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‘El cielo nocturno es un patrimonio y un derecho que debemos proteger’

Antonia Varela, de la Fundación Starlight, estará en el Festival de Astronomía de Villa de Leyva.

Al amanecer los aficionados de la astronomía tuvieron la oportunidad de acceder a la puesta en escena de telescopios de toda clase y potencias para observar el firmamento.

Al amanecer los aficionados de la astronomía tuvieron la oportunidad de acceder a la puesta en escena de telescopios de toda clase y potencias para observar el firmamento. Foto: César Melgarejo/ CEET

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PERIODISTA DE CIENCIAActualizado:

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Para los habitantes de centros urbanos la memoria de un cielo nocturno plagado de estrellas no es algo común y puede parecer un paisaje más salido de una postal o para algunos el recuerdo de la visita a un pueblo en las afueras. Por eso, no es extraño que para ver, por ejemplo, una lluvia de meteoritos, los expertos recomienden ubicarse lo más lejos posible de las ciudades, huyendo de las luces que hacen cada vez más difícil poder ver en algún momento una estrella fugaz.
En un mundo cada vez más iluminado, la oportunidad de ver hacia las estrellas corre el riesgo de convertirse en un privilegio, sin contar con las implicaciones que el exceso de luz ya tiene en la flora y fauna, diurna y nocturna, y hasta en los seres humanos, todos organismos cuyo bienestar está ligado a los ciclos del sueño. Los primeros en percatarse de que nuestra mirada hacía el cielo nocturno corre peligro fueron los astrónomos y astrofísicos, para quienes las estrellas son su materia prima.
Por eso en el 2007, científicos del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) impulsaron, con la participación de otras entidades y organismos nacionales e internacionales, la primera Conferencia Internacional Starlight, evento que sirvió de marco para que surgiera la Declaración sobre la Defensa del Cielo Nocturno y el Derecho a la Luz de las Estrellas (Declaración de La Palma), que traza principios y recomendaciones para que la humanidad pueda seguir disfrutando en pleno de este patrimonio.
Antonia Varela, directora de la Fundación Starlight.

Antonia Varela, directora de la Fundación Starlight. Foto:Fundación Starlight

Una iniciativa a partir de la cual en el 2009 nació la Fundación Starlight, una entidad que busca la protección del cielo nocturno, la difusión cultural de la astronomía y el desarrollo económico sostenible a través del astroturismo, reconociendo y apoyando con sus certificaciones a los lugares que trabajan por conservar esos cielos estrellados que las ciudades han perdido.
La astrofísica española, Antonia Varela Pérez, es la directora de esta fundación y una de las invitadas de este año al Festival de Astronomía de Villa de Leyva, que se celebrará del 3 al 5 de junio. EL TIEMPO habló con ella sobre esos peligros que hoy enfrenta el cielo nocturno y cómo la unión de ciencia con turismo puede convertirse en la formula para que la humanidad pueda seguir mirando hacia las estrellas.

¿Por qué está en peligro el cielo nocturno?

Desde hace muchos años el uso abusivo e inadecuado de la luz artificial en exteriores está produciendo un grave deterioro en este recurso natural, que son las estrellas. El creciente aumento poblacional más ese uso indebido, de lámparas y luminarias — las bombillas y los faroles que utilizamos— han hecho que poco a poco hayamos ido perdiendo ese patrimonio. Por ese motivo, en los lugares de observación astronómica, empezando por Canarias, nace la primera ley gubernamental para proteger el cielo de estas islas donde hay observatorios astrofísicos, como La Palma y la mitad de Tenerife.
En ese momento, hace 30 años, no existía conciencia social de la importancia de preservar y cuidar el cielo y parecía algo de los astrónomos y astrofísicos que querían apagar las ciudades. Sin embargo, hemos ido advirtiendo que no se trata de apagar sino de iluminar adecuadamente, preservando la sensación de seguridad, iluminar en los colores adecuados y advertir sobre las amenazas que sufre el medioambiente, la biodiversidad y la salud, con la perdida de este patrimonio de la humanidad, que es el cielo.

¿Cuáles son esas amenazas?

La contaminación lumínica afecta muchas especies, tanto la flora y la fauna, como la misma especie humana estamos ligados a ciclos diurnos y nocturnos. También el medioambiente, hoy se sabe que la contaminación lumínica y la sobreiluminación contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero.
Adicionalmente, ahora se han sumado otros factores, por ejemplo, la basura espacial, que son restos satelitales de aquellos países que están más metidos en la era espacial o, en radioastronomía, los efectos que pueden causar las ondas de radio que emiten autos, móviles y otros dispositivos en longitudes de onda que pueden generar interferencias a los grandes radiotelescopios.

¿De qué habla la Declaración de La Palma?

Esta declaración se redacta y se firma bajo una acción promovida por el Instituto de Astrofísica de Canarias: la primera Conferencia Internacional Starligth, a la cual se invitan a instituciones como la Unesco, la Organización Mundial del Turismo, la Unión Astronómica Internacional, numerosas comisiones de Naciones Unidas, oenegés e incluso academias y universidades de más de 23 países. Se dan cita en la isla de La Palma en 2007 y redactan el primer y único manifiesto que existe en defensa de la luz de las estrellas y el derecho al cielo nocturno. La declaración marcó un antes y un después, por primera vez se valoriza y revaloriza el cielo como un patrimonio y un derecho a proteger, se advierte de su deterioro, que esta produciendo graves daños al patrimonio cultural tangible e intangible asociado a la luz de las estrellas, a la biodiversidad, a la especie humana, y resalta la importancia del cielo como paisaje de la naturaleza.

