecnoparque abrió el lunes siguiente.
Esa tenacidad para defender un punto de vista y no temerle a la pena viene desde pequeña. Siempre fue una buena estudiante, le encantaba la matemática. Aunque desde muy joven Sonia tuvo que sortear su estudio con su maternidad, poco a poco fue logrando sus proyectos. En 1992 se graduó de Técnica en eléctrica y electrónica. Luego terminó estudiando economía en la Universidad Católica de Pereira.

Una senda propia

“No se pueden unir los puntos hacia delante, pero si unir las cosas de atrás para crear cosas nuevas en el futuro”, cuenta Sonia. Además de ser docente universitaria, fue la encargada de desarrollar el plan de incubación de nuevas start-ups en el sector de biotecnologías en el país en el Centro de informática de Bios. Todas esas experiencias la llevarían a donde está.
En los inicios del 2010, también fue socia de una empresa de datos con analítica básica y avanzada que “nació antes de tiempo”, en un momento en el que muchos estaban descubriendo las redes sociales y no existía tanta infraestructura.
Entre obstáculos y burocracia en el mundo de la docencia, Sonia soñaba con crear algo con sus propias manos, algo que la definiera. Su deseo era ayudar gente, pero ¿cómo?
“Quería crear algo propio, que naciera de mí y que me representara. Algo que me hiciera despertarme todos los días y me hiciera feliz. Son decisiones fuertes en la vida. Empezar de ceros, y con un emprendimiento social no es fácil” , cuenta.
Emprender es parte de soñar, meterla toda, con una esperanza grande que te sigue moviendo
Un fin de semana, acompañó a su padre a la casa de una señora que había sido abandonada por su pareja y tenía dos hijos. La marcó que ante el ofrecimiento de ayuda, como mercado o dinero, la señora les respondió: “yo sé coser, ayúdenme a traer clientes para acá”.
Sonia quedó impactada. “Era una mujer que a pesar del dolor que sentía, de creerse abandonada, sacaba las fuerzas de donde no las tenía para impulsar a sus hijos porque no pueden morirse de hambre y deben verla a ella fuerte”. Encontró esa misma realidad en otras mujeres, todas cabeza de hogar. Mujeres, que como Sonia, también luchaban por sacar a sus hijos adelante. “Nosotras ya habiamos pasado ese proceso necesitabamos apoyarla”.
Allí resolvió crear Código M, invirtiendo sus cesantías y todos sus ahorros, con la idea de apoyar a mujeres cabeza de hogar, inyectando tecnología a esos emprendimientos con herramientas como páginas web y redes sociales. No sospechaba que, con el tiempo, el trabajo de Científicas de datos terminaría siendo el principal apoyo para esa labor.
Sonia recuerda que el 15 de junio del 2016 leyó muy temprano el periódico y una entrevista a una ejecutiva de Audacity le quedó retumbando. La mujer hablaba sobre su conocimiento en la tecnología y sobre el potencial de ésta para el futuro. Se quedó pensando y no volvió a dormir. En pijama, y con la idea de que más mujeres tenían que conocer el apasionante mundo de la ciencia de datos, tomó algunos papeles de su mesa de noche y los pegó en su cuarto para armar lo que sería una estrategia de apropiación de ese conocimiento.
Mujeres en ciencia y tecnología: Sonia Torres, docente, emprendedora, economista y fundadora de Científicas de Datos, contó su historia a EL TIEMPO en el especial: Una Maratón en Tacones.

Mujeres en ciencia y tecnología: Sonia Torres, docente, emprendedora, economista y fundadora de Científicas de Datos, contó su historia a EL TIEMPO en el especial: Una Maratón en Tacones. Foto:Linda Patiño

