Practicante de la Escuela de Periodismo multimediaActualizado:
Almorzar en el restaurante SamBasilio es transportarse a un mediodía en la Costa Caribe. Al llevar a su boca una cucharada de mote de queso, es como si estuviera sentado bajo el palo de mango, con una temperatura mayor a los 32°C. Por lo general, el plato de sopa reposa en una mesa de plástico añosa, mientras que observa cómo sale el humo de su comida. Aún con el riesgo de quemar su lengua, aún con tanto calor, es una experiencia infaltable en las memorias de muchos costeños.
SamBasilio está ubicado en la carrera 11 #95-20, en el Barrio Chicó. Al son de los vallenatos de Binomio de Oro y Los hermanos Zuleta, las dueñas de este restaurante, que provienen de Sucre y Bolívar, se proponen hacer sentir a su comensal como en casa.
Pastel de cerdo y pollo. Atrás, arepas de huevo. Foto:SamBasilio
Para el desayuno venden fritos emblemáticos de la región como las carimañolas de queso y de carne; patacón de guineo con hogao y queso costeño, y arepita dulce de maíz con anís.
El almuerzo varía según el día: venden sancochos de pollo criollo, costilla de res, de rabo, mondongo, de gallina o de cerdo. Asimismo, pasteles (el cual es parecido a un tamal, pero a base de arroz) de pollo y cerdo, y mote de guandú y queso.
El almuerzo de mote de queso con carne puyá, acompañado de un arroz de zanahoria, ensalada de remolacha (conocida en la costa como ensalada de payaso), un ‘cipote’ patacón y guarapo, tiene un costo de 30.000 pesos colombianos. El mote es exquisito. El suero costeño y el hogao están en el centro, y están rodeados por pedazos de queso fritos y crotones de chicharrón. La sopa es un poco espesa, pues el ñame, tierno y harinoso, está desasido. Por otro lado, la carne es jugosa y blanda. El limón y el cilantro generan un balance de sabores en la remolacha. Es un típico almuerzo costeño.
Mote de queso Foto:SamBasilio
Y dentro de los emblemáticos fritos costeños: dos carimañolas, a 12.000 pesos colombianos. Estas son a base de yuca, la cual estaba tierna y crujiente. Al mismo precio, el patacón con hogao es un gran producto: el tomate y la cebolla tenían un sabor dulce a comparación de lo salado del queso y lo crujiente del patacón. Este sabor también se vio en la arepa dulce de maíz y anís con queso costeño por dentro, valorada en 9.000 pesos colombianos.
No hace falta, pero jugos para refrescarse es lo que sobra: granizados de corozo, tamarindo y guayaba agria a 9.500 pesos colombianos. El guarapo tiene un precio de 5.000 pesos.
“Todo el que venga a SamBasilio es bienvenido, mami”, dice la sucreña Mariela Robinson, quien es cocinera del restaurante. Con Yudis León, otra cocinera, procuran no utilizar alimentos industrializados y traer la sazón costeña a Bogotá.
Fritos costeños en Bogotá. Foto:SamBasilio
En aras de ser pretencioso, a SamBasilio sólo le falta colocar un ‘picó’ (equipo de sonido gigante) en su puerta e instalar una calefacción para sentirse en la costa. Aunque el primer bocado es más que suficiente.
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