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Un viaje por Cantabria, en busca de la puerta del perdón
El año Jubilar Lebaniego y el turismo sin restricciones le traerán un millón de visitantes.
Palacio de Sobrellano. Foto: Fundación Camino Lebaniego
Visitar la comunidad autónoma española de Cantabria es sumergirse en un viaje en el tiempo donde por la mañana, con solo levantar la vista, puede contemplar a pocos metros las pinturas rupestres con 15.000 años de antigüedad de la cueva de Altamira y, más tarde, posar sus ojos sobre el fragmento de mayor tamaño de la cruz de Jesucristo conocido como el Lignum crucis; seguir después a la quesería de Pendes, la villa medieval donde filmaron el clásico del cine Heidi, y probar sus quesos con denominación de origen, para finalizar el día en el mirador del centro Botín, uno de los espacios culturales más modernos de Europa, viendo una exquisita panorámica de Santander, su capital.
Esta provincia del norte de España tiene hoy un especial protagonismo. El pasado 16 de abril, tres golpes de martillo abrieron de nuevo al mundo la Puerta del Perdón en el monasterio de Santo Toribio de Liébana y dieron inicio a este nuevo año jubilar, el número 74 desde el inicio de la tradición en 1512, y el primero sin restricciones sanitarias posterior a la pandemia.
El suceso se da solo cuando la festividad de Santo Toribio cae en domingo, como en este 2023, así, durante los próximos 12 meses, por la Puerta del Perdón atravesarán peregrinos y fieles católicos en busca de indulgencias plenarias o el perdón de todos los pecados otorgados por la Iglesia católica.
“En el mundo solo hay cinco lugares santos donde pueden obtenerse: Roma, Jerusalén, Caravaca de la Cruz, Santiago de Compostela y el monasterio de Santo Toribio de Liébana, en Cantabria”, explica Sonia Cabezuelo, guía oficial de Turismo y Patrimonio y nuestra acompañante por estas tierras.
Potes, ubicada en un valle y rodeada de montañas, su casco histórico transporta a los visitantes al pasado mientras se disfruta de todo tipo de gastronomía y de su plato insignia, el cocido lebaniego. Foto:Fundación Camino Lebaniego
Ya desde el 2022 se apreció paulatinamente el regreso de los peregrinos y se espera durante este Año Jubilar Lebaniego un aumento significativo de turistas a Cantabria.
La Cabaña del Abuelo Peuto, en la población de Güemes, uno de los albergues más queridos por los peregrinos, que encuentran en él reposo físico y espiritual, es un referente en el tema. Don Ernesto Baudio, fundador del albergue, sacerdote y trotamundos, a sus 85 años tiene una historia de labores sociales en más de 80 países, incluido Colombia.
Su albergue guarda en miles de diapositivas la historia de los problemas sociales encontrados en sus viajes, se mantiene de las donaciones de los peregrinos y con el trabajo de voluntarios que han encontrado aquí un refugio.
El Capricho de Gaudí. Esta casa privada llamada Casa Quijano originalmente fue construida por encargo y es una de las poquísimas obras del arquitecto Antoni Gaudí fuera de su natal Cataluña Foto:Fundación Camino Lebaniego
Cantabria es uno de los destinos turísticos más exclusivos de España y paso obligado en la tradición de peregrinaciones iniciada hacia el siglo IX con el hallazgo de la tumba de Santiago de Compostela en el año 812.
Es uno de los más ricos en términos de oferta turística de la península Ibérica por su incalculable valor arqueológico, histórico y natural, pero, ante todo, porque por sus tierras atraviesan dos de los caminos de peregrinación declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, el camino de la Costa o del Norte, cuyo destino es Santiago de Compostela; y el Camino Lebaniego, que inicia y termina en tierra cantábrica en el monasterio de Santo Toribio de Liébana.
Ambos pasan por la comarca de Liébana, un territorio donde las leyendas celtas de sus primeros habitantes conviven con la historia de las peregrinaciones contadas a través de las iglesias, hospitales, colegiatas, albergues, puentes y villas medievales con arraigadas tradiciones, fundadas durante siglos para suplir sus necesidades.
El Camino Lebaniego, con 72 kilómetros, está enmarcado por impresionantes picos de Europa, valles, numerosas reservas naturales y es este, precisamente, su mayor encanto para peregrinos y turistas.
