La semana pasada, la bellísima Meghan Markle, duquesa de Sussex, esposa del príncipe Harry, primera mujer afroamericana en la casa real inglesa y mamá del pequeño Archie, quien nació hace dos meses, acompañó a su esposo a un partido benéfico de polo.
Su aparición fue aún más llamativa de lo usual por una razón en particular… su vestimenta. Con el pelo suelto al natural y un vestido tipo talego, ancho y sin cinturón, insinuaba que aún no ha retomado su figura preembarazo.
La mayoría de medios la felicitaron por enviar a las nuevas mamás un mensaje positivo, y la compararon con la princesa Kate, a quien calificaron de “irreal” porque cuando presentó a su bebé estaba divinamente vestida y arreglada, dos días después de dar a luz. De acuerdo con la prensa, Meghan hizo lo correcto al dar una imagen positiva, mientras que Kate, aparentemente, hizo todo lo contrario.
Debo decir que estoy en total desacuerdo con esta percepción. Sin duda, las figuras famosas y/o influyentes deben ser ejemplo, promover valores y dar una imagen positiva al mundo; pero no creo que tengamos que depender de ellos, ni de nadie, para sentirnos mejor o peor sobre nosotros mismos.
No podemos estar en manos de una persona diferente a nosotros mismos para hacernos sentir mejor o peor sobre nuestras vidas, nuestros cuerpos o nuestras decisiones.
Si cada vez que vemos a una mujer hermosa en Instagram, famosa o no, nos sentimos feas, somos nosotras las que estamos mal, y no ella, por simplemente ser ella. Si alguien tiene una vida maravillosa, llena de viajes y lujos, y decide compartirla con el mundo, haciendo que nos sintamos miserables por no tener lo mismo, los que tienen que cambiar de pensamiento y de actitud somos nosotros, no ese alguien.
Eleanor Roosevelt dijo una frase que me encanta por lo precisa y real: “Nadie te puede hacer sentir inferior sin TU consentimiento”. Si nuestra felicidad, nuestro amor propio o nuestro nivel de satisfacción están a la merced de lo que los demás son, hacen o tienen, siempre vamos a estar mal.
¡No podemos entregarle ese poder a nada ni a nadie! ¡Si estamos bien con nosotros mismos y somos dueños de nuestra felicidad y realización, nos haremos impermeables a lo que los demás hagan con sus propias vidas!
ALEXANDRA PUMAREJO