Esta es la historia de Nicci Attfield, madre de dos hijas en Estados Unidos que tuvo separadas por un tiempo de casi dos décadas y sus reflexiones sobre la experiencia única al criar a sus hijas en etapas muy diferentes de su vida: aseguró que no sufrirá el síndrome del nido vacío.
De acuerdo a lo que relató en Business Insider, a los 25 años tuvo a su primera hija, Daniella, quien transformó su día a día en una constante fuente de diversión. Veinte años después, a los 45, llegó Ava, su “milagro de la pandemia”, como ella la llama cariñosamente y gracias a quien jamás volverá a sufrir el 'nido vacío'.
Nicci describió a su primera hija como “un pequeño espectáculo de fuegos artificiales en forma de niña”. Durante su infancia, los días estaban llenos de actividades creativas: “Cortábamos confeti, cantábamos karaoke y decorábamos pasteles de colores chillones”, contó. Incluso los errores en los cumpleaños y las manualidades improvisadas se convertían en recuerdos inolvidables.
Sin embargo, el tiempo pasó y Daniella creció. Se convirtió en artista digital y construyó una vida independiente que llenó de orgullo a Nicci, aunque también dejó un vacío en su hogar.
Si bien fue su esposo quien planteó la idea de tener otro hijo, pero Nicci no lo dudó ni un segundo. A los 45 años, en medio del confinamiento por la pandemia, llegó Ava, una niña que trajo consigo el caos y la magia de la infancia. “Ava hace que te muevas, no solo físicamente, sino también el corazón y el alma”, aseguró Nicci.
Esta madre decidió tener un hijo a los 45 años Foto:Istock
El inquebrantable vínculo entre las hermanas separadas por casi 20 años
Aunque existe una diferencia de casi veinte años entre ambas hermanas, su vínculo es inquebrantable, relató su madre en el artículo de Business Insider..
“Desde el momento en que Ava llegó, persiguió al gato de Daniella y, en lugar de molestarse, su hermana mayor le regaló juguetes hechos a mano”, contó Nicci,
Criar a Ava a los 40 fue una experiencia distinta para Nicci. “Es como presentarte a un examen que ya conoces, pero con preguntas nuevas y un papel más pesado”, comparó. Aunque las energías son diferentes, asegura que la maternidad en ambas etapas ha sido igual de enriquecedora.
Para Nicci, lo más valioso es que ahora su hogar sigue lleno de vida. “El nido no está vacío. Está lleno de risas, abrazos pegajosos y momentos caóticos que hacen que todo valga la pena”, concluyó.
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