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Análisis
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Bogotá: Volver a un racionamiento de agua diario, entre las opciones por los bajos niveles de embalses, reducción de lluvias y un fenómeno de la Niña débil
La Empresa de Acueducto de Bogotá estudia medidas adicionales, entre ellas volver a los turnos de racionamiento cada 10 días. ¿Cuál es la situación actual de los embalses que abastecen a la ciudad?
El sistema Chingaza, en particular el embalse de Chuza, que es muy importante, sigue descendiendo. Foto: Mauricio Moreno. EL TIEMPO
cada día Bogotá se aleja más de garantizar que sus embalses lleguen en octubre al 70 por ciento de la capacidad. Por el contrario, estos vienen en las últimas semanas en un claro descenso y todo parece indicar que en los próximos días no va a mejorar mucho esa situación.
Dicho comportamiento es aún más que evidente en el sistema Chingaza, del cual se capta el 70 por ciento del agua que consume la capital del país. Otro 25 por ciento es tomado del Agregado Norte (Neusa, Sisga y Tominé) y el restante 5 por ciento del Agregado Sur (Chisacá y Regadera).
Chingaza tuvo su mejor momento a principios de agosto, cuando se ubicó por encima del 52 por ciento de la capacidad, pero luego empezó a descender y este lunes, según la CAR, estaba en 47,57 por ciento.
Esta situación ya de por sí es preocupante y tiene a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) analizando “una serie de medidas” para garantizar el suministro de agua, entre las cuales se encuentra volver al racionamiento por turnos cada 10 días y no cada 18 días, como está actualmente la restricción.
La gerente de la EAAB, Natasha Avendaño, en conversación con EL TIEMPO dijo que la situación actual de déficit de lluvias, altas temperaturas y menos niveles de los embalses le preocupan y “todos los días piensa en eso”.
“Claramente, (el racionamiento diario) sí está sobre la mesa, nunca ha dejado de estarlo, lo que pasa es que esperamos, cuando lo anunciemos, hacerlo con tiempo para que los s se preparen, y eso requiere volver a un esquema de operación de la empresa que es mucho más exigente para estar atentos a la apertura y cierre y a cualquier situación que se presente”, señaló Avendaño.
Y agregó: “Es una decisión que se viene trabajando y que deberá evaluarse con el Distrito, porque la idea es que no sea solamente esa medida, sino que la podamos acompañar de otras que nos permitan transmitir a los s, lo que parece que se ha perdido un poco, que de verdad tenemos que ahorrar agua”.
Y si bien con el racionamiento se redujo al principio el consumo en la ciudad de 18 m3/seg en promedio al día a 15 m3/seg, en los últimos meses ha vuelto a aumentar sobre 17 m3/seg
e incluso se ha acercado a los 18, como estaba antes del racionamiento diario.
No hay que olvidar que además de la restricción, la EAAB ha trabajado en campañas de ahorro, trayendo a la ciudad más agua de la planta Tibitoc (se aumentó en el doble, de 4,5 m3/seg a 8,2 m3/seg) y reguló las presiones en la tubería.
Natasha Avendaño, gerente del Acueducto de Bogotá, estuvo en la zona para verificar el comportamiento y las condiciones de la laguna. Foto:Mauricio Moreno
Comportamiento del sistema Chingaza
El sistema Chingaza es conformado por los embalses San Rafael y Chuza, siendo este último el más importante para la capital, toda vez que tiene mayor capacidad de almacenamiento, con unos 220 millones de metros cúbicos. San Rafael cuenta con una capacidad de 70 millones de metros cúbicos.
Pero el de Chuza, que si bien está en zona de páramo, depende en este momento de las lluvias, las cuales han sido deficitarias este año, como ha sucedido en toda la cuenca de la Orinoquia, a la que pertenece.
El agua que se capta en Chuza es conducida a través de túneles hasta la planta de tratamiento Wiernes, localizada en jurisdicción de La Calera, cerca de San Rafael.
Desde que comenzó el racionamiento el 11 de abril, el mejor momento de llenado que tuvo este embalse fue en la primera semana de agosto, hace cerca de un mes, pero desde ahí empezó un lento y constante descenso, hasta ubicarse este lunes en 38,84 por ciento y con tendencia descendente.
San Rafael se encuentra en 76,40 por ciento y con un comportamiento ascendente. No obstante, su capacidad de almacenamiento es mucho menor que la de Chuza.
Y los del Agregado Norte están en un nivel promedio del 56,11 por ciento y con una tendencia descendente, de acuerdo con el reporte diario de la CAR.