Hubo un clic entre su pasado, su experiencia y el artículo. “Allí todos mis puntos llegaron a converger. Vi eso y dije, wow, voy a abrir una línea de trabajo para código M donde pudieramos capacitar a mujeres en ciencia de datos”, recuerda y confiesa que “Nunca nos ibamos a imaginar que eso iba a tener más fuerza que Codigo M”.
Los primeros testigos fueron unos conocidos que estaban en la casa, sus padres, su hermano y dos de sus hijos. “Senté a mi papá, a mi mamá, a mi hermano, a mis dos hijos y les mostré mi plan. uno de mis hijos me dijo: – Hace mucho tiempo que no le veía tanta felicidad en los ojos”, dice con los ojos cristalinos con unas lágrimas de alegría.
Con el plan en la mano, se dedicó a convocar voluntarias. Durante 10 días de 7 a 10 pm, gestionó reuniones en chats de Facebook para compartir su idea. Para ese momento, Sonia había gastado todos sus ahorros, pero con el apoyo de su familia, quería seguir “emprender es parte de soñar, meterla toda, con una esperanza grande que te sigue moviendo”.
Para sostenernos realizamos hasta unas rifas de pollo frisby, de mi tierra. Lo hacíamos como en los colegios, sin pena, con empuje y ganas
25 mujeres “tan aguerridas, tan tercas y hasta tan locas como yo” atendieron al llamado. En busca de recursos, las pioneras pasaron por preparar almuerzos, organizar torneos de microfútbol y hasta sortear rifas de pollo.
“Necesitabamos dinero para hacer gestión y darnos a conocer ¿Qué nos inventabamos?”, cuenta Sonia por ejemplo que pensaron en preparar almuerzos. La mamá de una de las chicas se ofreció a ayudarles. Las 26 se encargaron de preparar unas 250 comidas diarias para los almuerzos de los trabajadores de una construcción. Durante 4 meses, planeaban las compras, pelaban, cortaban, empacaban. Con ese dinero costeaban las ‘misiones de relaciones interinstitucionales’, para conocer a personas que pudieran apoyar su proyecto en Bogotá.
También crearon campeonatos universitarios de microfútbol, tipo relámpago “para poder cobrar más, en menos tiempo”. Un amigo se encargaba de pitar, otro, de prestarles las canchas. “Para sostenernos realizamos hasta unas rifas de pollo frisby, de mi tierra. Lo hacíamos como en los colegios, sin pena, con empuje y ganas”. Cree que el trabajo árduo y consagrado nacía de la creencia de que con esos actos ayudarían a más mujeres.

Ser noticia y enfrentar el sexismo

Nos decían: – si ustedes quieren emprender y crear empresa, pues la mayoría de los hombres les van a pedir sexo
Mujeres en ciencia y tecnología: Sonia Torres, docente, emprendedora, economista y fundadora de Científicas de Datos, contó su historia a EL TIEMPO en el especial: Una Maratón en Tacones.

Mujeres en ciencia y tecnología: Sonia Torres, docente, emprendedora, economista y fundadora de Científicas de Datos, contó su historia a EL TIEMPO en el especial: Una Maratón en Tacones. Foto:Linda Patiño

