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La fiesta vuelve a Ibiza después de las restricciones
Grandes discotecas de Ibiza adelantaron un mes sus aperturas para tratar de recuperar sus cuentas.
Discotecas de Ibiza reabren sus puertas sin ninguna restricción. Foto: AFP
Sube el ritmo de la hipnótica música electrónica y la pista de Pachá Ibiza se llena de brazos en alto. Ya sin distancia obligatoria, ni limitaciones, los clientes bailan bajo las luces multicolores de esta mítica discoteca que el covid obligó a cerrar durante dos años.
En las calurosas noches de junio, la pandemia es apenas un recuerdo lejano. "Es como si el covid nunca hubiera sucedido", afirma sorprendida Michelle, una trabajadora sanitaria inglesa de 31 años, a las puertas de este local con capacidad para 3.500 personas.
Tras más de dos años cerradas por las restricciones, las grandes discotecas de Ibiza adelantaron un mes, hasta finales de abril, sus aperturas para tratar de recuperar sus cuentas en rojo.
Y la gente ha respondido. "Ha superado nuestras expectativas. Todavía no podemos decir con seguridad que van a ser mejores cifras que en 2019, pero todo apunta a que sí", explica Paloma Tur, responsable de comunicación del Grupo Pachá.
Como en muchos locales, casi todos los 150 empleados que trabajan en esta discoteca tuvieron que acogerse a los planes de desempleo parcial durante la pandemia.
"Para una isla como Ibiza, donde el 84% del PIB depende directamente del
turismo, y me atrevería a decir que el 99% del PIB directa e indirectamente también, el covid supuso un verdadero shock y una verdadera catástrofe", asegura Juan Miguel Costa, director de Promoción Turística del Consejo Insular.
Todos los sectores se vieron afectados, pero el del entretenimiento -que según los empresarios emplea a más de 3.000 trabajadores- fue el último en volver.
"El 30 de abril, cuando ya ingresamos por fin los primeros clientes y la primera venta de bebidas, supuso un poco más de alivio, pero todavía seguimos afectados, con muchos préstamos que tenemos que seguir devolviendo", indica Roberto de Lope, director general de Ushuaïa Entertainment.
La capacidad de las megadiscotecas supera las dos mil personas en una noche. Foto:AFP
Más allá de la fiesta
Mientras la macrodiscoteca Hï Ibiza, con aforo para 5.700 personas, se prepara para abrir a medianoche, justo enfrente, Ushuaïa está en plena hora punta, más de 7.000 clientes bailan alrededor de las piscinas de este enorme club al aire libre que el año pasado apenas pudo abrir unos días, y en formato reducido.
Con una entrada que tiene un precio cercano a los 70 euros (73 dólares) o 90 en taquilla, los fiesteros aprovechan cada momento de la fiesta, que cierra el DJ estrella Calvin Harris.
Pero, pese al alto nivel adquisitivo que arrastra, muchos defienden que Ibiza no necesita este tipo de ocio.
Las cifras les dan la razón: tras el desplome de visitantes en lo peor de la pandemia, en 2021 Ibiza y la vecina Formentera recibieron 1,9 millones de turistas, algo más de la mitad que en 2019, pese a las restricciones que mantenían los clubes cerrados.
"Queremos que la sociedad ibicenca se dé cuenta de que no solo vivimos de la fiesta. Al revés, la fiesta vive de nosotros", asegura Jaume Ribas, portavoz del colectivo Prou, haciendo referencia al "excelente" 2021 que registraron tanto el servicio de restaurantes como el comercio.
Desde esta plataforma ciudadana llevan años luchando contra los efectos de un
turismo que consideran insostenible para esta pequeña isla donde viven 152.000 personas, pero que puede alcanzar picos de hasta 450.000 de forma simultánea.
"El modelo turístico de Ibiza está evolucionando", defiende Costa. "Somos marca mundialmente conocida gracias a la música electrónica y al ocio, pero antes la temporada empezaba cuando abrían las discotecas, y acababa cuando cerraban, y hoy en día no pasa así", indica. La asociación entre Ibiza y fiesta sigue, sin embargo, muy fuerte.