La fibra natural del yute, de la que India es el primer productor mundial, está poniéndose de moda a nivel planetario y podría generar una importante demanda como alternativa duradera a las materias plásticas, según los expertos.
Estos creen que solo el mercado de las bolsas podría sumar hasta 2.500 millones de euros (SU$ 3.000 millones) en el 2024.
Su presencia en la industria es altamente significativa justamente en este momento histórico en el que la producción de plástico es más alta que nunca y su impacto en el medioambiente cada vez es más medible.
Moda y ecología
Pero la fibra de yute ha sido también protagonista en las líneas de ropa de grandes estilistas indios como Ashish Soni y Pawan Aswani, además de aparecer en las tiendas de lujo de marcas como Christian Dior, e incluso en la boda de Meghan Markle y del príncipe Enrique, donde a los invitados les regalaron bolsos estampillados con las iniciales H&M.
El yute está, en efecto, cada vez más de moda. La gran mayoría de los cultivos de yute en el mundo están en Bengala Occidental (este de India) y en Bangladés, donde se benefician de un clima húmedo.
Todo es utilizable en la planta del yute: la capa externa produce fibra, el tallo interno sirve para la fabricación de papel, mientras que las hojas son comestibles.
El yute es además elogiado por los ecologistas, ya que sus cultivos reciclan el carbono. “Una hectárea de cultivos de yute puede absorber hasta 15 toneladas de dióxido de carbono y emitir 11 toneladas de oxígeno en el curso de una temporada, reduciendo así las emisiones de gases de efecto invernadero”, afirmó Swati Singh Sambyal, experta en economía circular, radicada en Nueva Delhi.
Tradición y experiencia
El algodón, la más abundante fibra natural del mundo por delante del yute, necesita dos veces más de tierras cultivables y mucha más agua y productos químicos para su producción.
Aunque ahora existe un auge del yute, su explotación no es nueva. Se le debe a la Compañía Británica de las Indias Orientales el descubrimiento y la explotación de la fibra de yute en India, en el siglo XVIII, y luego su introducción en Europa, donde solo empezó a tener éxito a partir de los años 1860, con sus sacos destinados al trasporte de granos alimentarios.
Ahora, India intenta hoy promover el yute como un textil del futuro, respetuoso con el medioambiente, con la esperanza de sacar partido del desafecto hacia el plástico.
Según un reciente informe de Research and Markets, el mercado mundial de bolsas de yute sumaba 1.700 millones de dólares en 2020 y podría llegar a los 3.000 millones de dólares antes de 2024, ya que los consumidores renunciarán al plástico de uso único.
Cadena de producción
El Gobierno indio exige a partir de ahora que todos los cereales destinados a alimentos y un 20 por ciento del azúcar sean embalados en bolsas de yute.
Pero para responder a la demanda mundial de productos diversificados a base de yute, la anticuada industria debe transformar a gran escala toda la cadena de producción, según los expertos indios.
Se trata de modernizar prácticas agrícolas, mejorar las competencias de la mano de obra y de lanzar nuevos productos, estima Gouranga Kar, director del Central Research Institute for Jute and Allied Fibres. “Es un importante tema de preocupación para nosotros” ite. “Nuestros científicos han desarrollado numerosas variedades que ofrecen un rendimiento de más de 40 quintales por hectárea, pero el rendimiento medio (actual) es de 24-25 quintales por hectárea”, lamenta.
Sin embargo, “el yute tiene un gran futuro (...) por lo que el Gobierno debe concentrarse en este sector”, declara a la AFP Supriya Das, presidente de Meghna Jute Mills, una de las 70 fábricas de Bengala Occidental. Ahí trabajan de forma incesante centenares de obreros, turnándose cada ocho horas, en viejas máquinas que parecen surgir de la revolución industrial.
“El yute tiene un potencial enorme en el mercado internacional”, dice el presidente de la fábrica, pero advierte: “La industria no será viable si no introducimos productos con valor añadido”.
Las marcas que más contaminan con plástico
Coca-Cola, Pepsi, Unilever y Nestlé son las empresas que más contaminación con plásticos causan en el mundo. Así lo señaló esta semana la actualización para el 2021 del estudio que publica la organización medioambiental Greenpeace al respecto cada año.
Coca-Cola, que ha encabezado la lista en los cuatro años que se ha realizado este seguimiento desde 2018, produce aproximadamente un 10 por ciento de los envases plásticos asociados a marcas que se desperdician en el planeta, o tres millones de toneladas.
Greenpeace también destaca que Unilever, una de las firmas patrocinadoras del Cumbre del Cambio Climático que esta semana comienza en Glasgow, ha superado a Nestlé para ocupar este año el tercer lugar. En el top 10 de la lista también figuran Procter & Gamble, Mondelez, Philip Morris, Danone, Mars y Colgate-Palmolive.
EFE
ONU advierte de ‘falsas soluciones’ contra el plástico
Solo durante este mes se conoció que hay 4.000 toneladas de desechos plásticos flotando en el mar Mediterráneo, mientras que las Islas Galápagos (Eduador), una región geográfica conocida por su biodiversidad única en el planeta, están inundadas de basura de este material.
Precisamente, el problema con la cadena de producción de este material es que contamina todos los ecosistemas por los que pasa.
No se trata solamente de los mares, a donde van a parar como destino final, sino de los otros ambientes que atraviesa durante su proceso de producción, uso y desecho.
La contaminación que produce el plástico está llegando a niveles que implican que una acción inmediata ya no es más una opción entre varias, sino la única posibilidad.
Así lo propone el informe más reciente que publicó la Organización de Naciones Unidas (ONU) al respecto, que se dio a conocer hace un par de semanas, el 21 de octubre.
Se llama ‘De la contaminación a la solución: una evaluación global de la basura marina y la contaminación por plásticos’, y en él los autores e investigadores advierten sobre la urgencia de reducir de manera drástica la producción innecesaria de plástico. Para lograr esto, precisan, es necesaria la “voluntad política y la acción urgente de los gobiernos para abordar esta creciente crisis”.
Se trata de una situación que no se puede enfrentar con medidas suaves, sino con cambios drásticos y estructurales. Es por eso que el informe advierte sobre las “falsas soluciones” ante este problema.
El riesgo es que estas opciones son aparentemente positivas y socialmente aceptadas, como el reciclaje. Pero los autores rechazan la posibilidad de que esta práctica sea una salida real.
Alternativas dañinas
También señalan que hay riesgos en las alternativas “dañinas” a los productos de un solo uso, como “los plásticos de base biológica o biodegradables, que actualmente representan una amenaza química similar a los plásticos convencionales”.
El informe es radical en sus conclusiones y por eso dará que hablar durante la 26.ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), que comienza hoy, precisamente, y se extiende hasta el 12 de noviembre.
El estudio señala que el plástico representa el 85 por ciento de los residuos que hay en el mar. También prevé que este tipo de contaminación en los ecosistemas marinos se “duplique para el año 2030 y se triplique hacia el 2040”, lo que significaría que en ese momento podría haber unos 50 kilogramos de plástico por cada metro de costa.
BHAYA SRIVASTAVA
AFP
JAGATDAL (INDIA)
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