Maria Paola Mejía, experta en buenos modales, comparte consejos al momento de sentarse a comer

Si hay algo que María Paola Mejía tiene claro es que no hay una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión. 

Y es una máxima que esta experta en etiqueta y protocolo les enseñó desde temprana edad a sus hijos, Gian sco, de 13 años; Michelangelo, de 11, y Monserrat, de 9.

“Cómo te comportes en la mesa, así siempre te recordarán, y mucho", advierte de forma tajante  esta periodista y creadora de contenido reconocida por su blog La mesa de María P. Precisamente, en su interés por inculcarles a los niños y adolescentes (y también a adultos) buenos modales y compartirmientos asertivos al sentarse a comer en casa, en un evento privado o en un  restaurante, escribió su primer libro, ¡Vamos a la mesa! Aprende y comparte con buenos modales.

El texto animado, con acuarelas de Wen Montealegre, inspiradas en sus hijos, refuerza en los padres de familia y cuidadores su responsabilidad de enseñarles normas básicas desde la temprana infancia.

“Pueda que no les  vean la utilidad en un primer momento, pero con el tiempo se darán cuenta de que los ayudarán hasta en una cita romántica, porque no faltará el hombre o la mujer  que se desencante al ver la forma en que come o se sienta a la mesa su posible pareja. 

Y lo mismo sucede en reuniones sociales o de trabajo, ¿Cuántas oportunidades no se  pierden por un comportamiento fuera de lugar?”, señala la huilense. No se trata de presumir un falso refinamiento o de poder de implacable o inflexible, resalta María Paola, sino de recordar “reglas sencillas a la hora de comer y cuándo se puede ser más permisivo. 

Todo depende del contexto y del nivel de confianza entre los anfitriones y  los invitados". Por eso ella comparte estas normas escenciales "siempre nos harán quedar bien en cualquier situación cotidiana alrededor de la mesa", recalca.  

La clave está en saber que esto se ponen de acuerdo con el orden en el que se servirá la comida. Comience por utilizar los más alejados del plato; es decir, de afuera hacia adentro. En últimas, si se siente inseguro, observe a alguien que tenga de referente por sus buenas maneras o siga al mismo anfitrión. 

Los cubiertos que están arriba del plato son para los postres. La cuchara es para la salsa o el helado y el tenedor para los alimentos sólidos. La ubicación de los cubiertos en la mesa es igual para las personas zurdas. pero esta regla se puede flexibilizar para prime  la comodidad del comensal y por eso al momento de estar sentados listos para disfrutar, los vasos y copas que usualmente van a a la derecha la persona los puede cambiar a la izquierda, donde, por lo general, están el plato del pan o el de la ensalada, aconseja la experta. "Y está permitido porque es difícil atravesar el brazo por encima del plato y más si la persona lleva mangas con boleros o cierto volumen".

Cuando comience a usar los cubiertos, estos no volverán a estar fuera del plato. Al terminar, déjelos paralelos dentro de este, como si estuvieran señalando las cuatro o seis de la tarde. El tenedor con las puntas hacia arriba y el cuchillo con el filo hacia dentro.

Las servilletas de tela siempre se ponen sobre las piernas. Las que son más pequeñas y de papel, déjelas a mano izquierda y con un ligero doblez oculte el lado con el que se limpió la boca.

Si usted es el invitado, espere a que el anfitrión le señale dónde puede sentarse. En ocasiones más formales, los puestos están marcados, conserve dicha ubicación; pedir un cambio depende del contexto de la reunión y de la confianza que tenga con quien lo invita.

Si debe levantarse de la mesa por alguna razón, pero aún no ha terminado de comer, comuníquele a su compañero para que no retiren su plato. En un evento más formal, dejar la servilleta semidoblada en la silla, justo donde se sienta, es señal de que aún no ha acabado y el puesto está ocupado.

“No hay cosa que dé más pesar que desperdiciar alimentos, por eso es bueno enseñarles a los niños que, por ejemplo, si van a comer en casa o disfrutar en un restaurante el servicio tipo bufé, se sirvan la porción que van a comer”, recomienda la autora.

Se vale repetir, por ejemplo, si el anfitrión pregunta si alguien quiere un poco más de comida o si está en un evento con servicio a la mesa y el mesero le ofrece otra ración. También lo puede hacer en un servicio tipo bufé.

Si lo invitan a comer en casa de algún amigo o familiar, como decían las abuelas, procure no llegar con las manos vacías. Acostumbre a sus hijos a llevar algún detalle, no es necesario que sea costoso, sino algo de acuerdo con su presupuesto. Una flor, por ejemplo, marca la diferencia y siempre lo hará quedar bien. Si no hay dinero, recuerde que decir ‘muchas gracias’ siempre será suficiente.

Dejar el celular guardado siempre será un buen gesto al sentarse a la mesa a disfrutar de una buena comida y una conversación agradable con los otros comensales. “Recuerden que la mejor red social siempre será compartir con la familia, los amigos, con la gente que queremos”, añade la experta.

“Hay una cantidad de excepciones por creencias religiosas, costumbres y gustos personales”, precisa María Paola. Y, además, porque hay muchas entradas y aperitivos que está bien comerlos sin cubiertos porque se desbaratan fácilmente al manipularlos o porque se pueden consumir de un solo bocado. “Un ejemplo, los tacos mexicanos”.

“Hacer ruidos con la boca no es agradable, de pronto lo será en alguna cultura, pero no es cómodo sentarse junto a alguien que está sorbiendo la sopa o masticando con la boca abierta”.

Sí  está en un evento íntimo o de carácter familiar, ayúdele al anfitrión (y más si está solo) a levantar los platos de la mesa o lavarlos. “Además, no hay nada más rico que pasar la conversación de la mesa a la cocina y colaborarle a la persona que nos invitó”, dice la experta.