La oración del papa Francisco al Cristo negro de Bojayá: 'El amor es más fuerte que la muerte y la violencia'

La visita del sumo pontífice a Colombia en el año 2017 no solo dejó una huella a los feligreses, sino que, tras un encuentro en la ciudad de Villavicencio, Meta, con las víctimas del conflicto armado, él elaboró una plegaria para recordar uno de los momentos más dolorosos de la historia del país.

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El papa Francisco recordó esa época triste de Colombia, como lo fue la masacre que se perpetró el jueves 2 de mayo del año 2002 en el municipio de Bojayá.

Al conocer la historia, el papa quedó profundamente impactado con este suceso y más cuando vio la imagen del Cristo mutilado debido a las explosiones que hubo en el lugar.

“Nos reunimos a los pies del Crucificado de Bojayá, que el 2 de mayo de 2002 presenció y sufrió la masacre de decenas de personas refugiadas en su iglesia. Esta imagen tiene un fuerte valor simbólico y espiritual. Al mirarla, contemplamos no solo lo que ocurrió aquel día, sino también tanto dolor, tanta muerte, tantas vidas rotas, tanta sangre derramada en la Colombia de los últimos decenios”, afirmó el santo padre en ese conmovedor encuentro.

Además, explicó que a pesar de ese difícil momento que estaba viviendo la población, esta figura religiosa conservó su rostro, el cual era un símbolo de cómo Dios seguía acompañándolos.

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“Ver a Cristo así, mutilado y herido, nos interpela. Ya no tiene brazos y su cuerpo ya no está, pero conserva su rostro y con él nos mira y nos ama. Cristo roto y amputado, para nosotros es más Cristo aún, porque nos muestra una vez más que Él vino para sufrir por su pueblo y con su pueblo; y para enseñarnos también que el odio no tiene la última palabra, que el amor es más fuerte que la muerte y la violencia”, expresó.

A raíz de este encuentro, el papa Francisco elaboró una oración que siempre está presente en la vida de los colombianos y en las víctimas de esta masacre.

(De interés: Papa Francisco se despertó bien a las 6 de la mañana, pero una hora después habría sufrido un derrame cerebral).

Oh Cristo negro de Bojayá,

que nos recuerdas tu pasión y muerte;

junto con tus brazos y pies

te han arrancado a tus hijos

que buscaron refugio en ti.

Oh Cristo negro de Bojayá,

qué nos miras con ternura

y en tu rostro hay serenidad;

palpita también tu corazón

para acogernos en tu amor.

Oh Cristo negro de Bojayá,

haz que nos comprometamos

a restaurar tu cuerpo.

Que seamos tus pies para salir al encuentro

del hermano necesitado;

tus brazos para abrazar

al que ha perdido su dignidad;

tus manos para bendecir y consolar

al que llora en soledad.

Haz que seamos testigos

de tu amor y de tu infinita misericordia.

WENDYS PITRE ARIZA

REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL

EL TIEMPO