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Guía para disfrutar de Nuquí, paraíso entre la selva y el mar
Consejos para planear el viaje y gozar de playas solitarias, de las ballenas y de descanso puro.
No. Nuquí no es para todo el mundo. La señal de internet y de teléfono son casi un milagro cuando aparecen. Los hoteles no tienen aire acondicionado y no ofrecen planes todo incluido con fiestas nocturnas y entusiastas recreacionistas. Hay mosquitos. El mar se puede alborotar y es posible que la lancha se demore en salir. De repente llueve y todo se pone gris. De repente sale el sol y el cielo se despeja esplendoroso.
¿Y entonces, si no es un destino aparentemente perfecto y carece de todas esas comodidades, para qué ir?
"Para volver a lo esencial, para conectarse con la vida pura y con uno mismo, y para disfrutar de uno de los destinos más bonitos y auténticos de Colombia”, dice el holandés Joel Brounen, quien ha venido nueve veces a Nuquí. Sí. Nueve. Y –dice– nunca dejará de venir mientras pueda.
Estos son algunos planes para hacer en uno de los destinos más bellos de Colombia. Foto:Julián Espinosa
Cuando mi cotidianidad me asfixia, cierro los ojos y vuelvo a Nuquí para ser feliz
La mayoría de visitantes a este destino chocoano, ubicado entre la selva y el océano Pacífico, son extranjeros como la española Ziza Carla Palanques: “Respiro hondo cada vez que pienso en Nuquí.Solo sé que me fui necesitando volver y que, cuando mi cotidianidad me asfixia, cierro los ojos y vuelvo a Nuquí para ser feliz”. Así este paraíso salvaje e impredecible, de playas largas y amplias de arena morena y suave –bañadas por un mar que se mueve entre el verde y el azul– que por fortuna no han sido invadidas por el turismo masivo ni por los vendedores ambulantes. Uno camina por estos 45 kilómetros de playas del Pacífico colombiano y se siente en su paraíso personal.
Un lugar donde la comunidad ha entendido que el turismo es la mejor herramienta para superar la pobreza y la violencia. Esta es una guía básica para quienes quieran disfrutar de este paraíso.
Al pisar suelo de Nuquí es clave saber que las playas más bonitas y los atractivos turísticos quedan fuera del casco urbano. Foto:Simón Sánchez
Los tiquetes y traslados
Quienes quieran viajar por su cuenta, desde Bogotá, deben hacerlo a través de la aerolínea Satena con conexión en Quibdó o en Medellín. Cada trayecto dura, en promedio, media hora. Y con buen tiempo de antelación se consiguen a tarifas muy convenientes.
Aunque desde la capital antioqueña también vuelan las aerolíneas San Germán y Searca, otra opción, si el viaje ya está muy encima, es volar hacia Bahía Solano y desde allí moverse en lancha hacia Nuquí, no sin dejar de darse un paseo por este municipio chocoano y por las playas de El Valle, uno de sus corregimientos.
Al pisar suelo de Nuquí es clave saber que las playas más bonitas y los atractivos turísticos quedan fuera del casco urbano. En el aeropuerto hay un punto de información donde dan toda la asesoría del caso. Pero también vale la pena hacer un recorrido por el pueblo, que también cuenta con su propia oferta hotelera y con varios restaurantes donde preparan todas las delicias del Pacífico.
En aguas de Nuquí sobrevive la tradición de los nativos que practican la pesca artesanal, armados de un nailon y un anzuelo. Foto:Simón Sánchez
Para llegar a Guachalito (o a cualquiera de las playas y corregimientos vecinos, donde suele comenzar el recorrido) la opción más económica es la lancha o transportadora pública que sale todos los días desde Nuquí a la 1 p. m. rumbo a la zona sur.
El trayecto dura entre media hora y 45 minutos, dependiendo de la marea, y cuesta $ 35.000. Y el regreso de la zona sur también es de todos los días a las 7 de la mañana. En el hotel donde se hospeden les colaboran con el o para que lo recojan a su regreso en la transportadora.
Si el tema de la lancha pública se complica, es clave saber que los hoteles también ofrecen los servicios de traslado y se ajustan a los vuelos, y así todo resultará más tranquilo. Por eso es clave reservar el alojamiento antes de viajar. De hecho,los hoteles también ofrecen las excursiones y salidas a ver ballenas y otros planes.Quienes quieran dormir en el casco urbano de Nuquí, que también es una opción, pueden tomar excursiones hacia los sitios de interés.
Caminar entre playas
Independientemente del hotel donde se aloje en la zona sur de Nuquí, donde están las playas más bellas, es clave saber que todas son vecinas y que se dejan caminar y disfrutar muy fácilmente. Y todas ofrecen ese escenario fascinante de selva y mar.
Una excursión imperdible puede comenzar desde Guachalito pasando por Terco, Terquito y Piedra Piedra, para llegar al corregimiento de Termales. Es una entretenida caminata en la que se disfruta del sol y del paisaje, y donde sorprenden los esteros y riachuelos que brotan de la selva y rompen la playa buscando su camino rumbo al océano. Es fundamental ir con guías locales, que pueden hacer desvíos para explorar cascadas, senderos y otros secretos de la selva; y sobre todo, que evitarán cualquier extravío. De Guachalito a Termales el recorrido, sin afanes, puede tardar unas dos horas.
Los termales ubicados allí le dan el nombre a la zona. Foto:Simón Sánchez
Hay que entrar al pueblo y contemplar las casitas de colores adornadas con cortinas armadas con materiales reciclables, hasta llegar a las piscinas termales que le dan el nombre al lugar. Son azules y calienticas, y les atribuyen facultades medicinales. Al lado, corre plácido un río. Las termales hacen parte de un spa en madera en medio de la selva, donde ofrecen masajes y otros tratamientos.