“Somos la primera comunidad en Iberoamérica de científicas de datos y la idea de crearla nació de un artículo que leí de una mujer que trabajaba la ciencia de datos. Miramos si había una comunidad de científicas de datos y como no existía la creamos”, afirmó Sonia Alexandra Torres, fundadora de esta empresa”, así recuerda a Sonia un artículo de este diario del año 2016.
Su entrevista en EL TIEMPO fue la primera. Recuerda con cariño que reunieron al grupo en una plaza central de Pereira para tomarles una foto que salió en los periódicos a la semana siguiente. “Ahora sí no podía echarme para atrás… ya éramos noticia”, recuerda.
Salió así: 25 mujeres pioneras de startup en big data. Mujeres pereiranas con una foto imponente al lado de la estatua en el Parque Simón Bolívar de Pereira. Posaban como “mujeres inteligentes, con gusto por la ciencia y la tecnología, emprendedoras que saben qué quieren y a dónde llegar. Eso queríamos mostrar”.
Lamentamente el artículo fue usado por algunos para lanzar comentarios horribles como ‘es imposible ver pereira y mujeres y no pensar en sexo’ o insultos como ‘prepagos de datos’. “Aunque algunos nos defendían…entrar a ver esos comentarios terminó filtrando a muchas de las chicas, que con 19 años todavía universitarias decidieron abandonar el proyecto”.
Después de eso les llovieron propuestas, pero algunas eran muy extrañas. “Se aprovechaban del entusiasmo y de nuestras ganas de cambio y nos decían: – si ustedes quieren emprender y crear empresa, pues la mayoría de los hombres les van a pedir sexo… y si ustedes no se los dan pues a ustedes no les va a ir bien”. Es un recuerdo amargo para Sonia y las demás científicas de datos del grupo.
En otra ocasión, recuerda que saliendo de un centro comercial, las subieron en un carro. “Yo iba con mis chicas, me dio mucha desconfianza. Cuando nos dijeron que cómo íbamos a arreglar… nosotras, que no habíamos cerrado la puerta, nos fuimos. Pero una de ellas no podía parar de llorar del susto”.
Aparte del estereotipo femenino en las áreas STEM, Científicas tenía en su contra su origen. Pereira ha tenido que lidiar con un reconocimiento por el fenómeno de las cirugías plásticas en menores de edad. Durante las épocas del narcotráfico, algunos relatos dan cuenta del uso de consultorios clandestinos para operar a jovencitas ‘prepago’ y prostituirlas.
Recuerda la ilusión de muchas citas “Nos decían -ah sí, te recibimos en la oficina- y nosotras nos trasnochábamos para hacer una propuesta y después nos cambiaban la cita para ir a un hotel. Para todo menos para hablar de nuestro trabajo”.
Fuera de que crear empresa es difícil, si preguntas si es más difícil para una mujer, lo digo con todo el conocimiento, sí así es
Por todo eso, “Fuera de que crear empresa es difícil, si me preguntas si es más difícil para una mujer, te lo digo con todo el conocimiento, sí así es”. Cree, aunque no lo proyecta, que para algunas personas puede pasar de “repelente” y asegura que muchas terminan acostumbrándose o cerrándose a esas experiencias.
Además del sexismo, la rivalidad con otras mujeres y comunidades la tomó por sorpresa. “Yo venía de un mundo de hacer y de ayudarnos, apoyándonos unas a otras. En el colegio femenino nunca nos pasó algo así”, cuenta que en algún tiempo, otras mujeres les hacían bullying y las criticaban en redes sociales por una cuestión de celos.
“Sabes que una mujer es fuerte cuando en vez de hacer caer a otra la apoya. Eso nos hace crecer. Pero durante un tiempo, se sentía como quien sale a cantar al escenario y otros artistas le tiran tomates", recuerda.
Mujeres en ciencia y tecnología: Sonia Torres, docente, emprendedora, economista y fundadora de Científicas de Datos, contó su historia a EL TIEMPO en el especial: Una Maratón en Tacones.

Mujeres en ciencia y tecnología: Sonia Torres, docente, emprendedora, economista y fundadora de Científicas de Datos, contó su historia a EL TIEMPO en el especial: Una Maratón en Tacones. Foto:Linda Patiño

Pero siguen con la frente en alto. A pesar de los tropiezos, poco a poco y con el apoyo de empresas del sector y de algunos funcionarios de gobierno el colectivo empezó a tomar voz y visibilidad.
En los últimos tres años, han logrado generar proyectos con universidades, empresas de diferentes sectores en consultorías de transformación digital y en la creación de algoritmos para optimizar tareas. Están creando su propia plataforma de educación virtual para combinarla con las capacitaciones presenciales que generan vínculos de amistad. Su primer curso es de Data Storytelling.
“También estamos trabajando una plataforma de empleo para hombres y mujeres para facilitar, con enfoque de mujeres. La idea es incluirle inteligencia artificial y un modelo de aceleradora de start-ups de mujeres en industrias 4.0”. Además de haber alcanzado el punto de equilibrio ya tienen línea de servicios en ciencia de datos, IA y IOT y VR.
Pero el mayor éxito es que son una comunidad que se expande rápidamente por LatinoAmérica. Tienen presencia en Perú y Venezuela y este año esperan llegar a El Salvador, Costa Rica y México, para un total de 17 países, en los que Científicas sigue avanzando.
Sonia, que ahora también apoya la creación del sistema de información y atención a migrantes en la Cruz Roja, asegura que el motor de su trabajo es la pasión. “Saber que mi trabajo, mi conocimiento y mis habilidades pueden apoyar a un ser humano que atraviesa el país con sus esperanzas al hombro y en condiciones muy difíciles para que encuentre un albergue, a medicina y ayuda psicológica, me demuestra que los datos están allí para agregar valor y cambiar en algo la situación de estas personas que se están jugando la vida”.
LINDA PATIÑO CÁRDENAS
REDACCIÓN TECNÓSFERA

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