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Entrevista
‘Cualquiera de nosotros puede ser el siguiente. Pero vamos a seguir luchando’: líderes ambientales de Colombia
Este lunes se presentó el informe de Global Witness que deja a Colombia como el país más mortal del mundo para ser líder ambiental. Hablamos con ellos sobre la labor que realizan.
Defender la tierra y el medioambiente en Colombia es firmar una sentencia de muerte. Al menos así lo piensan las voces que se dedican a proteger la naturaleza y la inmensa biodiversidad del país, desde zonas tan alejadas como las profundidades de la selva amazónica, las inundadas regiones del bajo Magdalena o las lluviosas y remotas playas del Pacífico. Y así lo confirma el informe de la oenegé británica Global Witness, que señala que este año nuestro país volvió a ocupar el deshonroso primer puesto como el lugar en el mundo donde más defensores de la tierra y el medioambiente han sido asesinados.
Durante 2023, de acuerdo con cifras de Global Witness, en Colombia fueron asesinados 79 defensores de la tierra. Se trata de la cifra más alta registrada por Global Witness de personas defensoras asesinadas en un país en un solo año y supera tres veces al segundo país en la lista Brasil (donde hubo 29 víctimas), y está aún más lejos del tercero que es Filipinas (donde 17 voces fueron apagadas).
Colombia se ha convertido en un país mortal, pues desde 2015 ha ocupado en cinco ocasiones el primer y deshonroso lugar como un Estado que es incapaz de salvaguardar a aquellos que protegen la naturaleza, al punto que cientos de ellos han tenido que dar su vida por el verde de las selvas, el blanco de los glaciares, el azul de los mares y el amarillo de los desiertos.
Desde que Global Witness empezó a llevar registros, en el año 2012, en nuestro país han perdido la vida un total de 461 líderes y protectores de la naturaleza. Esa cifra, nuevamente, nos pone a la cabeza como el país donde luchar por la riqueza natural se traduce en una sentencia de muerte.
EL TIEMPO habló con varios líderes, quienes, desde las regiones, nos contaron no sentirse seguros, pero no estar dispuestos a darse por vencidos.
Andrea*, joven y defensora ambiental del Cesar: ‘he aparecido en panfletos de amenazas y a mi hermano lo asesinaron’
Andrea es una joven líder ambiental que vive en el departamento del Cesar. Ese no es su verdadero nombre, pero las amenazas son constantes y teme por su seguridad. Tan solo el año pasado la organización a la que pertenece fue víctima de un atentado y varios de los tuvieron que salir de la ciudad en la que viven por temas de seguridad.
“Mi mamá se encuentra preocupada. Ella entiende a lo que pertenezco y la lucha que realizo. Sin embargo, en mi caso personal he aparecido en panfletos, he recibido amenazas y posterior a eso mi hermano fue asesinado y tuve que retirarme durante un tiempo. Estoy volviendo a retomar pero ha sido una conversación bastante densa y muy emocional con mi mamá, con mi papá, con mis amigos y mis hermanos. El peligro está y no podemos obviar la realidad de un país que no permite la lucha por el medioambiente”, asegura Andrea.
Cindy Paola Cuesta, defensora de la tierra de Chocó: ‘Mi mamá me dice que tenga mucho cuidado’
Cindy Cuesta tiene 26 años y vive en Quibdó (Chocó) desde donde ejerce un liderazgo no solo ambiental sino también social. Desde allí asegura no sentirse segura ni acompañada por el Estado, pese a que ha hecho parte del programa del Ministerio de Igualdad de Jóvenes de Paz, que tiene como uno de sus objetivos mitigar la violencia en Quibdó.
Cindy Paola Cuesta, defensora de la tierra de Chocó. Foto:Archivo particular
“La verdad es que no me siento segura, porque he experimentado muchas cosas que han hecho que los procesos se pausen por razones de orden público. Hemos iniciado un proceso con jóvenes en un lugar que era un kiosco, donde teníamos un lugar abierto y realizábamos temas ambientales. Sin embargo, cuando comenzamos, las bandas criminales de Quibdó hicieron que se parara. Dos años después, iniciamos a trabajar con mi comunidad, pero las bandas delincuenciales no nos han permitido continuar; al parecer, somos sus enemigos. Hay más de 120 muertos en Quibdó en lo que va del año, y esto nos afecta debido a la mayoría de las disputas que han cobrado la vida de varios jóvenes. El viernes fuimos víctimas de una de estas muertes. Hace dos años también ocurrió algo similar, cuando mataron a uno de los jóvenes de la comunidad. Entonces sí, creo que es difícil ser líder ambiental, especialmente en áreas rurales, pero también en la ciudad, donde es muy peligroso”, asegura Cuesta.
De acuerdo con ella, en los territorios la violencia continúa y ha tomado más fuerza. “Mi mamá está orgullosa y feliz de que yo esté en estos procesos como líder ambiental y líder social. Sin embargo, me dice que tenga mucho cuidado y que sea muy prudente. Como está el barrio, como está Quibdó, y no solo es el barrio, sino toda la ciudad, no solo los hombres corren peligro, sino todos en general. Todos están felices por lo que hago, pero temen mucho por la situación del orden público”, agrega la joven.
