‘Seaspiracy’: la verdad inconveniente sobre la pesca insostenible

Un biólogo marino analiza el documental de Netflix que incomoda a la industria pesquera.

En el norte de la ciudad realizaron una manifestación pacífica contra la resolución 350 de 2019, emitida por el Ministerio de Agricultura, sobre cuotas globales de pesca en el país para 2020, que incluye al tiburón, especie amenazada en su supervivencia. Los protestantes anunciaron marchas y plantones más masivos si la decisión no se reversa. Foto: Juan Pablo Rueda Bustamante / El Tiempo

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No importa cómo se cuente una historia sobre una verdad inconveniente, siempre generará una polarización entre el público y reacciones de los implicados. En el caso de Seaspiracy, fueron la pesca industrial y muchas ONG que abogan por la conservación marina.
El documental, de carácter divulgativo, empieza retomando el sentimiento generalizado de hacer algo por los océanos, qué hoy en día está concentrado en la contaminación por plástico.
Con una visible inexperiencia de Ali Tabrizi durante sus entrevistas –quizás intencional– expone los conflictos de intereses de muchas organizaciones ambientalistas al ignorar la sobreexplotación pesquera, y, peor aún, que la mayor fuente de contaminación por plástico son las redes y aparejos de pesca perdidos en las faenas.
Tabrizi hace una conclusión intermedia: el mayor problema ambiental en los océanos es la sobrepesca, aunque la atención se la llevan los plásticos y el cambio climático.
Aunque los científicos pesqueros defienden la sostenibilidad de la pesca industrial, en especies como el atún, se ignora la pesca incidental.
En alta mar, la sobrepesca incluye aves, delfines y tiburones. Se ponen en tela de juicio los sellos ecológicos tipo Dolphin Safe, debido a corrupción y conflictos de intereses. Varias especies de tiburón están amenazadas por el mercado de sus aletas, y, al igual que los delfines, pocos controles sobre la pesca incidental.
En Colombia, según el diario EL TIEMPO, en 2019 se autorizó pescar más de 27.000 toneladas de tiburones.
Callum Roberts, quizás el científico más idóneo en el tema –entrevistado varias veces en el documental–, narra que el panorama es aún más desolador con la pesca de arrastre, destruyendo además invertebrados y la tridimensionalidad del lecho marino. El área afectada por esta práctica insostenible es similar a la de casi toda Europa y Australia.
La pesca de arrastre por camarón no solamente deteriora los ecosistemas, sino que se señala como un trabajo inhumano y esclavizante. Según Silvia Earle, una de las voces más respetadas en el tema de exploración y conservación marina, la degradación de los ecosistemas marinos ha estado ligada a la sobrepesca y el consumo de pescado.
Aunque el documental concluye que desestimular su consumo es la mejor forma de mitigar el daño, Roberts advierte que, pese a que dejemos de hacerlo, nuestros impuestos seguirán promoviendo la pesca industrial, pues muchos gobiernos la subsidian.
Aclaración: el documental no aborda la pesca artesanal, que puede ser sostenible.
JUAN ARMANDO SÁNCHEZ
*Ph. D. Profesor titular, Universidad de los Andes

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