Sin embargo, no todo fueron buenas noticias. El equipo de científicos identificó la presencia de una grave enfermedad que viene arrasando con los corales de otras regiones del mar Caribe, denominada Enfermedad de Pérdida de Tejido en Corales Duros (Eptcd).
La expedición, apoyada por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia y la Comisión Colombiana del Océano y la Dirección General Marítima y donde participaron investigadores nacionales y raizales de la Corporación Coralina, así como un inspector y científico de la Dimar, se llenó de preocupación por las implicaciones que la presencia de esta enfermedad puede tener en el ecosistema.
La Eptcd ya ha sido identificada en otros 11 países de la región, y se caracteriza por tener la capacidad de matar en apenas semanas a poblaciones saludables de arrecifes coralinos. En La Florida (Estados Unidos) donde fue identificada por primera vez en 2014 ha afectado más de 388 kilómetros cuadrados de coral y ha destruido parches completos de estos. En el Caribe mexicano ya se encuentra en más del 30 por ciento de su cobertura coralina.
Esta enfermedad es preocupante, según biólogos por varias razones, la primera: se propaga rápidamente y ocasiona altas tasas de mortalidad entre los corales afectados, incluyendo algunos de los corales formadores de arrecifes de más lento crecimiento y más longevos, como los corales cerebro, corales estrella y corales pilar, entre otros, que proporcionan hábitat, refugio y áreas de vivero para varios organismos marinos. La Eptcd puede afectar a más de 30 especies de corales (el Caribe tiene en total 45 especies de corales formadores de arrecifes).
La segunda, y quizá la razón más grave que preocupa a los biólogos es que no se sabe mucho de ella. Por el momento, se desconoce la razón por la cual se presenta y aunque hay intentos de enfrentarla con medicamentos y tratamientos, las opiniones sobre qué tan beneficioso o perjudicial pueden resultar dichas acciones aún están divididas.
Según Alfredo Abril-Howard, biólogo marino y científico de Coralina, quien estuvo cuando fue identificada la presencia de la enfermedad en el país, si hiciéramos una comparación con la crisis generada por el covid-19 en el mundo, en este momento con la Eptcd estaríamos al inicio de la pandemia: sabemos poco de la enfermedad, apenas estamos investigando cómo enfrentarla y mientras tanto esta se propaga imparable por todas las regiones del mar Caribe.
De acuerdo con el experto, por ahora se conoce que la transmisión puede darse a través de equipos de buceo y barcos grandes a los cuales la enfermedad se adhiere para moverse de un lado a otro y luego llega a un nuevo arrecife. Por eso, durante las 25 inmersiones que hicieron los expertos de la expedición Pristine Seas siempre desinfectaron los botes y equipos de buceo, para así evitar la propagación en otros ecosistemas coralinos del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
De hecho, explica Abril-Howard, aún no se sabe de qué manera llegó la Eptcd a la zona del área coralina de los cayos de Serranilla y Bajo Nuevo. Según él, si no se toman medidas para evitar su expansión, podría llegar a infectar todos los corales del archipiélago, que resguarda el 76 por ciento de los arrecifes del país y el 5 por ciento de los que están en todo el mar Caribe.
“Esta enfermedad acabaría con todo el ecosistema de arrecife de coral. En Colombia ya está en el archipiélago y es preocupante que puede terminar con los corales de este ecosistema que presta bienes y servicios para nosotros como comunidad y para el país, acabando con la seguridad alimentaria de zonas costeras”, destaca el experto.
Y es que los arrecifes de coral no son solo zonas donde se práctica buceo, sino áreas donde se reproducen y crecen cientos de peces y especies marinas que sirven para el consumo y sustento no solo de los habitantes del archipiélago sino de quienes habitan zonas costeras. Se calcula que los arrecifes de Colombia albergan más de 2.300 especies necesarias para la estabilidad ecositémica no solo del país sino del Caribe como región.
Por ejemplo, gracias a la buena conservación de sus arrecifes y a otras medidas de protección conjunta, Colombia y Jamaica albergan la única zona del Caribe donde se pueden ver poblaciones saludables y estables de tiburones en toda la región.Si bien por ahora es poco lo que se sabe, Colombia ya está participando activamente para encontrar soluciones a la enfermedad en conjunto con otros países.
De hecho, a inicios de este año y justo antes de ser detectada, Coralina en conjunto con la Universidad Nacional de Colombia Sede Caribe, Ecomares, y el Instituto Perry Institute for Marine Science de Bahamas venían trabajando en la formulación de un proyecto para prevenir la posible llegada de la enfermedad a nuestro Archipiélago y buscar un rápido tratamiento.
Ahora que se ha confirmado su arribo la Corporación ha solicitado a pescadores, buzos y comunidad marítima en general que en caso de identificar arrecifes con desprendimiento de tejido o esqueleto desnudo de tejido en primera instancia no los toquen, y porteriormente descontaminen sus equipos al salir del mar con un 1 por ciento de solución con cloro y luego los sequen al aire libre.
Además han solicitado identificar el punto, tomar fotografías de ser posible e informar a Coralina a través del correo
[email protected], que será la encargada de revisar la posible afectación y tomar las medidas necesarias.
Por ahora explica Abril-Howard, nos esperan algunos años de investigación para poder enfrentar a la Eptcd, la desconocida enfermedad que está poniendo en jaque a los arrecifes del Caribe.
EDWIN CAICEDO | REDACTOR MEDIOAMBIENTE
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