Gracias a la tecnología, se puede seguir en vivo y con precisión el vuelo de un ave migratoria y saber cuánto es el máximo de tiempo que puede volar sin detenerse. Y los datos más recientes registraron un nuevo récord mundial, logrado por una aguja colipinta (cuyo nombre científico es Limosa Lapponica).
El ejemplar que logró el, vuelo más largo de un ave migratoria registrado en el mundo, es bastante joven. En el pasado verano fue marcado como cría -por lo que no tiene más de cinco meses de vida y no se pudo determinar su sexo- y se le instaló un chip GPS de seguimiento y un diminuto solar que permitió seguir su vuelo.
El seguimiento fue hecho por un equipo de investigación internacional, en el que participan organizaciones como el BirdLife Tasmania, enfocado en investigar la primera migración anual de este pájaro a lo largo del océano Pacífico.
El instituto Max Planck de Ornitología de Alemania reportó que el ave partió del suroeste de Alaska, en el delta del Yukon-Kuskokwin, el pasado 13 de octubre y solo se detuvo en la bahía de Ansoons (Tasmania), el 24 de octubre.
Su recorrido fue de 13.560 kilómetros sin detenerse y los datos de satélite indican que la joven aguja nunca hizo pausas en su largo viaje. Había pasado once días sin tocar tierra, aunque esta información aún debe ser publicada oficialmente y revisada por pares científicos.
El recorrido de este pájaro comenzó con una ruta hacia el suroeste de Alaska, hacia Japón, luego giró sobre las islas Aleutianas. Después se acercó a Kiribati y Nueva Caledonia y sobrevoló Australia antes de llegar a Tasmania (en el extremo meridional del continente).
“Aún no sabemos si fue un accidente, si el pájaro se perdió o si es un patrón normal de migración de su especie”, explicó Eric Woehler, de BridLife Tasmania, que integra la investigación.
Con estos datos, el pájaro supera el récord Guinness de la migración más larga de un ave sin detenerse, logrado dos veces antes por un solo pájaro, un macho de la misma especie (aguja colipinta), que en el 2020, voló a lo largo de 12.200 kilómetros, entre Alaska y Nueva Zelanda, y en su siguiente migración, el año pasado, alcanzó los 13.000 kilómetros, aunque su segundo vuelo no ha sido registrado aún por Guinness.
Estos vuelos anteriores fueron registrados por el mismo proyecto de investigación, en el que participan también organismos de China, Nueva Zelanda y la Red Global de Vías Migratorias.
Acerca del joven pájaro que acaba de superar esta hazaña, identificado solamente por su etiqueta de satélite 234684, los científicos aún buscan esclarecer si su ruta fue normal o si se desvió en el camino. El caso es que ya en Tasmania, el pájaro engordará para recuperar el peso perdido (cerca de la mitad) a lo largo de su larga travesía de 11 días.
REDACCIÓN EL TIEMPO
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