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‘Convertir un club en un objetivo militar es algo demencial’: partido Comunes
El senador Julián Gallo habla sobre el atentado al club El Nogal y la paz total del gobierno Petro.
Tras dos décadas del atentado al club El Nogal, considerado como el peor ataque terrorista de la antigua guerrilla de las Farc, el senador Julián Gallo del Partido Comunes —conocido como Carlos Antonio Lozada, miembro del último secretariado— se refiere al hecho que conmocionó el país y que dejó 36 muertos y 198 heridos.
En entrevista con este diario, el senador reafirma lo que dijo hace cinco años ante la Jurisdicción Especial para la Paz: “Fue un error que no tiene justificación”. En un principio, las Farc negaron en un comunicado la autoría del hecho, pero después, con las revelaciones de las autoridades, se comprobó su responsabilidad. En 2004, la Fiscalía acusó a los del secretariado como autores. En 2016, se firmó el acuerdo de terminación del conflicto y meses después, los exguerrilleros entregaron una confesión colectiva sobre el atentado.
Hoy, 20 años después, en un escenario político distinto, se conocen detalles de lo que sucedió aquel 7 de febrero de 2003 y cómo ha sido el proceso de esclarecimiento de la verdad y de reparación con las víctimas.
¿Desde el partido Comunes cómo ven estas dos décadas del ataque del 2003?
El contexto actual que tiene Colombia deja ver los beneficios de la paz. Hace 20 años teníamos una Colombia inmersa en un durísimo conflicto donde no se veía una salida ni ninguna posibilidad de que ese conflicto se solucionara, como finalmente pudimos hacerlo en el 2016, a través del diálogo, de la interlocución y de la búsqueda de salidas inteligentes para más de 200 años de conflictos internos que llevamos. Hoy en día, en este contexto tenemos un gobierno, el primero de izquierda, donde estamos viviendo un proceso de cambio y de transformaciones, de manera que en este contexto, hablar de lo que fue ese atentado al club El Nogal deja ver que afortunadamente logramos encontrar esa salida política, dialogada, de la construcción de un acuerdo que crea y abre la perspectiva de que hoy en día, con la política de paz total, ojalá ese tipo de hechos atroces queden para la historia de nuestro país, para que las nuevas generaciones entiendan la necesidad de que superemos esa etapa de violencia política y encontremos la forma de convivir en medio de las diferencias.
Usted habla de contextos y ahora estamos en otro escenario político. ¿Cuál era ese contexto político y de violencia que se vivía en el 2003 a los ojos de las Farc?
Estábamos iniciando el primer gobierno de Álvaro Uribe Vélez, un hombre que había hecho su campaña precisamente contra la solución política, cabalgando sobre todo lo que se había creado en torno a los diálogos en el Caguán y que había prometido que iba a acabar a través de la fuerza con la resistencia de la insurgencia y estaba en pleno desarrollo el Plan Colombia, que fue la mayor intervención militar del gobierno de los Estados Unidos en el conflicto interno armado nuestro. Era un contexto en el cual el proyecto autoritario de Uribe Vélez se estaba iniciando y nos íbamos a ver inmersos en un proceso de violación de derechos humanos, de persecución, no solamente a la insurgencia, sino a todos aquellos sectores que luchaban y clamaban por más democracia en este país. Parecía en ese entonces que la perspectiva iba a ser la perpetuación de la guerra y de la violencia. Pero, repito, afortunadamente ya hoy en día eso es cosa del pasado.
Atentado al club El Nogal, el 7 de febrero de 2003. Foto:Archivo EL TIEMPO
El atentado se da meses después del fallido acercamiento en el Caguán. ¿Cómo se planeó? ¿Cuál era el objetivo? ¿Y por qué deciden atentar contra El Nogal?