Utría, la vida pura
La ensenada de Utría es uno de los lugares más bellos y tranquilos de Colombia. Hace parte del parque nacional natural del mismo nombre y, en pocas palabras, es el mar sin olas. Aquí, en la zona norte de Nuquí –a unos 50 minutos del casco urbano en lancha–, muy cerca de Bahía Solano, la selva encierra al océano en forma de U. Y por eso el mar se mueve poco y parece un lago verde esmeralda que brilla con el sol. De hecho, por la profundidad y calidez de sus aguas, Utría es conocida como la sala de partos de las ballenas yubartas. Por eso todo el significado de vida que transmite el lugar.
Pasarela de madera sobre el manglar en la ensenada de Utría. Foto:Simón Sánchez / EL TIEMPO
Uno no se cansa de contemplar la belleza de la ensenada. Pero hay que meterse a ella y nadar –con precauciones– o recorrerla en kayak. Y hay que caminar por el manglar Estero Grande, que se deja recorrer en una plataforma de madera de 800 metros y donde se ven diferentes tipos de mangle, pájaros, monos y cangrejos. En las noches, dependiendo del clima, es posible ver el espectáculo del plancton bioluminiscente: esos organismos unicelulares que, al entrar en o con el oxígeno, se iluminan de blanco y azul. Y parecen luciérnagas dentro del mar.
Nuquí es para volver a lo esencial, para conectarse con la vida pura y con uno mismo
Actualmente, para disfrutar de Utría, solo es posible en plan pasadía. Hace varios años Parques Nacionales Naturales terminó el contrato de concesión con Mano Cambiada, organización de turismo comunitario que istraba los servicios turísticos y de alojamiento en el que fue considerado, por muchos años, el mejor modelo de turismo en áreas protegidas. Y hasta la fecha (finales de septiembre del 2021) no han conseguido un nuevo operador.
Utría fue uno de los destinos elegidos dentro del especial Destinos de la Esperanza, un especial multimedia publicado por EL TIEMPO en el 2015.
Pesca deportiva a nivel profesional, uno de los servicios del eco-hotel Piedra Piedra. Foto:Simón Sánchez
Uno de los nuevos atractivos de Nuquí es la pesca deportiva profesional. Un servicio que ofrece el ecohotel Piedra Piedra, a cargo de su , Víctor Quintero. Un ingeniero boyacense que se cansó del trabajo de oficina y se fue para el Pacífico a hacer lo que más le gusta: pescar. Estas aguas, dice Quintero, son ideales para la práctica de esta actividad, debido a la cantidad y variedad de especies, y a las condiciones del mar.
El destino incluso fue el escenario de una de las canciones más sonadas de la agrupación colombiana ChocQuibTown. Aquí puede ver el video de la canción Nuqui.
¿Dónde dormir?
La Bakya es una posada turística con cabañas que miran a la playa de Guachalito. Ofrece tarifas y paquetes muy favorables. Foto:Julián Espinosa
La Bakya ofrece alojamiento en cabañas que miran al mar y paquetes que incluyen alimentación, traslados y excursiones. La anfitriona es Elizabeth Mena, gestora del turismo comunitario en Nuquí y dueña de una sazón exquisita. Pregúntenle por el atún salteado y servido con arroz con coco y patacones. Informes: (+57) 3103486055. En Instagram: @labaykaecolodge
Morromico, en la zona norte de Nuquí, en Jurubirá, cuenta con una extensa playa privada y con una casa recién remodelada. Se destaca por la exclusividad. Informes: www.morromico.com/
Hotel Morromico, ubicado en la zona norte de Nuquí. Foto:Simón Sánchez
Lleve repelente de insectos y bloqueador solar, sandalias para la playa y zapatos de agua con garra para caminar. Hay que llevar bolsas plásticas para la ropa mojada y para traerse la basura que produzca.
En el aeropuerto de Nuquí hay que pagar un impuesto de turismo que cuesta 30.000 pesos por persona.
La agencia Turismo de Naturaleza ofrece paquetes desde $ 1'690.000, 3 noches 4 días por persona (a partir de tres personas). Tiquetes aéreos Medellín-Nuquí-Medellín, todas las comidas; visita a una comunidad indígena y a Termales, entre otros. Informes: www.turismodenaturaleza.co/ Teléfono: (+57) 3155108216
Los viajeros también pueden ver en acción a los delfines. Foto:Simón Sánchez
Río arriba en Joví
En el sur de Nuquí queda el caserío de Joví, donde el principal atractivo es un recorrido por el río Joví, que se hace en botes de madera impulsados por palancas. Los guías de la asociación Pichindé, dueños de una fuerza brutal, impulsan los botes contra la corriente durante 45 minutos mientras los viajeros disfrutan de las aguas cristalinas del río y de toda la vegetación que lo rodea. El recorrido termina en la cascada La Chontadura, cuyos chorros ofrecen un refrescante masaje en la espalda.
Los sabores de Coquí
Bien se sabe que la cocina del Pacífico es exquisita. En Nuquí se come muy bien, en general, pero hay un pueblito, en particular, que se está convirtiendo en destino gastronómico. Se llama Coquí es un pueblito de cocineras que enamoran con sus delicias, basadas en pescados frescos y mariscos. El restaurante de Cruz Martínez es el más famoso. Y después de semejante merienda vale la pena hacer un tranquilo recorrido, en canoa, por el manglar de Coquí. Y también por la ruta de la vainilla, que por años fue usada como perfume y ahora se usa para repostería.
Cruz Martínez, cocinera de Coquí. Foto:Simón Sánchez