La aparición del tecnicolor en la gran pantalla marcó el nacimiento de la pedicura; hasta entonces, el cine a blanco y negro no puso mayor atención a los pies de las actrices, pero con la aparición del cine a color, los directores y vestuaristas de Hollywood vieron la importancia de combinar las uñas de los pies con el tono del outfit de la diva de turno.
A partir de ese instante creció el frenesí por imponer las tendencias en cuanto a las formas, los colores y las decoraciones de las uñas de los pies según la temporada. Sin embargo, ¿es realmente aconsejable cumplir la cita en el salón de belleza para poner las uñas de los pies a tono con las tendencias de la moda?
“Cuando una persona acude a un salón de belleza a ‘hacerse las uñas de los pies’ puede arriesgarse a contraer infecciones, si el instrumental con el que lo están tratando no se encuentra estéril. O también, si padece una enfermedad en los pies (y no lo sabe), un mal procedimiento realizado por una persona no capacitada en podología puede empeorar la patología”, explica la podóloga Esther Julia Londoño.
De ahí la importancia de poner los pies en las manos de un profesional de la salud de los pies, como el podólogo. Al tener una formación base en medicina no solo ‘sabe cortar bien las uñas’, además, tiene las facultades, el instrumental y el personal calificado para para tratar patologías como pie diabético, pie de atleta, malformaciones, hongos, etc.
Pedicura médica
A diferencia de la ‘pedi’ (a secas), la ‘medi-pedi’ sigue unos lineamientos basados en la salud del pie, sin pisotear la parte estética; sin embargo, esta última depende de la anatomía personal. “En el pedicure clínico, podológico o quiropedia, la limpieza es más profunda, se garantiza que el instrumental es adecuado para el trabajo, que es estéril (ha pasado por autoclave) y que el corte se realiza según la anatomía de la uña porque tenemos la creencia de que esta solo se corta cuadrada y no es así”, explica la podóloga Julia Londoño.
Y es que un corte inadecuado de las uñas de los pies además de incómodo puede desembocar en una de las patologías más comunes e incapacitantes, como es la onicocriptosis o uña encarnada pues, según Londoño: “si quitamos un pedazo de la parte distal (de la punta) ya tenemos una lámina que pierde todo su eje de crecimiento y el pulpejo (es decir el tejido blando) se cierra y pierde su canal; pero la uña que está en constante crecimiento rompe este tejido blando generando el proceso infección que, en consecuencia, produce dolor e inflamación (y en los casos más avanzados, supuración y deformidad) que impiden la deambulación y el uso de calzado”.
Otros infaltables en los pedicures de muchos salones de belleza son la eliminación de la cutícula (la piel clara que bordea la base de la uña) y la aplicación de bases y esmaltes; sin embargo son prácticas que, desde la experiencia podológica, se deben evitar pues la cutícula ejerce la importante función de actuar como barrera protectora de la uña ante la presencia de bacterias y humedad que pueden generar infecciones.
Por su parte, los esmaltes deshidratan la uña, generando estrías por las cuales se puede acumular humedad y por ende, abren la ventana a la aparición de hongos. Y el panorama empeora si se usan esmaltes permanentes que, además de debilitar la lámina por los fuertes químicos que los componen, “al estar por mucho tiempo en la uña generando un ambiente oscuro y húmedo, le crean al hongo un espacio adecuado para proliferar”, explica Londoño.
Ideal para deportistas y pacientes diabéticos
Si bien el ‘medi-pedi’ o pedicure medicado es ideal para todas las personas, existen algunos casos en los que el cuidado especializado de los pies es casi obligatorio. Uno de ellos son los deportistas, especialmente los corredores para quienes el corte de uñas debe ser impecable “y así, cuando haya golpes de impacto o de choque muy fuertes (por ejemplo, al tropezar o al golpear constantemente la uña con la capellada del calzado deportivo) no se generen laceraciones en las láminas”, enfatiza la podóloga Julia Londoño.
Otras recomendaciones de la especialista para los runners son el uso de medias sin costuras y de algodón y buscar unos tenis acordes a la anatomía y la pisada de la persona, y, preferiblemente, de un número más al del calzado casual pues, con el movimiento y el impacto al correr, el pie crece y se hincha y no es recomendable presionarlo con un calzado que apriete ya que este es el principal factor de aparición de las habituales ‘uñas negras’ de los atletas que, al final terminan cayéndose.
Y finalmente, los pacientes diabéticos deben ser otros habitués en el consultorio de podología, debido a su alto riesgo de sufrir pie diabético, una complicación que involucra desde la aparición de úlceras en los pies hasta la cicatrización y el flujo sanguíneo deficientes en esta zona del cuerpo.
“A ellos hay que hacerles mucho seguimiento en caso de presentar heridas, por ejemplo, al cortarles las uñas de manera incorrecta; si estas se infectan, por la mala circulación de sangre oxigenada que viene de las arterias a nutrir los tejidos, pueden generar necrosis, que es muerte de tejido. Y si esta situación se presenta, llegamos a la amputación”, explica la podóloga Londoño.
Y añade: “Al paciente diabético, su podólogo debe explicarle cómo funciona su enfermedad en su cuerpo, suministrándole, además, indicaciones de cuidado diario como, por ejemplo, mirarse los pies por debajo con un espejo, usar zapatos sin costuras internas (especiales para pie diabético); las medias deben ser en algodón sin muchas costuras, los pies siempre deben estar limpios y muy secos entre los dedos, evitar el uso de talcos pues estos generan resequedad entre los dedos y maceraciones que levantan la piel y por ello aparecen las heridas que no cicatrizan con facilidad y que producen procesos bacterianos”.
Principales enfermedades de los pies
De acuerdo con la especialista Julia Londoño, las patologías que aborda un podólogo pueden clasificarse en tres grupos, de acuerdo a la zona en que se presentan:
Pies y piel: Aquí son habituales enfermedades como hiperhidrosis (exceso de sudor sin estar asociado al calor o al ejercicio), pie de atleta (infección fúngica por sudoración excesiva), sudoración más mal olor por procesos bacterianos, verrugas plantares, hiperqueratosis (exceso de piel en los puntos de presión, coloquialmente llamados ‘callos’), queratosis (callos pequeños), elomas dorsales (callos que se forman encima de los dedos, especialmente en las mujeres que usan tacones) y procesos bacterianos entre los dedos, que producen escozor y mal olor.
Interdigitales: Las patologías más comunes son los juanetes (desviación del primer metatarsiano hacia la falange proximal) y los clavos queratósicos que crecen hacia el interior de la planta del pie, generando dolor.
Uñas: Hongos, onicólisis (desprendimiento de la uña del lecho ungueal), onicocriptosis (uñas encarnadas) y traumatismos ungueales muy habituales en los deportistas que pierden sus uñas al sufrir golpes de choque con sus tenis.
PILAR BOLÍVAR
Para EL TIEMPO