Debo decir que no conocí los pormenores ni los detalles de ese plan. No tuve participación en esa fase, pero lo que siempre conocimos, a nivel general, quienes integraban los niveles de dirección, es que se había tomado esa decisión porque se tenía conocimiento de reuniones que se venían realizando allí en el club por parte de la entonces ministra de Defensa, Martha Lucía Ramírez, con otros integrantes del gabinete y sectores paramilitares para planificar acciones en contra de la insurgencia. Esa era la información que se tenía y por eso las unidades que tomaron esa decisión decidieron planificar ese atentado. Esto es algo que realmente se tenía como un hecho real, esas informaciones. Debo decir que hoy en día nosotros no tenemos esa certeza. Sin embargo, es algo que seguramente, tal como lo estamos viendo hoy en día con el caso de la Unión Patriótica, ojalá se pueda dar claridad. Nosotros estamos en una etapa de transición en Colombia y aspiramos que con esa política de paz total, todos estos hechos del conflicto, como una necesidad de este proceso de reconciliación, se vayan esclareciendo, porque más allá de señalar responsables, nosotros creemos que deben servir para que esa memoria colectiva del país entienda que lo primero que tenemos que hacer quienes participamos en el conflicto es aportar la parte de verdad que tenemos cada uno para que, puesta sobre la mesa esas verdades, podamos de alguna manera reconstruir esa imagen de lo que fue el conflicto y sobre esa base, sobre todo, comprometernos como sociedad en un nunca más. Que no se repitan más estos hechos de violencia en Colombia.
Usted habla de la no repetición, que es un pilar fundamental del acuerdo del 2016. Lo cierto es que igual ese atentado fue uno de los más violentos contra la población civil. ¿Por qué? ¿A los ojos de hoy, usted, como vocero del partido Comunes, diría que fue justificable o no esa acción?
Nosotros hemos realizado desde el 2017 varios encuentros con grupos de víctimas de este atentado y allí no solamente hemos aportado verdad, sino que hemos dicho con toda claridad que nada justifica una acción de este tipo. Convertir un club social en un objetivo militar es claramente algo demencial que solamente se puede explicar, jamás justificar, a la luz de lo que es esa guerra que se estaba viviendo en el país, en ese contexto que hemos tratado de dar. Pero desde luego que no se justifica. Y hoy desde nuestra condición de partido político, desde nuestra condición de congresista y de hombres y mujeres comprometidos con la paz del país, lo único que tratamos es de alguna manera reparar el daño causado. Sabemos que todo lo que se haga siempre será poco para tratar de llevar algo de aliento a las familias de las víctimas. Pero desafortunadamente ese fue el contexto que nos tocó vivir. Esa fue la realidad y hoy estamos dispuestos a dedicar el resto que nos queda de vida para tratar de aportar no solamente en la reparación de las víctimas directas del conflicto que nosotros protagonizamos, sino también de aportar en esa búsqueda de la paz total que ha planteado el actual gobierno. Nosotros consideramos que la experiencia nuestra reafirma que ese tiene que ser el camino, que no puede seguir siendo la prolongación del conflicto. Y por eso esa es la perspectiva que tenemos hoy en día de esos acontecimientos que nos tocó vivir a nosotros como integrantes de una organización insurgente.
¿Cómo va el proceso de reconstrucción y de reparación con las víctimas?
En el caso concreto de las víctimas del Nogal, hemos realizado varios encuentros. La líder de este proceso ha sido la señora Bertha Fríes, de quien debo decir que ha jugado un papel muy importante en todo este proceso, no solamente con las víctimas del Nogal. Nosotros firmamos en el 2017 un compromiso con la organización que ella representa y a lo largo de estos últimos seis años hemos estado realizando una serie de encuentros, que hemos llamado como de reconciliación con valores y que nos ha permitido dialogar no solamente con las víctimas del Nogal, sino con víctimas de otros hechos y acciones que generaron victimización. También de hacer encuentros con incluso líderes paramilitares, pero también con los sectores de la academia, del empresariado, liderados por Bertha Fríes, lo que nos permite a nosotros decir que hemos generado un ejemplo realmente de reconciliación que ponemos a disposición del actual gobierno y de las víctimas para seguir construyendo país, para seguir reconstruyendo el tejido social desgarrado de esa manera tan violenta, como producto de ese largo conflicto que hemos vivido los colombianos.
Usted habla también de verdad, ¿qué tanto se ha avanzado en ese aporte a la verdad desde el Partido Comunes? ¿Cómo va ese caso en términos jurídicos?
En la JEP este caso específico no se ha entrado a analizar. Debo recordar que la Jurisdicción Especial para la Paz está construida sobre la base de la imposibilidad de investigar uno a uno todos los casos que se dieron en un conflicto de más de 50 años. Se trata de esclarecer los patrones y los hechos más relevantes que se dieron en el conflicto. El año pasado, la Jurisdicción Especial para la Paz decidió abrir un macrocaso que se denomina ‘redes urbanas’. Seguramente en ese contexto de ese macrocaso, podrán analizarse casos como este que estamos viendo. Nosotros hemos hecho un reconocimiento temprano de responsabilidades sobre el atentado al club El Nogal, pero no hemos podido reconstruir en detalle ese caso, porque quienes estuvieron al frente de esa planificación, esas estructuras, no están hoy en día en el partido. Pero no por eso hemos dejado nosotros de asumir esa responsabilidad, porque tenemos claro que sí fueron unidades que hicieron parte hasta ese momento de las Farc-Ep.