¿Cómo mezclar ciencia y turismo para preservar el cielo nocturno?

Starlight es algo que trasciende a una declaración, por eso es transformadora y movilizadora. Lo importante es también promover desarrollo, empoderar a las comunidades locales y promover un turismo de calidad. Identificamos que a través del turismo podemos impartir conocimiento y hay una gran demanda por temas que tengan que ver con el espacio y la astronomía en un 85 por ciento de la población mundial que vive bajo cielo contaminado. Por otra parte, muchos sitios rurales —muchas veces más empobrecidos económicamente y en peligro de despoblación— tienen el mejor cielo y debería utilizarse como motor de economía sostenible alrededor del turismo de estrellas.

¿Cómo funciona el sistema de certificación internacional que reconoce estos destinos que trabajan por la protección del cielo nocturno?

El concepto de reserva Starligth es un lugar con un cielo casi intacto, podría ser un lugar inaccesible del planeta, pero con un cielo extraordinario y donde se pone en valor y un compromiso firme para protegerlo. Sin embargo, también se pensó que sería bueno llevar ese cielo a la sociedad, contarle los misterios de ese firmamento, los fenómenos de la noche, vivir eclipses, vivir lluvias de estrellas, contar la mitología de cada país, y para eso necesitamos lugares con buen cielo, a lo mejor no matricula de honor pero si sobresaliente, y que sean visitables, con infraestructura de servicio. Así se creó el concepto de destino turístico Starlight en la sede de la Organización Mundial de Turismo en Madrid, y luego se ampliaron otras modalidades adaptadas a los territorios como son los parajes Starlight, que puede ser incluso una finca privada. Hemos creado otra serie de acreditaciones que en todas ellas lo primero que se tiene en cuenta es que el cielo en el que se desarrolla es bueno y que existe un compromiso para preservarlo y desarrollar la actividad.

¿Cuántas certificaciones se han entregado?

Tenemos más de 150 certificaciones y acreditaciones, 16 reservas Starlight, 46 destinos turísticos, 70 alojamientos y casas rurales Starlight y casi 30 de otras modalidades. En total tenemos 808 adhesiones a la declaración de La Palma y una superficie certificada de 101.000 kilómetros cuadrados. Fuera de España, hemos certificado destinos en países como Portugal, Francia, Italia, Chile, Canadá, Colombia y Perú, y tenemos proyectos abiertos en 10 naciones más, como, por ejemplo, México, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Pakistan, India, Austria, Australia y Nueva Zelanda. Destacaría sitios como Machu Pichu y Rapa Nui, en la Isla de Pascua, en los que estamos trabajando, que son lugares tan emblemáticos y algunos maravillas del mundo.

¿Cómo está Colombia en la protección del cielo nocturno?

Colombia es un país eminentemente turístico y con numerosos recursos naturales y culturales, sin lugar a dudas. Sin embargo, el cielo era un recurso, como en muchos otros países, olvidado, con lo cual se inició hace algunos años un proyecto con Fontur con el que se certificó el desierto de la Tatacoa, un lugar con tan grandes singularidades por su vegetación, geología, y en el que se podía implementar el cielo como un recurso añadido.
Pero no solo la Tatacoa tiene un cielo extraordinario, sabemos que otros lugares de Colombia, como los nevados o Villa de Leyva, tienen numerosos recursos arqueológicos, paleontológicos, geológicos, naturales, que son los que más ligan con el cielo para hacer actividad de astroturismo. Desde luego, desde la Fundación Starlight creemos que este país tiene un gran potencial y existe una alta calidad turística que es muy importante, en infraestructura, alojamientos, servicios, comunicación, que lo hace óptimo para desarrollar estas actividades.

Una nueva certificación en curso para Villa de Leyva

Durante los últimos 25 años al cielo de Villa de Leyva, en Boyacá, han apuntado los telescopios de los astrónomos profesionales y aficionados que asisten al festival que cada año organiza la Asociación de Astronomía de Colombia (Asasac), atraídos por la calidad del cielo de esta población para la observación de las estrellas, cualidad que incluso fue reconocida por los muiscas hace cientos de años, al establecer en los alrededores su propio observatorio astronómico, de cual aun hoy hay evidencia arqueológica en el lugar conocido como El Infiernito.
Ahora esta población está en proceso de que la calidad de su cielo también sea reconocido internacionalmente dentro de su certificación con un destino Starlight. Para ello, según explica Antonia Varela, en los próximos meses la población atravesará un proceso, que incluye un estudio de los parámetros de calidad del cielo y un informe exhaustivo de todas las bondades y características naturales, paisajísticas y de infraestructura de servicios que posee, como prueba de su potencial para el desarrollo del astroturismo y su compromiso para continuar protegiendo el patrimonio que representa su cielo nocturno.
Con esto en el horizonte, el primer fin de semana de junio la población boyacense oficializará su adhesión a la Declaración de La Palma y servirá de anfitriona del Primer Curso de Monitores Astronómicos, dirigido a quienes estén interesados en realizar profesionalmente actividades ligadas al astroturismo en nuestro país.
Para mayor información sobre el festival, puede consultar www.festivaldeastronomia.com
ALEJANDRA LÓPEZ PLAZAS
REDACTORA DE CIENCIA
EL TIEMPO
@TiempodeCiencia

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