Los padres contemporáneos forman parte activa de la educación de sus hijos, rol que va más allá de ser proveedor. Esto les plantea desafíos adicionales a los tradicionales, como construir con los hijos relaciones basadas en una comunicación más abierta y estrecha, expresar de diferentes formas su ternura, equilibrar el trabajo y la familia, vencer el estrés y manejar el tiempo.
Hoy tenemos información acerca de la presencia del padre en la vida afectiva de los niños y su impacto en un mejor crecimiento y mayor bienestar psicológico. Lograrlo implica el reto de desplegar recursos que son una mezcla de afecto, inteligencia, fortaleza y persistencia.
Esta nueva paternidad se expresa de diferentes maneras, que no son excluyentes pero sí configuran unas tendencias.
1. Conexión emocional
Los padres que le apuestan a esta perspectiva están involucrados en innumerables aspectos de la vida cotidiana de los hijos. Juegan con ellos en el parque, los llevan a las citas médicas, participan en eventos escolares y muchos, especialmente jóvenes, trabajan mientras atienden la alimentación de sus bebés.
Se esfuerzan por responder de manera inteligente a sus necesidades dependiendo de la edad y la personalidad de sus hijos. Utilizan un lenguaje amoroso y cálido que expresa acogimiento y afecto a través de las palabras, las caricias y otras demostraciones. Creen con convicción que las relaciones cercanas generan espacios de confianza que permiten que estos hablen más de su vida personal y acudan a ellos para pedir consejo y apoyo.
Clave: Tener una buena conexión emocional con los hijos, ganarse su confianza y compartir con ellos buena parte de su vida es un objetivo plausible. Sin embargo, brindar lazos afectivos y amistosos a los hijos no debe significar olvidar su papel como guías para mostrarles rutas que les permitan reflexionar y aprender.
2. Figuras de autoridad
Una tarea inaplazable de los padres de hoy es establecer límites basados en el respeto y la confianza. Ayudarles a sus hijos a discernir entre lo que está bien o mal y darles referentes claros de cómo actuar en la vida es un propósito en un mundo cambiante y tecnológico. Contribuir positivamente a desarrollar a plenitud de sus capacidades lleva inherente la necesidad de corregir y mostrar el valor de entender y aceptar las normas y las reglas. Es una manera de acompañarlos, guiarlos y regularlos, lo que a su vez exige impartir disciplina con cariño, firmeza y exigencia.
Clave: Asumir el papel de padre no implica ser represivos y buscar la confrontación. Si esta se ejerce de manera equilibrada, los hijos asimilarán claramente las normas de comportamiento, tendrán más autocontrol y tolerancia y sobrellevarán mejor la frustración.
3. La labor de ser 'coach'
Los padres contemporáneos quieren que sus hijos sean tranquilos, exitosos, hábiles socialmente y competitivos. Por esta razón se esfuerzan por ayudarlos a formar una imagen positiva de sí mismos, a desarrollar la capacidad de lucha, perseverancia y confianza en sus propias capacidades, habilidades fundamentales para avanzar, tener éxito y ser más felices.
Les muestran estrategias para resolver los problemas que se les presentan, les ayudan a entender positivamente los éxitos y los fracasos, manifiestan orgullo por sus logros y promueven y estimulan a sus hijos.
Clave: Es bueno creer que los hijos tienen todos los recursos para lograr lo que se proponen. Sin embargo, es clave tener expectativas realistas, que no excedan la capacidad de los niños y jóvenes ni los abrumen con estándares muy altos que llevan a la frustración a unos y otros.
4. Alianza con la tecnología
Convertir la tecnología en una aliada de la crianza, disminuir la brecha tecnológica y generar encuentros alrededor de esta dimensión constituye un propósito para los papás de este tiempo. El a un universo de posibilidades que ofrecen internet y las redes sociales los pone frente a desafíos que incluyen modular con equilibrio su uso y capitalizar el aporte positivo a la dinámica familiar.
Clave: Buscar formas balanceadas e innovadoras de orientar y supervisar a los hijos en el uso. Ejercer una supervisión respetuosa y generar más espacios atractivos y libres de estrés en familia para evitar que la tecnología (celulares y tabletas) los distancie.
5. Asegurarles el futuro
Muchos padres modernos actúan bajo la premisa de “mi felicidad es ver felices a mis hijos”. Se esfuerzan por asegurarles buenas condiciones materiales y con frecuencia orientan sus prelaciones para sacarlos adelante.
Hacen todo lo que esté en sus manos para que los hijos tengan más de lo que requieren o no repitan experiencias de privación que ellos vivieron; incluso, están dispuestos a sacrificarlo todo para verlos felices. Temen por la seguridad futura de sus hijos y se preguntan qué hacer para suplir este déficit, orientan su tiempo, dinero y atención a asegurarles el futuro.
Clave: Amarlos no requiere hacerlo a costa de nosotros mismos. Se trata de identificar lo que necesitan, así nos cueste trabajo, proveerlo oportuna y eficazmente no resulta tan beneficioso en sus vidas. Muchas veces se vuelve una carga que les implica retribuir lo que sus padres hacen por ellos y la sensación de estar en deuda permanente. Se corre un alto riesgo de que los hijos se vuelven pequeños tiranos que solo exigen a sus padres, sin tener que dar nada a cambio.
MARÍA ELENA LÓPEZ
*Psicóloga de familia.