Los vestidos se convirtieron en prendas versátiles y esenciales para llevar puestos a eventos como bodas, grados, fiestas de quince años, galas, entre otros, resaltando de la belleza de la mujer independientemente de su tipo de cuerpo.
Pero no son exclusivos de esta clase de ocasiones, pues también son ideales para los momentos cuando se quiere lucir fresca y relajada.
Los vestidos largos se utilizan desde épocas pasadas, pero con el paso del tiempo han tenido más detalles en su confección. De hecho, la revista de moda Vogue cuenta que después de la Primera Guerra Mundial comenzaron a caracterizarse por tener diferente tipos de largor, llamar la atención en la cintura y ser más anchos de lo normal, además de tener grandes hombreras.
Por otro lado, añaden que las marcas reconocidas actualmente a nivel mundial, como Christian Dios y Balenciaga, comenzaron a crear nuevos looks que marcaron para esa época la tendencia de la falda amplia y pomposa en la parte de atrás.
Finalmente, en los años noventa se empezaron a implementar los vestidos largos tipo tubo encargados de hacer que la mujer pudiera sentirse elegante y sensual al dejar ver sus pronunciadas curvas.
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