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Calentamiento global: así puede influir El Niño
El fenómeno puede aumentar o reducir el ritmo de calentamiento global, dice los expertos.
Regiones donde los volúmenes de precipitaciones suelen ser bajos, serían las más afectadas y los niveles de los ríos podrían reducirse considerablemente. Foto: Alberto Urrego / Archivo EL TIEMPO
El clima va ganando terreno en los medios de comunicación y en nuestras conversaciones cotidianas. Gran culpa de esta conciencia colectiva la tienen el cambio climático y fenómenos como El Niño, cuyo comienzo anunció en julio la Organización Meteorológica Mundial.
Antes de avanzar en materia, dejemos clara la diferencia entre tiempo y clima: el tiempo meteorológico se refiere sobre todo a cambios en el estado de la atmósfera en cuestión de horas o días, asociado a procesos que tienen lugar a escala regional y local. El clima, además de representar la estadística del primero, se suele referir a cambios en cualquiera de los elementos del sistema (atmósfera, hidrosfera, criosfera), a la interacción entre ellos y a procesos más lentos que pueden suceder a escala global.
¿Qué es El Niño?
El Niño es una de las fases de un fenómeno acoplado océano-atmósfera que tiene lugar en el Pacífico Tropical. Este fenómeno, conocido por sus siglas en inglés como Enso (El Niño-Southern Oscillation), involucra cambios en la fuerza de los vientos alisios, la temperatura superficial y subsuperficial del mar y la convección tropical profunda.
Este patrón climático presenta dos fases: El Niño (de calentamiento) y La Niña (de enfriamiento). Como aspecto climático, cabe destacar que los episodios El Niño y La Niña suelen tener una duración cercana al año. El evento que está teniendo lugar ahora mismo sería El Niño 2023-2024.
El calentamiento global reciente, referido como la tendencia de aumento en la temperatura superficial global (océano y tierra) de las últimas décadas, es una de las señales más evidentes del cambio climático de origen antropogénico. Se podría entender que El Niño y el calentamiento global son fenómenos climáticos independientes. De hecho, las proyecciones de clima futuras del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) indican que no se esperan cambios robustos en la intensidad de las anomalías oceánicas asociadas a El Niño para las próximas décadas, pese a la continuidad del calentamiento global.
Sin embargo, la variabilidad climática de El Niño, debido a las grandes dimensiones del Pacífico Tropical, puede modular la temperatura global (promedio espacial) y por tanto aumentar o reducir el ritmo del calentamiento global. Ejemplos de efecto contrarrestante son la serie de episodios de La Niña que contribuyeron a la “ralentización” del calentamiento global en la década del 2000. Y recientemente, los tres episodios consecutivos La Niña (2020-2021, 2021-2022, 2022-2023) que han contribuido a que 2021 y 2022 no hayan sido excepcionalmente cálidos.
También hay ejemplos de efecto intensificador. Los episodios super-El Niño 1997-1998 y El Niño 2009-2010 contribuyeron a que 1998 y 2010, respectivamente, fuesen los años más cálidos observados hasta esa fecha. En la última década, el super-El Niño 2015-2016 contribuyó a que 2016 haya sido el año más caluroso desde que hay registros.
El 2023 o el 2024 podrían convertirse en el nuevo año más cálido jamás observado gracias a El Niño 2023-2024, pero no se entendería sin un contexto de calentamiento global asociado al cambio climático antropogénico. Los últimos datos oficiales disponibles indican que la región del Pacífico denominada Niño 3.4 –un indicador estándar de la intensidad de El Niño– mostró unas anomalías de 0,5 °C para el trimestre abril-mayo-junio.
Un joven se refresca en una de las fuentes del centro de Córdoba, España. Foto:EFE/Salas
Este valor está lejos de los 0,8-0,9 °C que se registraron en la misma estación durante el desarrollo de los eventos super-El Niño 1997-1998 y 2015-2016. Esto apunta a que El Niño 2023-2024 puede no llegar a ser un episodio extremo.
Las predicciones actuales con modelos climáticos sugieren que la región Niño 3.4 podría alcanzar un valor máximo durante el invierno de alrededor de 1,5 °C, que lo harían comparable con eventos como El Niño 2009-2010.
Por otro lado, la señal El Niño llega muy debilitada al sector euromediterráneo, tanto en verano como en invierno, no es estadísticamente robusta y puede ser fácilmente enmascarada por otros fenómenos de variabilidad climática más regionales, como la Oscilación del Atlántico Norte (NAO).
En conclusión, si este año es especialmente cálido en España o Europa, muy posiblemente será por el efecto del cambio climático y no por los efectos remotos de El Niño. El fenómeno sí se dejará notar más en otras partes del planeta, especialmente la cuenca pacífica, sobre todo en Latinoamérica.
JAVIER GARCÍA-SERRANO
Investigador y profesor en Variabilidad Climática, Universitat de Barcelona.
* The Conversation es una organización sin ánimo de lucro que busca compartir ideas y conocimientos académicos con el público. Este artículo es reproducido aquí bajo licencia de Creative Commons.