Carlos Antonio Lozada, exjefe de la guerrilla desmovilizada Farc, y Bertha Lucía Fries, representante de las víctimas. Foto:Juan Camilo Pedraza / EL TIEMPO
¿Quiénes fueron los que planearon entonces ese atentado, que no están hoy en el partido?
Le repito que fueron unidades de las Farc-Ep. Hay que tener en cuenta que después de ese proceso cayeron muchos comandantes líderes de esas unidades y por eso no tenemos nosotros los detalles. Nos hemos comprometido en ese y en todos los procesos que estamos siguiendo en hacer una búsqueda y una reconstrucción hasta donde sea humanamente posible. Pero en el caso nuestro, en particular de quienes hoy en día ocupamos la dirección del partido y del último secretariado que fuimos de las Farc, ninguno de nosotros estuvo involucrado en ese hecho específico y por lo tanto no hemos podido aportar detalles hasta donde seguramente las víctimas esperarían. Pero seguimos atendiendo esos requerimientos de las víctimas y así, en lo que hemos podido, en ese y en los otros macrocasos, estamos dispuestos a seguir dando verdad y a hacer ese reconocimiento temprano de responsabilidades. Porque si algo hemos aprendido a lo largo de estos años es que lo más reparador para las víctimas es conocer la verdad hasta donde sea material y físicamente posible.
Usted habla de la paz total. ¿Cuál es el papel del partido Comunes en esta nueva apuesta del nuevo gobierno?
Nosotros somos el partido de la paz, somos un partido que surgió del acuerdo. Terminamos el fin de semana anterior nuestra tercera Asamblea Nacional y allí ratificamos nuestro compromiso de respaldar este gobierno en esa búsqueda de la paz total, de poner a disposición nuestra experiencia, no solamente en el conflicto, sino también en acuerdos de paz. Nosotros desarrollamos conversaciones de paz con distintos gobiernos a lo largo de 33 años y estamos dispuestos a contribuir con esa experiencia en el ánimo de ayudar a encontrar salidas alternativas. Estamos claros que estos procesos se encuentran permanentemente con dificultades y en esos momentos es necesario que quienes puedan, desde otra perspectiva, aportar salidas y contribuyan a que fluya de mejor manera la solución de esos desencuentros. Y eso lo ponemos a disposición de este y de cualquier futuro gobierno, si es que no se lograse sellar definitivamente cerrar todos los conflictos. Porque esa experiencia nos demuestra que en Colombia la posibilidad de solución de los conflictos definitivamente es a través del diálogo y las conversaciones y no a través de la violencia, como de pronto se insistió en gobiernos anteriores.
¿Cuáles son los principales retos y dificultades de la paz total?
Es una política bastante ambiciosa, como debe ser, dada la complejidad del conflicto que tenemos. Creo que uno de los retos mayores es esa diferenciación que se debe hacer entre las estructuras de origen político insurgente y aquellas otras que están ligadas a conductas claramente delincuenciales, pero que terminan afectando la paz en los territorios. Por eso nosotros consideramos que esa diferenciación debe ser muy necesaria para poder generar pautas paralelas de ese proceso simultáneo de conversaciones que se van a desarrollar, para poder comunicar adecuadamente a la población colombiana y la comunidad internacional que no es posible manejar por el mismo carril todos esos procesos. Hay que hacer esa diferenciación porque va a permitir que no haya confusión.
¿Al interior del partido han hecho alguna reflexión sobre el caso del club El Nogal?