El reconocimiento del monasterio de Santo Toribio como lugar santo de la fe católica fue posible porque allí reposa una de sus grandes reliquias: el Lignum crucis, el trozo más grande del madero de la cruz de Jesucristo (correspondiente al brazo izquierdo), expuesto en un recipiente de cristal, para evitar que los fieles sigan llevándose astillas de la madera.
En siglos pasados era paso obligado en las peregrinaciones hacia Santiago de Compostela, pues tanto a Santo Toribio de Astorga como al Lignum crucis se les atribuían poderes milagrosos y curativos. A estos caminantes se les conocía como Peregrinos de La Cruz.
Claustro de la catedral de la Asunción de Nuestra Señora en Santander, capital de Cantabria. Foto:Fundación Camino Lebaniego
La Fundación Camino Lebaniego, organización privada sin ánimo de lucro encargada de la promoción, conservación y mantenimiento del mismo, sugiere una ruta dividida en cuatro etapas que arrancan en el pintoresco puerto de San Vicente de la Barquera.
“Esto es solo una recomendación, ya que la división en etapas depende única y exclusivamente del peregrino/a y de su condición física. Aunque el Camino ‘oficial’ conste de cuatro etapas, siéntase libre de hacerlo en las que necesite. La exigencia del camino no es muy alta, por lo que no se necesita una condición física excepcional, pero el segundo tramo consta de un mayor desnivel. Es un camino precioso y muy natural”, explica Pablo Solinís Gutiérrez, técnico de comunicación de la Fundación.
Agrega que en el anterior año jubilar (2017) más de 15.000 personas sellaron su credencial y alrededor de un millón de viajeros pasaron por Liébana durante el año, atraídos no solo por las peregrinaciones, sino por la profusa programación religiosa, cultural y musical durante estos doce meses.
La exigencia del camino no es muy alta, por lo que no se necesita una condición física excepcional, pero el segundo tramo consta de un mayor desnivel. Es un camino precioso y muy natural
La guía Sonia Cabezuelo nos explica que Cantabria no se inclina hacia un turismo de masas, sino a uno sostenible y de calidad.
Desde Bogotá se puede viajar a Madrid con conexión directa a Santander sin necesidad de volver a registrar el equipaje. Nuestra ruta se inició aquí y continuó por el camino del Norte hasta el puerto de San Vicente de la Barquera y desde ahí conectamos con el Camino Lebaniego hasta alcanzar el monasterio de San Toribio.
Un recorrido plácido a través de una red de carreteras en óptimo estado nos llevó primero por los municipios de la costa para, durante tres días, viajar descansadamente a lo largo de la comarca de Liébana acompañados por el paisaje agreste del desfiladero de la Hermida y la imponencia de esta pared de piedra caliza que identifica a los picos de Europa, que pueden apreciarse en toda su magnitud desde los distintos miradores.
En la gastronomía de Potes, su plato insignia, el cocido lebaniego. Foto:Fundación Camino Lebaniego
A la hora de viajar
“Para hacer el camino siempre es recomendable tener un plan de viaje. Es importante hacer las reservas en los albergues y alojamientos rurales, aunque en algunos pueblos del camino solamente hay opción de albergue. Por otro lado, para hacer el camino no se necesita una inscripción y para pasar la puerta del perdón no son necesarios los sellos, no se le niega la entrada a nadie. Los sellos son –más que nada– simbólicos; para acreditar el paso por las etapas del camino, la que sí es necesaria es la credencial, si desea pernoctar en los albergues peregrinos”, puntualiza Pablo Solinís.
Peregrinos de todo el mundo y con diversas creencias espirituales ya empiezan a llegar a Santo Toribio después de recorrer el camino a pie y luego de alcanzar las distintas estaciones, algunas en los lugares más inesperados, donde se estampan en su credencial los sellos para obtener la Liébana, la acreditación otorgada a los peregrinos que han completado el Camino Lebaniego.
A la hora de dormir: La propuesta de alojamiento en la comarca de Liébana va desde las posadas rurales, pasando por los albergues de peregrinos, hasta lujosos hoteles con posibilidades de media pensión o pensión completa, es decir, con dos o tres comidas incluidas. Para aquellos con el objetivo de reencontrarse consigo mismo, transitando los caminos del peregrino encontrarán una ruta muy cuidada y apoyo a lo largo de su viaje.