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Las razones por las que científicos creen que emergencia por incendios podría empeorar
En lo que va de enero se han quemado 17.782 hectáreas de bosque y se han registrado 357 incendios.
Incendios forestales Foto: Sergio Acero. EL TIEMPO
Desde hace varios años, en el mundo se han vuelto cada vez más frecuentes los incendios de sexta generación, conocidos como ‘tormentas de fuego’. Ya se han visto en Estados Unidos, Australia, Canadá y Europa y son conflagraciones impulsadas por intensas olas de calor, fuertes ráfagas de viento y mucho combustible (como bosques secos) que consumen extensos territorios y son muy complejos de manejar. En Canadá, por ejemplo, en 2023 llevaron a la pérdida de 18,5 millones de hectáreas, una extensión más grande que la región Caribe colombiana (que alcanza poco más de 13 millones de hectáreas). Bajo el escenario actual, algunos expertos consideran que es posible que Colombia enfrente este año conflagraciones similares a esas.
Mauricio Aguilar Garavito, doctor en Restauración Ecológica y quien por años ha investigado en temas de incendios en Colombia y el mundo, asegura que si bien es cierto que en regiones como los Andes es poco probable que se experimenten incendios tan fuertes, en zonas como la Orinoquia sí es factible. Allí se suman todos los factores necesarios: mucho combustible disponible, una geografía plana que facilita la extensión de las llamas y una temporada seca que este año ha sido fuerte gracias al fenómeno de El Niño y las alteraciones climatológicas propias del cambio climático.
De hecho, en el Parque Nacional Natural El Tuparro, en la región orinoquense y donde confluyen esas características, esta semana vimos incendios de gran envergadura (aunque aún no megaincendios) que llegaron a consumir más de 8.100 hectáreas, una extensión mayor que la de municipios como Envigado (Antioquia) o Chía (Cundinamarca).
Incendio en el Parque Nacional El Tuparro. Foto:Fuerza Aeroespacial Colombiana
Allí, además, de acuerdo con la Dirección Nacional de Bomberos de Colombia, la gran limitación para enfrentarlos es que el municipio de Cumaribo, el más cercano a las llamas, no tiene convenio con el Cuerpo de Bomberos Voluntarios, es decir, los bomberos no cuentan con a de riesgos laborales (ARL), seguros ni fondos para actuar. De hecho, según reveló el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, hoy solo 57 municipios tienen Cuerpos de Bomberos activos o con convenios. En el resto, esos convenios aún no se han firmado por las alcaldías.
Aún así, los esfuerzos mancomunados permitieron que ayer se controlaran 14 incendios forestales, de acuerdo con la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
Aguilar asegura que lo que hemos visto en Colombia, que hasta el momento registra 357 incendios forestales durante 2024 y 17.782 hectáreas afectadas, según datos de la UNGRD, es producto de una falta de estrategias de gestión frente a las llamas.
“El país hoy no cuenta con mapas de combustible o cartografías que permitan dar una respuesta rápida. No existen cuerpos especializados en vigilancia que tengan torres con observación constante a través de equipos de apoyo como drones. La prevención debió iniciarse en noviembre, cuando ya veíamos que Bogotá estaba entrando en oleadas de calor muy fuerte, por ejemplo”, resalta el también profesor de la Universidad Javeriana.
Por su parte, la ingeniera forestal y experta en incendios María Meza Elizalde asegura que si bien aún toca esperar a que termine la temporada seca para comparar estos incendios con los que se han registrado durante otros años, también influenciados por El Niño, sí es cierto que al menos en cubrimiento y visibilidad las llamas de los últimos días han acaparado más las miradas del público porque han ocurrido cerca de grandes centros poblados, como el condominio Ruitoque, en Bucaramanga, o los cerros orientales en Bogotá.
Municipios en alerta por incendios forestales al 25 de enero. Esas alertas no son incendios activos, sino posibilidad de que se inicien fácilmente las llamas. Foto:Ideam
“El problema con los incendios se presenta todos los años y es muy triste que no le ponen atención, porque no llegan a las ciudades. Ahora el tema ha tenido un boom mediático porque está afectando a Bogotá y hay más población con a internet. Pero yo, que trabajo con esto todos los años, tenemos muchos problemas, pero como se dan en zona de campesinos sin a Twitter o Facebook, pues no pasa nada”, enfatiza Meza.