Cabe recordar que el reservorio de Chuza, ubicado en el municipio de Fómeque, al oriente de Cundinamarca, no depende de los regímenes de lluvias de la región Andina -como sí los otros que abastecen de agua a Bogotá-, sino de la Orinoquia y de la Amazonia.
Sin embargo, en esta cuenca hay una sola época de precipitaciones en el año y es desde mediados de junio hasta mediados de septiembre. Así lo entiende el director de la CAR, Alfred Ballesteros, quien en su momento le dijo a este diario que, por lo general, en ese régimen unimodal las precipitaciones son en particular en junio, julio y agosto. Eso explica por qué en esos meses aumentó y mejoró el nivel de Chuza.
En la zona Andina, por su parte, se presentan dos temporadas de lluvias, ellas son entre mediados de marzo y mediados de junio y de mediados de septiembre a mediados de diciembre. Esto sin duda beneficia a los otros embalses que surten a la ciudad.
El nivel de los embalses de los que se abastece Bogotá, con corte al 9 de septiembre. Foto:CAR Cundinamarca
Se espera un fenómeno de la Niña más débil
A todo esto se suma que el fenómeno de la Niña, que trae más lluvias de lo normal, y que había sido anunciado a partir de julio, no se ha presentado y, por el contario, entró en un proceso de debilitamiento.
Al respecto el IDEAM indicó que en este momento hay condiciones neutrales -uno de los fenómenos de la variabilidad climática- y que “se espera una Niña débil, si se llega a presentar en el último trimestre del año”.
Así las cosas, la ciudad quedará dependiendo más de las precipitaciones que se registren en las zonas de los embalses localizados en la región Andina, como lo son Neusa, Sisga y Tominé, que conforman el Agregado Norte, y cuyas aguas son captadas en el río Bogotá y tratadas en la planta de Tibitoc.
Hay que recordar que igual que Bogotá, varios municipios de la Sabana se abastecen del río o de sus afluentes y que el embalse de San Rafael también depende de las lluvias de la región Andina, aunque tiene una capacidad de almacenamiento tres veces menor que Chuza.
Frente al comportamiento climático que se viene presentando en las zonas de los embalses, el director de la CAR, Alfred Ballesteros, recientemente invitó a las empresas de servicios públicos de la región a implementar “planes de contingencia, tendientes a garantizar la disponibilidad de recurso hídrico para consumo humano en los siguientes meses del año”.
“Hemos tenido una temperatura muy alta en la cuenca alta, media y baja del río Bogotá, y el estado de los embalses, desafortunadamente, no es el ideal”, dijo. Y agregó que la mayoría se encuentran con tendencia a la baja y el sistema Chingaza está en un promedio cercano al 50 por ciento.
Sistema Chingaza, que aporta el 70 % del agua en Bogotá. Foto:Acueducto de Bogotá
Juan Saldarriaga, profesor del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de Los Andes, le dijo a EL TIEMPO que si sigue el mismo comportamiento de las lluvias de las últimas semanas, “hay que pensar en un racionamiento más largo”, más allá de diciembre, como él mismo lo había planteado hace un par de semanas, como forma de recuperar a Chingaza.
De hecho, Saldarriaga señaló que la posibilidad de un racionamiento debió ser advertida desde principios del año 2023, cuando se sabía de la alta probabilidad de un fenómeno del Niño entre 2023 y 2024, pero que no se tomó ninguna decisión al respecto y que por eso el nuevo alcalde (Carlos Fernando Galán) se encontró en enero con esa situación, pero ya no había mucho que hacer.
“¿Qué hicimos? Nos tomamos el embalse de Chuza, lo llevamos al nivel que nunca ha tenido y nunca debió tener, y cuando nos enteramos del problema ya era muy tarde”, indicó el docente de Los Andes.
No obstante, advirtió que así se recuperen los embalses de Chingaza, el sistema de abastecimiento de agua que tiene Bogotá es “poco resiliente” y por eso no está en capacidad de responsar a algún tipo de evento. En su opinión, esa situación no ha sido atendida como se debía por varias istraciones y no ha tenido un acercamiento científico sino más político.
Para la Empresa de Acueducto, no se puede hablar de que todo el sistema de almacenamiento de Bogotá sea poco resiliente, sino el sistema Chingaza, que se diseñó con dos embalses en el páramo y no se completó.
Destaca que además la ciudad cuenta con el río Bogotá, que ha sido importante en la actual crisis, y que la planta de tratamiento de esas aguas está siendo ampliada, con el fin de invertir la producción de agua potable entre Tibitoc y Wiesner, que ha sido del 30 y 70 por ciento, respectivamente. Esto se espera para finales del primer trimestre de 2025.