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Opinión
¿Qué le puede pasar al cuerpo de un ser humano en el espacio?| Historias del cosmos
El espacio exterior, aunque impresionante, es extremadamente peligroso para los humanos.
Cuando la escotilla de la cápsula Crew Dragon se abrió, el astronauta Jared Isaacman contempló la vasta inmensidad del espacio. A más de 400 kilómetros bajo sus pies, el control de la misión Polaris Dawn y millones de espectadores presenciaron la semana pasada el primer paseo espacial de un astronauta no profesional. Aunque las actividades extravehiculares (EVA) no son nuevas, esta misión representó un hito para el comercial al espacio.
Los paseos espaciales comenzaron en 1965, cuando el cosmonauta soviético Alexei Leonov fue el primero en flotar en el espacio. Poco después, la Nasa introdujo esta capacidad con el programa Gemini, y desde entonces, las EVA han sido esenciales para explorar la Luna, reparar el telescopio espacial Hubble y construir la Estación Espacial Internacional. No obstante casi seis décadas de experiencia, los riesgos de salir al espacio siguen siendo considerables. Uno de los factores claves es el traje espacial, que actúa como el principal sistema de protección y supervivencia en este ambiente hostil.
El espacio exterior, aunque impresionante, es extremadamente peligroso para el ser humano. A diferencia de lo que se muestra en las películas de ciencia ficción, donde los personajes explotan al ser expuestos al vacío, la realidad es mucho más compleja. Desde los primeros días de la exploración espacial, en los años 60, los científicos han investigado qué le sucede al cuerpo humano cuando se encuentra en estas condiciones. Los primeros experimentos, que incluyeron animales y voluntarios humanos, se llevaron a cabo en cámaras de altitud para simular el vacío, y ayudaron a entender los riesgos reales de una EVA.
En 1965, durante una prueba de un traje espacial, un técnico fue accidentalmente expuesto al vacío. Colapsó en 14 segundos, pero se recuperó completamente una vez que la cámara fue represurizada. Esto demostró que la exposición breve al vacío no es fatal si se interviene rápidamente. Sin embargo, este incidente, junto con otros similares en misiones espaciales, confirmó que el cuerpo humano es sorprendentemente resistente en el espacio, aunque solo por cortos periodos.
La evaporación del agua en la piel y tejidos blandos provoca una hinchazón notable, aunque no lo suficiente para romper la piel, como se muestra en la ficción. Foto:iStock
¿Qué le sucede al cuerpo humano cuando se expone al vacío? En primer lugar, los gases en los pulmones y el tracto digestivo se expanden debido a la falta de presión. Si no se exhala de inmediato, los pulmones pueden romperse y las burbujas de aire entrarían en el sistema circulatorio, lo cual sería mortal. La evaporación del agua en la piel y tejidos blandos provoca una hinchazón notable, aunque no lo suficiente para romper la piel, como se muestra en la ficción. Además, el nitrógeno disuelto en la sangre forma burbujas, causando una dolorosa condición conocida como “mal de descompresión”.
A diferencia de lo que se podría imaginar, el frío extremo del espacio no es una amenaza inmediata, ya que en el vacío el calor no se transfiere fácilmente. No obstante, la radiación solar sin la protección de la atmósfera terrestre provoca quemaduras severas en pocos segundos. Pero el mayor peligro es la falta de oxígeno. En unos 10 segundos, la persona pierde la visión y comienza a perder la conciencia debido a la hipoxia, la falta de oxígeno en el cerebro. Si no se recibe oxígeno presurizado en menos de un minuto y medio, el corazón se detendrá y la sangre comenzará a hervir debido a la caída de la presión interna.
A pesar de estos riesgos, la misión Polaris Dawn demostró que, con la protección adecuada, los seres humanos pueden realizar EVA de manera segura y continuar explorando el espacio. La exposición sin protección sigue siendo mortal, pero los conocimientos acumulados a lo largo de décadas son esenciales para salvaguardar la vida en futuras misiones, que se aventurarán aún más lejos.
SANTIAGO VARGAS
Ph. D. en Astrofísica
Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional