Opinión

Acuerdo de confianza en una realidad de contradicción

Coincido en la oportunidad de un acuerdo entre la sociedad, pero para tener la credibilidad y confianza se necesita coherencia.

Consultor en Innovación y mediaActualizado:
En el marco del Festival de las Ideas 2024 en Villa de Leyva, nos reunimos a conversar líderes de diversos pensamientos y sectores con representantes del Gobierno con un mismo propósito: pensar a Colombia. En él, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, presentó los cinco puntos de la propuesta del Acuerdo Nacional, que la jefa del Despacho, Laura Sarabia, ratificó. Actitud invitadora. Tono amable. Contenido vago.
Acordar implica conversar. Conversar implica escuchar. Escuchar implica respetar. Tres palabras fundamentales que los representantes del Gobierno parecían incluir ante las dudas de la audiencia. Sin embargo, su superior, el presidente Gustavo Petro, durante su gobierno ha evidenciado que estas no hacen parte de sus características como líder. La contradicción es evidente. El murmullo surgió. La directora de La silla vacía, Juanita León, lo preguntó. ¿La respuesta? Una táctica: contestar otra cosa.
En el ejercicio de estudiar sobre inteligencia artificial, por qué no divertirse y preguntarle a la versión gratuita de ChatGPT que identifique y jerarquice las veinte palabras más estigmatizantes, ofensivas y generadoras de polémicas del Presidente. Desde la curiosidad la respuesta amerita verse:
Imposible un acuerdo que con su comportamiento niega el Presidente. Mientras tanto existe un acuerdo que es la Constitución.
1. “Muñecas de la mafia”, para referirse a mujeres periodistas, generando fuertes críticas por su connotación machista y estigmatizante. 2. “Delincuentes”, para referirse a opositores o críticos, polarizando el debate. 3. “Mentiras”, recurrente cuando desacredita a medios o adversarios, sugiriendo deshonestidad sin pruebas claras. 4. “Oscuros poderes”, acusación vaga pero peligrosa, implicando que ciertas personas o instituciones actúan de manera clandestina y malintencionada. 5. “Sicarios mediáticos”, término usado para atacar a periodistas o medios que no concuerdan con su visión. 6. “Uribismo”, aunque político, lo utiliza despectivamente en muchos casos, para señalar corrupción o violencia. 7. “Paracos”, referencia a paramilitares, que a veces extiende a críticos o figuras de derecha, con implicaciones graves. 8. “Corruptos”, generalmente dirigido a opositores o funcionarios previos, aunque sin pruebas detalladas.
9. “Despojadores de tierras”, utilizado contra quienes se les acusa de usurpar tierras, una acusación pesada en el contexto colombiano. 10. “Amazónicos”, en un tono despectivo, refiriéndose a opositores que supuestamente dañan el medio ambiente. 11. “Mafiosos”, atribuido no solo a narcotraficantes, sino también a personas con las que está en desacuerdo. 12. “Esclavistas modernos”, en referencia a empresarios o políticos que considera explotadores de trabajadores. 13. “Cómplices”, usado para insinuar colaboración con criminales, generalmente dirigido a adversarios políticos. 14. “Oligarquía”, con connotación negativa, acusando a ciertas élites de explotar al pueblo. 15. “Traidores”, usado en contra de personas que considera han abandonado su proyecto político. 16. “Terroristas”, implicado en contextos donde criminaliza la protesta o ciertas facciones críticas. 17. “Extremistas” descalificando posiciones políticas que no son alineadas con su visión. 18. “Saqueadores”, refiriéndose a quienes acusa de despojar al país de sus recursos. 19. “Marionetas del poder”, referencia a personas que, según Petro, son manipuladas por intereses poderosos. 20. “Censores del pueblo”, acusación dirigida a quienes considera que reprimen la expresión popular.
Reconozco y valoro los logros históricos institucionales, privados y civiles. Humanos. También observo los enormes pendientes y retos coyunturales. Coincido en la oportunidad de un acuerdo entre la sociedad. Es sensato que una de las entidades llamadas a liderar este proceso sea el Gobierno, pero para tener la dignidad, credibilidad y confianza necesita ser y hacer con coherencia. La cultura organizacional, dice la teoría, nace en las cabezas, el Presidente actual como candidato con frases mediáticas sin respetar la libertad de las diferencias. Imposible un acuerdo que con su comportamiento niega el Presidente. Mientras tanto existe un acuerdo que es la Constitución.

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