Si no se toman medidas, más del 70 por ciento del plástico cuyo uso se disparó por la pandemia desde el año pasado por el consumo de insumos médicos, mascarillas, guantes y domicilios, terminará en vertederos, ríos y océanos.
Además del problema que supone la acumulación de estos materiales, hay que anotar que a partir de que el plástico es arrojado al mar se convierten en una auténtica amenaza para los océanos, sus especies y el propio ser humano, que enfrenta el real peligro de consumirlo cuando se degrada en microplástico.
El vicerrector académico de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, Andrés Franco Herrera, biólogo marino y doctor en oceanografía, explica que los microplásticos son todas las partículas de plástico con un tamaño menor a cinco milímetros.
De acuerdo con Franco, los microplásticos son peligrosos dado que están conformados por distintos tipos de monómeros, que pueden tener efectos tóxicos en los órganos de especies vertebradas e invertebradas: “De hecho -señala- se han detectado tanto en zooplancton como en grandes mamíferos, como las ballenas; además de la potencial contaminación química, pueden obstruir vías digestivas de los animales, muchos de los cuales los confunden con alimento, como sucede con medusas y tortugas”.
¿Cómo llegan a las personas?
Los seres humanos no se escapan de los efectos dañinos de los microplásticos.
El vicerrector de la Tadeo señala que ese efecto nocivo puede darse por la vía de dos procesos: la bioacumulación y la biomagnficación: “El primero se refiere a la acumulación de microplásticos en un organismo por la exposición o consumo constante de este material, y el segundo al proceso mediante el cual el microplástico o cualquier otro compuesto pasa por la cadena alimentaria (red trófica), al final de la cual están, por ejemplo, los animales que consumen las personas”.
Cabe señalar que las partículas de microplásticos llegan a ser tan pequeñas que no solo son transportadas por corrientes de agua, también a través del aire y la lluvia.
Un estudio publicado recientemente advirtió que el microplástico, que viaja por aire, tierra y mar contaminando permanentemente, señaló, con base en datos de estos componentes armosféricos detectados en el oeste de Estados Unidos entre el 2017 y el 2019, que cada año se depositan alrededor de 22.000 toneladas de microplásticos en todo el país.
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