De acuerdo con ella, algo que sí genera preocupación es lo que suceda posteriormente con las zonas afectadas. Esto porque sin restauración se pueden presentar casos como el que sucedió en Antioquia con la deforestación, que durante años fue uno de los hotspot de pérdida de bosque y cuando ya no apareció más en los reportes muchos celebraron, pero los biólogos señalaron que era porque ya no había más bosque para tumbar. Eso puede suceder en Colombia, según expertos, si no se hace un manejo adecuado y una restauración correcta: que no se restaure el bosque y entonces ya no quede más bosque que se pueda quemar.
La ‘gasolina’ de los actuales incendios forestales
Estos incendios, que han dejado un inicio de año marcado por las llamas y el humo, han contado con mucha ‘gasolina’, según expertos. No solo estamos ante un fenómeno de El Niño de categoría fuerte y atípico, sino que tenemos la presencia de la crisis climática que ha incidido en la climatología.
De acuerdo con el Ideam, se vaticina que este enero será el más caliente desde que se llevan registros. Pero febrero podría ser peor, advirtió la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, y señaló que, de acuerdo con la predicción, veremos mínimos históricos de lluvias.
Según el científico e investigador en temas de cambio climático, Juan Benavides, los extremos climatológicos que estamos registrando (durante este enero nueve municipios rompieron récords de altas temperaturas) no serían tan graves de no ser por la existencia de la crisis del calentamiento global.
Incendios forestales activos en Colombia al 27 de enero. Foto:UNGRD
“Si no tuviésemos cambio climático, la probabilidad de que este Niño fuese menos intenso sería mucho más alta. Pero es evidente que en este proceso las temperaturas tan altas que tuvimos el año pasado y ahora los aumentos ocasionados por El Niño están correlacionados”, resalta Benavides.
Hay otro factor que se ha convertido en ‘gasolina’ para los incendios: las especies exóticas o invasoras. En los cerros orientales las plantaciones de eucalipto y pino fueron claves para que la conflagración se expandiese con rapidez, según una investigación desarrollada por la Universidad Nacional (Unal).
“Aunque el eucalipto y el pino se introdujeron con la finalidad de obtener madera, terminaron convirtiéndose en un creciente problema al desplazar las especies nativas, que no son propensas al fuego de forma natural. Una vez empezaron a ocurrir incendios, estas especies no nativas se han reproducido cada vez más, lo que ha hecho que los cerros orientales, un ecosistema que no sería propenso al fuego de forma natural, ahora genere mayor cantidad de combustible vegetal, es decir, hojas secas, ramas o madera muerta”, dice el biólogo Arnold García Samacá, del Grupo de Investigación y Docencia en Ecología del Paisaje y Modelación de Ecosistemas (Ecomold) de la Unal.
Bogotá. 23 de enero de 2024. Desde tempranas horas la mañana, Bomberos, Defensa Civil y la Brigada de Ingenieros de las fuerzas militares, realizan acciones para detener el incendio que inició desde tempranas horas de la mañana del 22 de enero de 2024. Foto:Sergio Acero Yate / El Tiempo
Lo que viene
Frente a ese escenario, expertos como Aguilar y Meza coinciden en que es necesario que el país avance en estrategias de prevención antes que de reacción. Eso se traduce en más equipos encargados de medir las zonas de riesgo, mejor restauración de bosques, más información sobre las áreas de riesgo y una mayor dignificación de los equipos que enfrentan la emergencia.
Si bien Colombia cuenta con más de 20.000 hombres y mujeres distribuidos en Cuerpos de Bomberos, muy pocos pertenecen a los 26 cuerpos oficiales y la gran mayoría hacen parte de los 792 cuerpos voluntarios, que dependen de que las alcaldías contraten con ellos para contar con recursos y derechos tan básicos como la seguridad social. A hoy, 1.045 municipios no han contratado con ningún cuerpo voluntario.
Además, Benavides enfatiza en que lo que estamos viendo es solo el inicio de la crisis, y que al ritmo actual de calentamiento y aumento de emisiones que padece el planeta es poco el tiempo que queda para prepararse. “Imagínese si estamos así hoy, ¿cómo será un fenómeno de El Niño en diez años? No solo hay consecuencias casi irreversibles en cuanto a los incendios. Sino que muchos ecosistemas del país están sufriendo y van a cambiar el día de mañana porque muchas especies van a estar amenazadas y van a disminuir sus abundancias por las sequías”, finaliza Benavides.