El término Antropoceno fue creado por el biólogo estadounidense Eugene F. Stoermer, y popularizado a principios del 2000 por el premio Nobel de Química Paul Crutzen para darle nombre a la época en la que las actividades del hombre empezaron a provocar cambios biológicos a escala mundial.
Estos científicos proponían que el punto de arranque de esta nueva época fuera el año 1784, momento en el que el perfeccionamiento de la máquina de vapor marcó el comienzo de la Revolución Industrial y abrió la puerta al uso generalizado de energías fósiles que vemos hoy en día, con un impacto sobre el relativo equilibrio en que se mantenía el sistema terrestre desde comienzos del Holoceno, 11.700 años atrás.
Aunque hoy vivimos tiempos en los que los efectos de la crisis ambiental son evidentes y de que entidades como el Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) han advertido en sus informes sobre cómo el cambio climático causado por el hombre está generando una perturbación peligrosa y generalizada en la naturaleza, además de afectar la vida de miles de millones de personas en todo el mundo, el Antropoceno no ha sido adoptado formalmente como una época geológica.
El término es objeto de debate en la comunidad científica y hasta el momento organizaciones como la Comisión Internacional de Estratigrafía y la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (UICG) a nivel técnico consideran que aún nos encontramos viviendo en el Holoceno, una época que marca el período en el que surgieron y se desarrollaron las civilizaciones humanas modernas y en el que los seres humanos han experimentado un rápido desarrollo cultural, tecnológico y social, que ha llevado a la formación de las sociedades y civilizaciones tal como las conocemos.
Por eso resulta curioso que al consultar las definiciones de ambas épocas en el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española (RAE), pareciera que se ha llegado finalmente a un consenso. La RAE define al Antropoceno como "Dicho de una época: Que es la más reciente del período cuaternario, abarca desde mediados del siglo XX hasta nuestros días y está caracterizada por la modificación global y sincrónica de los sistemas naturales por la acción humana".
Mientras que para ellos el Holoceno fue la segunda época del período cuaternario y abarcó unos diez mil años hasta terminar a mediados del siglo XX.
La arbitraria decisión de incluir ambas definiciones no ha sido bien recibida en la comunidad científica de habla hispana. Por ejemplo, desde el Ilustre Colegio Oficial de Geólogos (ICOG) en España, a través de un comunicado reclamó a la Comisión de Vocabulario Científico y Técnico de la RAE retirar o modificar la definición de Antropoceno que figura actualmente en su diccionario y volver a incluir la definición del Holoceno que figuraba en su versión ‘online’ en septiembre de 2021, aceptada por la UICG.
Esta institución también le recriminó a la RAE que no haya ningún geólogo entre su equipo de expertos y apuntó la conveniencia de contar con alguno para orientar correctamente a la institución cuando se vayan a debatir términos de geología.
Una voz de protesta que ya había levantado el investigador de Instituto de Geociencias del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de ese país, Juan Carlos Gutiérrez-Marco, quien le hizo llegar al vicedirector de la RAE, el académico José Manuel Sánchez Ron, un mensaje haciéndole ver que el concepto hacía alusión a un término que distaba de ser formalizado en la escala cronoestratigráfica internacional. Pese a esto, la decisión de incluir al Antropoceno como una época geológica vigente se mantuvo en firme.
En Colombia, el investigador del Servicio Geológico Colombiano (SGC), Jorge Gomez Tapia, quien se ha encargado de hacer la versión de la escala cronoestratigráfica en español de América, explica que aunque el concepto de Antropoceno en la geología es una propuesta hecha por un sector de la ciencia, no ha conseguido ser aprobado siguiendo la normativa de instituciones como la UICG.
“Hasta el momento el consenso que hay es que no se va a aprobar, porque no tiene una base científica. No es fácil de presentar en el registro geológico”, señala el experto y continua. Por ejemplo, el límite entre el cretácico y el paleógeno fue la caída del meteorito que acabó con los dinosaurios, algo de lo que en campo los expertos han podido identificar rastros evidentes.
REDACCIÓN CIENCIA
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