Carlos Andrés Barbosa Álvarez, miembro de la Coordinación de la Alianza Colombia Libre De Fracking: ‘Esta lucha me hace sentir feliz, a pesar de los riesgos’
Carlos Andrés Barbosa es una de las voces que con más ahínco se pronuncia en contra de los proyectos de Yacimientos No Convencionales y Fracking en el norte del país. Allí, donde el conflicto armado ha tenido mucho peso, Barbosa ha sido víctima de amenazas pero asegura que continuará luchando.
“No, no me siento seguro siendo líder ambiental en mi país dado que soy del Cesar, un territorio en el que la violencia nos ha marcado y hemos sido amenazados y agredidos en más de una ocasión, y porque sabemos hasta donde son capaces de llegar los grupos al margen de la ley aliados a los grandes capitales en Colombia. En cualquier momento algunos de nosotros puede ser el siguiente, pero eso no quiere decir que vamos a dejar de luchar por nuestro territorio, por la vida digna, por un ambiente en paz y por condiciones saludables para nuestras comunidades. Esta lucha me hace sentir feliz, a pesar de los riesgos, porque tengo un propósito de vida, no solo la mía, sino la de otros”, asegura Barbosa.
Carlos Andrés Barbosa Álvarez, miembro de la coordinación de la Alianza Colombia Libre De Fracking y presidente del Movimiento Cesar Sin Fracking y Sin Gas. Foto:Archivo particular
En su concepto, si bien falta mucho por cambiar, sí es cierto que con la llegada del nuevo Gobierno y el nuevo Congreso se han dado pasos importantes en la protección de los líderes ambientales, como la aprobación del Acuerdo de Escazú que fue ratificado hace tan solo unos días por la Corte Constitucional y que Barbosa ve como una herramienta que dará garantías de a la información y de protección a los líderes y lideresas ambientales del país.
“A causa de las muchas amenazas que me han hecho tanto grupos paramilitares como ciudadanos inconscientes, especialmente mi madre, de quien me reservo el nombre por su seguridad, me ha pedido de forma directa que deje de hacer lo que hago y de luchar por todo esto que creo es correcto, porque todo lo que hago 'no le devolvería a su hijo' en caso tal de que a mí me asesinen, que es a lo que estamos expuestos. Esa petición que en tantos momentos me ha hecho, es lo que me ha puesto a preguntarme si lo que hago vale realmente la pena, y siempre la respuesta es la misma: lo vale. La sociedad civil y las comunidades deben pararse y decir las cosas que están mal. Alguien debe, aunque con miedo, luchar por un ambiente que es una cuestión de salud, de vida, de a agua, aire y tierra para vivir, donde todos y todas podamos vivir con plena seguridad y en dignidad. Y esa lucha la hacen muchos defensores ambientales en el país, tal como he decidido hacerlo yo”, resalta el defensor de la naturaleza.
Juan David Amaya, director de Life Of Pachamama: ‘¿Es seguro? No, pero la causa lo vale’
Juan David Amaya tiene 18 años y dirige una organización en la cual se dedican a impulsar los liderazgos ambientales de jóvenes en el país. Él, que es una de las voces que impulsa a los más pequeños a luchar por la conservación de la biodiversidad y riqueza del país, advierte que ser líder ambiental en Colombia es caminar sobre una cuerda floja.
Juan David Amaya, director de Life Of Pachamama. Foto:Archivo particular
“La seguridad es un lujo al que no siempre tenemos , y lo que debería ser un derecho básico se convierte en una constante preocupación. En la defensa del territorio, no solo luchamos contra la degradación ambiental, sino también contra un sistema que históricamente ha favorecido los intereses privados sobre los colectivos. Los líderes ambientales vivimos bajo la amenaza constante de aquellos que ven en la defensa de la tierra un obstáculo para sus ganancias. Sin embargo, la convicción de que nuestras comunidades y la naturaleza merecen protección trasciende el miedo. La seguridad física puede no estar garantizada, pero la seguridad moral, la certeza de que estamos del lado correcto de la historia, nos da fuerzas para continuar. ¿Es seguro? No, pero la causa lo vale”, asegura Amaya.
De acuerdo con el joven ambientalista, si bien están dándose cambios por la protección de estos liderazgos, dichos cambios suelen ser graduales y aún están presentes las estructuras que perpetúan las injusticias ambientales y sociales en el país.
“A menudo, las promesas de reformas se quedan en palabras mientras las comunidades siguen sufriendo violencia y la destrucción de sus ecosistemas. Aunque el nuevo gobierno puede facilitar el diálogo, la verdadera transformación requiere un cambio en las prioridades nacionales: colocar la vida, la justicia social y ambiental por encima del lucro. Mientras no haya una reducción significativa de la impunidad y una protección efectiva para los defensores, será difícil hablar de un cambio real. La preocupación es constante. Ser un líder ambiental en Colombia no solo implica resistencia, sino también sacrificio. Mi familia y amigos viven con el temor de perderme, enfrentando el mismo miedo que han tenido que soportar muchos otros hogares en el país. A pesar de ello, sienten orgullo, porque saben que esta lucha es por todos”, agrega el joven ambientalista.