La foto del papa Francisco montando en transporte público en Argentina y la historia contada por el periodista

En medio del impacto global por el fallecimiento del papa Francisco, ocurrido el lunes 21 de abril a los 88 años de edad, se viralizó una fotografía que lo muestra en una faceta íntima y cotidiana, antes de ser elegido pontífice. 

La imagen, que lo retrata viajando en un bus en Buenos Aires, se convirtió en símbolo de la austeridad con la que vivió Jorge Bergoglio hasta sus últimos días. Su funeral será este sábado en la Basílica de San Pedro, tras una semana de homenajes en el Vaticano.

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La fotografía fue tomada en 2008 por el entonces joven fotoperiodista Pablo Leguizamón, quien recordó la historia detrás de esa instantánea capturada en la línea A del transporte público, cuando el futuro Papa era aún arzobispo de Buenos Aires.

“Pasaron 17 años de esta imagen. Es del 2008. Yo tenía 29 años y trabajaba como fotoperiodista freelance mientras estudiaba. Trataba de vender lo que hacía”, relató Leguizamón en diálogo con la emisora 'Splendid 990'.

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La jornada en que se tomó la foto coincidió con una actividad pública encabezada por Bergoglio el 24 de mayo de ese año, en la Plaza del Congreso, junto a familiares de las víctimas de la tragedia del boliche Cromañón, ocurrida cuatro años antes. 

Al terminar el acto, el arzobispo se retiró caminando hacia la estación que conecta Plaza Miserere con Plaza de Mayo. 

Leguizamón, sorprendido por la decisión del religioso de tomar el transporte público, lo siguió. “En ese momento estaba el Corpus Christi (fiesta de la Iglesia para celebrar la Eucaristía). Cuando se fue al bus lo corrí. Me llamó la atención porque no se fue en auto, que un arzobispo no tuviese una custodia no era común. Se fue caminando normalmente, tomó el transporte. Yo salté el molinete y me metí“, explicó.

Una vez dentro del vagón, logró capturar la escena que hoy da la vuelta al mundo: Bergoglio sentado en un banco de madera, rodeado de pasajeros, mirando con serenidad hacia la cámara. 

“Ahí hice la imagen. Era de madera, se movía todo, se apagaba la luz en determinados lugares, era muy oscuro para las fotos. Yo no me imaginaba que iba a ser el Papa. Sí sabía que era una imagen inusual de relevancia política en el año 2008. La quise vender y no lo conseguí, entonces me la guardé porque tenía una corazonada de que iba a valer la pena en algún momento”, contó. 

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Fue recién en 2013, luego de que Bergoglio fuera elegido como sucesor de Benedicto XVI, cuando Leguizamón logró vender la imagen a una empresa de noticias. 

Desde entonces, la fotografía fue compartida como testimonio gráfico de su estilo de vida sencillo. “Circuló la foto porque hablaban de él como alguien cercano a la gente, que viajaba en transporte público. Él vivía en una pensión e iba y venía de la Catedral. Vivía de una manera austera y continuó eso siendo el Papa”, insistió.

Según contó el fotógrafo, con el tiempo supo que al entonces arzobispo no le gustaban las cámaras, pero esa ocasión fue una excepción. “Después me enteré de que a él no le gustaban las fotos. Sin embargo me dijeron que se sintió cómodo con mi presencia en ese momento, que no se sintió invadido. Yo no lo molestaba, por eso se ve una imagen distendida”, sostuvo también.

La foto se transformó en un testimonio valioso para retratar al papa Francisco más allá de su rol eclesiástico. Leguizamón, al mirar en retrospectiva, resaltó el valor simbólico de esa captura. “Siguió con esa línea de hacer cosas que nadie se esperada, que van de la mano con esa foto. Me dijeron que vio esa imagen y que le agradó. Me pareció una foto periodística importante porque mostró una faceta humana de él”, finalizó.

Francisco fue el primer papa argentino y latinoamericano. Durante los 12 años que lideró la Iglesia católica, mantuvo una imagen de cercanía, sencillez y compromiso social. 

La Nación (Argentina) / GDA.