Viajes en bicicleta: cinco tendencias que recorren Europa

El columnista de La Nación (Argentina), Pierre Dumas, nos muestra cinco modalidades que cada día toman más fuerza en Europa para movilizarse en bicicleta. Cada día más calles europeas se ven inundadas de bicicletas de alquiler. París, Bruselas, Amsterdam, Sevilla, Córdoba, Viena, Estocolmo y otras ciudades le han abierto paso a esta modalidad, ideal para muchos viajeros.

La ventajas son múltiples y van desde el compromiso con el medioambiente, el ahorro en tiempo y en dinero a la hora de viajar, al alto precio de los combustibles hasta la crisis financiera. 

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La red EuroVelo (red de rutas ciclistas de larga distancia que atraviesan Europa en toda su extensión), impulsada por la Federación Europea de Ciclistas, cruza una porción cada vez mayor del continente europeo, del Cabo Norte a Malta y del Atlántico al Mar Negro. Las obras empezaron en 2007 y este año completan 17 rutas definidas con unos recorridos que suman cerca de 90.000 km. Se organiza en rutas numeradas .

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La primera es la del Atlántico, que bordea las costas desde Noruega hasta el Algarve portugués pasando por Escocia, Irlanda, Francia y España. La más corta es una de las más espectaculares: la 17, que va desde Andermatt -en el corazón de los Alpes suizos- hasta Marsella, bordeando la Riviera y el valle del Ródano y cruzando la Provenza. La más larga, por su parte, es la 13. Fue bautizada como la Ruta de la Cortina de Hierro, porque atraviesa todo el este de Europa. Cruza o bordea 20 países, abarca 10.400 kilómetros y permite conocer tres mares.

China es el principal mercado del mundo para las bicicletas híbridas, un medio de locomoción en plena expansión también en el Viejo Continente, sobre todo en Holanda, Dinamarca y el norte de Alemania.

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Sin embargo hace años que algunas agencias vieron la veta y proponen visitas guiadas con estos vehículos, como Paris Charms and Secrets en París. Y últimamente algunas municipalidades empezaron a insertarlas en sus cicloparques en libre servicio, como Copenhague.

La modalidad se ha convertido en un buen impulso para dinamizar las ventas de estas máquinas que ganan cada vez más adeptos también entre los cicloturistas. Son siempre más los que se animan a este modo de locomoción para sus vacaciones en Europa, gracias al empujón que les da el motor en las subidas o para cubrir largas distancias.

El auge de las dos ruedas no parece tener límites actualmente en Europa. Lo que empezó como una idea para descontaminar las grandes ciudades y volver a un tránsito más amable se transformó en una ola imparable que genera nuevos modelos. Es así que la vieja bici de reparto (que tuvo sus horas de gloria gracias a una novela de René Fallet, Le Triporteur, y una película con Darry Cowl en 1960) es ahora una bici-carro.

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Olvidado el viejo diseño para transportar bultos, ahora son modelos elegantes y seguros que los padres usan para llevar con seguridad a sus hijos chiquitos. También surgió últimamente la bici-reclinada, que permite pedalear en una posición acostada, más confortable y ergonómica. Tampoco es un invento nuevo. Las primeras circularon en Francia y Suiza en torno a 1890. Los nuevos tiempos les dieron una renovada vigencia, sobre todo para salidas de fines de semana.

Luego del éxito y la democratización de las bicicletas de uso temporario, como el sistema Ecobici porteño, llegaron nuevas fórmulas para flexibilizar aún más el concepto. Una de las más interesantes es la que impulsa Deutsche Bahn, la empresa de ferrocarriles de Alemania. En las grandes ciudades, como Francfort, Stuttgart, Hamburgo o Karlsruhe, los s se inscriben para recibir una identificación en el sistema Call a Bike, y así utilizar los rodados de la empresa por medio del celular. Si la unidad está libre, se recibe un código en el teléfono para desbloquear el candado.

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La otra ventaja es que no hay que sacar y volver a dejar las unidades en estaciones. Se dejan y recuperan más sencillamente en lugares de mucho tránsito, como cruces de avenidas o estaciones de tren y subte.

El sistema de bicicletas compartidas nació en realidad en Holanda en 1965 gracias al grupo contestatario Provo. En 1974 el pequeño puerto francés de La Rochelle lanzó su propio sistema y es actualmente el más antiguo todavía en uso.

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Es también el más avanzando y el más completo existente en la actualidad: combina transportes en común convencionales como el bus y el barco-bus (estamos a orillas del Atlántico y frente a varias islas) con servicios de bicicletas y autos compartidos (las Yélomobiles eléctricas).

También se promueve el carpooling o covoiturage, una modalidad muy popular en trayectos regulares como para ir y venir al trabajo cada día. En cuanto a las bicicletas, son las verdaderas reinas de las calles. La Rochelle totaliza más de 300 kilómetros de ciclovías y la red no para de crecer.

Por Pierre Dumas

La Seine a Vélo es una nueva ruta para ciclistas que, de acuerdo a lo consignado por National Geographic, es digna del pintor Claude Monet, cuya casa y los famosos nenúfares de Giverny se encuentra en la citada ruta del río Sena. Este camino de unos 430 kilómetros, va de París al mar y fue inaugurado en octubre de 2020.

El sendero, de 15 etapas, pasa por áreas rurales protegidas, incluida la Reserva de Aves Grande Noé de Normandía. También se pueden visitar las ruinas de la abadía de Jumiéges, fundada en 654, y la abadía de Saint-Wandrille, que es centenaria y aún está en funcionamiento. En el camino, los ciclistas pueden hacer un alto para tomar un té y visitar los jardines del Chateau de Bizy, una residencia real que fue construida en 1740 e inspirada en Versalles.

La Nación (Argentina) - GDA