La relación de la ganadería con el medioambiente en Colombia es compleja. Según datos del Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero (GEI), el sector de la ganadería y la agricultura es responsable del 26 por ciento de las emisiones del país. Pero no solo eso, la cría de ganado también es uno de los factores que impulsan la deforestación en Colombia; así lo afirman distintas investigaciones de organizaciones como Fedesarrollo, Parques Cómo Vamos y la ONG WWF.
Pero también es cierto que la ganadería es importante movilizador de la economía nacional. De acuerdo con Fedegán, este sector representa alrededor del 19 por ciento del empleo agropecuario rural y cerca del 6 por ciento del empleo total nacional. Además, su producción es el 1,4 por ciento del producto interno bruto del país y 19 por ciento del PIB agrícola.
Lo que implica que si bien la ganadería es un sector con grandes responsabilidades en cuanto a impactos ambientales, también es un gran aportante económico y social. En ese sentido, señala Aura Duarte, especialista en Agricultura y Desarrollo Rural del Fondo Colombia Sostenible, la solución es realizar ganadería sostenible.
La ganadería, destaca Duarte, tiene varios problemas: el primero es que en muchos casos se realiza en zonas no aptas, según datos de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria, hasta 2017, se usaban 38 millones de hectáreas del país en ganadería y solo ocho son aptas para eso. Lo que implica deforestar zonas de bosques, llanuras y valles para convertirlos en potreros, lo que se traduce en una pérdida de flora que es clave para absorber GEI.
Sumado a ello, en el país se usan alimentos de mala calidad para alimentar a los bovinos, por lo cual se genera mayor producción de gases; de hecho, las vacas producen metano, un GEI que es 20 veces más contaminante que el reconocido dióxido de carbono.
Por eso desde el Fondo Colombia Sostenible se viene trabajando en mejorar esas prácticas. Actualmente desarrollan con 80 pequeños ganaderos (49 hombres y 31 mujeres) un programa integral de reconversión productiva y ambiental de la ganadería, que se desarrolla en cuatro zonas del país (Dibulla, en La Guajira; San Onofre, en Sucre; El Carmen de Chucurí, en Santander; y Tame y Fortul, en Arauca), por medio de un pilotaje en 80 predios y 20 fincas por cada municipio.
Esencialmente se trabajó con los productores en un proceso de capacitación y de planeación adecuada en el uso de los suelos. En total se intervinieron 1.033 hectáreas, de las cuales 81 se destinaron para conservación, resultado de las prácticas implementadas y los acuerdos con los ganaderos.
“Para hacer la ganadería más sostenible, todo proyecto debe hacerse, sí o sí, en zonas aptas para uso ganadero. Nosotros lo que hacemos es una planificación predial, que no es más que hacer un diagnóstico de la finca de todos los recursos que tienen y con el productor empezar a hacer un manejo de todas las falencias que lo hacen menos sostenible, como sus pasturas. Esto quiere decir que vamos a mejorar los suelos, la retención del agua, a proteger las fuentes hídricas, a reforestar para cuidar cuencas hídricas”, destaca Duarte.
Los productores han visto que cada año, con más frecuencia, se ven afectados por el cambio climático y ya empiezan a hacer consciencia de la necesidad de cambiar esos modelos improductivo
Además, dentro de las actividades contempladas en el proyecto del Fondo con pequeños ganaderos, se crearon acueductos ganaderos, se entregó dotación de plantas solares para bombeo de agua y manejo de cercas eléctricas, se estableció una estrategia de pastoreo rotacional, se llegaron a acuerdos para el aislamiento de zonas de conservación y se plantaron cercas vivas y bancos mixtos de forraje, mejorando con esto último la calidad y la variedad de alimentos para los animales.
Y es que la mala ganadería, explica Duarte, ha puesto en jaque a los ganaderos y pequeños productores. La deforestación y el aumento de la temperatura (que en los últimos 20 años ha subido en Colombia al menos un grado centígrado por sobre el promedio) ha afectado las fuentes hídricas y ha generado una menor producción tanto lechera como de carne.
“Los productores han visto que cada año, con más frecuencia, se ven afectados por el cambio climático y ya empiezan a hacer consciencia de la necesidad de cambiar esos modelos improductivos”, agrega Duarte.
Al respecto, dice Alejandra Sánchez, especialista Ambiental y de Desarrollo Sostenible del Fondo, lo que se ve es que cada vez en el país hay un mayor interés por hacer ganadería sostenible, algo que es fácil de lograr dado que el 92 por ciento de los productores ganaderos del país son pequeños productores. Pero para hacerlo se requiere disposición.
Este año, por ejemplo, el Ministerio de Ambiente, el Ministerio de Agricultura y Fedegán lanzaron un Sello Ambiental Colombiano (SAC). El SAC es una etiqueta ecológica que ofrece un distintivo o sello que se obtiene de forma voluntaria. Es otorgado por una institución independiente debidamente acreditada por el Onac y expedido por la Anla.
Eso, según señala Sánchez, demuestra que cada vez más hay un interés creciente en el desarrollo de actividades ganaderas que sean responsables con el medioambiente, porque, a pesar de ser la ganadería un sector altamente complicado para el futuro del planeta, sí es posible hacerla de manera sostenible.
EDWIN CAICEDO | REDACTOR MEDIOAMBIENTE
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