Tal vez a usted o a un conocido suyo le haya pasado: su perrita tiene un juguete, un peluche o una muñeca que protege a capa y espada. Lo acicala e incluso intenta amamantarlo. Es más, es probable que sus pezones se inflamen y hasta empiece a producir leche. Ese fenómeno no es otra cosa que un embarazo psicológico.
Esta condición es un problema que surge cuando hay un desbalance hormonal, el cual puede aparecer en algunas perras, y generalmente empieza a darse al pasar dos o tres meses después del celo, justo cuando naturalmente una perrita suele dar a luz tras estar embarazada.
Y no es algo propio de perros. De hecho, es común documentar estos casos en otros caninos, como en los lobos y zorros, lo que hace de esta una situación más natural y habitual de lo que se cree.
Este proceso no es un problema de comportamiento y no psicológico de los animales, como muchos tenedores de mascotas creen, al punto de intentar corregirlo con adiestramiento.
Por el contrario, se produce cuando descienden los niveles de progesterona en la sangre, hormona producida en los ovarios encargada de mantener al útero durante el embarazo. Esto suele ocurrir cuando una hembra da a luz, pero en ocasiones sucede por un desajuste, sin que haya habido embarazo.
En cambio, aumentan los niveles de prolactina (hormona encargada de producir leche), lo que pone al cuerpo del animal en un estado similar al de haber parido. Lo anterior trae consigo cambios de comportamiento, que hacen que la perrita termine creyendo ser madre, razón por lo cual cuida de algún juguete como si fuera su cachorro.
Síntomas
Los síntomas más comunes son:
- Pezones inflamados.
- Abdomen inflamado.
- Nerviosismo.
- Creación de un “nido”.
- Adopción de un objeto como su cachorro.
- Agresividad entorno a su “nido” y su “cachorro”.
- Producción de leche.
¿Cómo tratarlo?
Lo más importante, de acuerdo con los veterinarios, es reducir al máximo los estímulos que refuerzan esta reacción física. Esto incluye evitar que sus pezones rocen con cualquier cosa (camisetas, o su lengua, por ejemplo), para que no siga produciendo leche.
También es importante la actividad física y el hacer actividades que mantengan a la perrita ocupada y entretenida, ya que al estar menos concentrada en su “cachorro” o su “lactancia”, su cuerpo se irá estabilizando hormonalmente.
Algunos expertos también recomiendan separar a la perrita de su hijo adoptivo y esconderlo.
REDACCIÓN VIDA DE HOY