Debido a sus múltiples propiedades medicinales y nutrientes, muchos catalogan a la moringa como una “planta mágica”.
Este cultivo originario de India, Etiopía, Filipinas y Sudán tiene propiedades antibióticas, antiespasmódicas, antiulcerorasas o antinflamatorias, entre otras.
El nombre científico de esta planta que volvió famosa el líder cubano Fidel Castro es Moringa oleífera aunque también se la suele llamar “árbol de la vida”.
Actualmente, está presente en Asia tropical, África, algunos países de América Latina y las islas del Pacífico.
¿Cómo se come la moringa?
Sus hojas, raíces y vainas no maduras se consumen como hortaliza. Además, todas las partes del árbol -corteza, vainas, hojas, nueces, semillas, tubérculos, raíces y flores- son comestibles.
Las hojas también se utilizan frescas o secas y molidas en polvo.
Igualmente, está el aceite de semilla de moringa que es dulce y la torta hecha a base de semillas se utiliza para purificar el agua potable.
Las semillas también se pueden comer verdes, tostadas, en polvo y en infusión para té o se pueden utilizar para hacer curry.
¿Cuáles son los beneficios de la moringa?
La moringa contiene una gran variedad de proteínas, vitaminas y minerales. Entre otros, sirve para mejorar la respiración, reducir el estrés, la pérdida de peso y controlar los niveles de glucosa en la sangre.
Según la FAO, sus hojas son ricas en proteínas, vitaminas A, B y C, y minerales. Además, es una excelente fuente de hortalizas verdes cuando hay pocos alimentos disponibles.
¿Qué efectos secundarios tiene?
No se recomienda tomar moringa en el caso de las mujeres embarazadas o durante la lactancia por los posibles efectos secundarios que puede llegar a tener esta planta.
Tampoco a las personas que tengan problemas de tiroides, renales o hepáticos.