Nosotros hemos analizado todo lo que fue el desarrollo de la de la confrontación en el conflicto. Y caso por caso no lo hemos logrado. Pero en términos generales sí definimos una política para abordar todo lo que fueron nuestros compromisos asumidos en el sistema integral de verdad, justicia, reparación y no repetición. Entonces, producto de eso, hoy en día debo decir que estamos atendiendo todos los macrocasos a los que hemos sido convocados por la Jurisdicción Especial para la Paz, pero también tenemos el compromiso con la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, así como lo tuvimos con la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, y entendemos que este es un compromiso que debe mantenerse y prolongarse en el tiempo, porque tal como lo están demostrando los hechos recientes, ese proceso de conocimiento de la verdad de lo que sucedió en el conflicto apenas está iniciando. Esta semana hubo importantes fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en cuanto a lo que tiene que ver con el caso del exterminio de la Unión Patriótica y también de lo que sucedió con la Operación Orión. Entonces prácticamente estamos iniciando ese proceso de esclarecimiento y eso nos llena de ánimo porque nos demuestra que estamos avanzando, que poco a poco la sociedad colombiana va a tener que ir interiorizando y reconociendo las múltiples responsabilidades de lo que sucedió y de esa manera encontrar el camino de la reconciliación. No creemos nosotros que este proceso deba llevar al señalamiento, a la estigmatización, pero sí al reconocimiento de responsabilidades, al esclarecimiento de los hechos, porque sobre esos cimientos es que será posible avanzar en una Colombia distinta que tenga como punto de partida la convivencia en medio de las diferencias.
Usted toca un punto importante en la última respuesta sobre la búsqueda de personas dadas por desaparecidas. EL TIEMPO reveló hace un par de semanas que el avance en este tema va lento. ¿Cómo se está trabajando en el partido Comunes y cuál es la apuesta para este año junto con la Unidad de Búsqueda?
Estamos conociendo las cifras de lo que parece va a ser la entrega del último informe que hará la doctora Monzón al frente de esta Unidad de Búsqueda, que fue creada gracias al acuerdo de paz que nosotros firmamos. El partido designó un equipo en cabeza de Mauricio Jaramillo, uno de los integrantes del último secretariado de las Farc, y hemos venido documentando distintos casos de personas que fueron desaparecidas en poder de unidades de las Farc en el contexto del conflicto. No tengo la cifra exacta, pero algo más de 100 casos se han logrado esclarecer acerca de personas desaparecidas bajo responsabilidad en unidades de lo que fueron las Farc-Ep. La cifra que está manejando la Unidad de Búsqueda es de más de 103.000 colombianos y colombianas. Eso da la dimensión de lo que es el reto que tenemos como sociedad. Distintas organizaciones hablan de que la mayor parte de estas personas dadas por desaparecidas en el contexto del conflicto corresponden tanto al paramilitarismo como a estructuras de las Fuerzas Militares, y por eso nosotros creemos que hay que hacer un esfuerzo inmenso para que todos los sectores que estuvimos inmerso en el conflicto aportemos hasta donde sea humanamente posible. Esta es tal vez una de las formas de violencia más difíciles, porque las familias no van a tener paz mientras no sepan qué sucedió con sus familiares.
Otro punto que vuelve a tocar es el de la no repetición. ¿Qué hace falta para que otros actores armados vigentes en el país no repitan algo como lo que sucedió en El Nogal hace 20 años?
Lo primero que se hace necesario es que todos los sectores, absolutamente todos, y en esos está incluido el Estado, tal vez el mayor responsable, porque finalmente es quien está obligado a garantizar la paz y la convivencia en cualquier nación, pero también los denominados terceros, es decir, aquellos que por intereses económicos o políticos se aliaron con sectores de lo que podemos llamar el para-Estado, para tratar de combatir a las fuerzas que desde la insurgencia estábamos tratando de modificar el régimen, aporten a la verdad. Si logramos que finalmente en esta coyuntura coincidan los relatos de todos los que estuvimos en el conflicto de la sociedad, estaríamos sentando las bases para esa no repetición. Mire que si algo se desprende de ese informe de la Corte Interamericana de Derechos Humanos es que este conflicto pudimos haberlo solucionado hace 33 años. Si en la década de los 80, el Estado se hubiera comprometido con la no repetición, no solamente hubiésemos detenido el conflicto, sino que seguramente nos hubiéramos ahorrado millones de víctimas que vinieron después en esa prolongación del conflicto por 33 años. Hoy en día ya sabemos que el Estado es responsable, por acción y por omisión, no solamente del genocidio de la Unión Patriótica, sino de la prolongación del conflicto. Entonces, la garantía de no repetición está dada y determinada porque podamos confluir en este momento histórico en ese compromiso de verdad. Absolutamente todos los sectores que hemos estado haciendo parte de ese enfrentamiento, pero fundamentalmente el Estado, que es a quien le corresponde garantizar esa, esa paz y esa convivencia democrática.