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La historia ratifica que las crisis cambian las ciudades en lo urbano

El espacio público y los escenarios flexibles para distintos usos serán protagonistas. 

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Hoy en día, en medio de las nuevas realidades que trajo la globalización y el mayor flujo de personas y mercancías entre países, las ciudades son más vulnerables a brotes de enfermedades infecciosas. Por tanto, era inevitable que los contextos urbanos sufrieran más los efectos del covid-19.
Sin embargo, las ciudades han encontrado en el urbanismo la mejor respuesta para responder a las pandemias que las han azotado a lo largo de la historia. Gracias a la planeación urbana después de las crisis sanitarias y las guerras, las ciudades han fortalecido la infraestructura de servicios públicos como agua potable, alcantarillado y recolección de basuras. Bajo esos criterios han repensado la ubicación de centros de salud, las instituciones educativas, las oficinas gubernamentales y mucha de la infraestructura social como parques o bibliotecas.
En la próxima década seremos testigos de una Bogotá que cambiará después del covid-19, pues este tendrá un impacto directo en el diseño urbano y obligará a los gobiernos y arquitectos a responder a nuevas demandas tanto ciudadanas como del mercado inmobiliario. Por un lado, en el espacio público las personas cambiarán sus patrones para vivir la ciudad, incluyendo los medios para desplazarse y su interacción con el entorno. Por otro lado, en el espacio privado, exigirán viviendas y oficinas más seguras y sostenibles ambientalmente, que garanticen luz solar, ventilación natural y mejores condiciones para el trabajo remoto.
Las ciudades han encontrado en el urbanismo la mejor respuesta para responder a las pandemias que las han azotado a lo largo de la historia
La tecnología será una aliada de los urbanistas para conocer mejor esos nuevos hábitos y comportamientos de las personas. Tener mejores datos urbanos ayudará a una mejor localización de la infraestructura e intervenciones más zonificadas. Iniciativas a favor de ciudades inteligentes y todo el ecosistema digital mostrarán un crecimiento en los próximos años.
Entre tanto, veremos un crecimiento de la ciudad hacia los bordes y los municipios vecinos. Situación que aumentará las distancias y los tiempos de desplazamiento. Motivada principalmente por los procesos de la cuarta revolución industrial, donde la distancia pasa a un segundo plano cuando los beneficios de la tecnología y la velocidad de conexión superan las desventajas que tiene vivir alejado de los centros urbanos. Por ende, los costos de mover personas, bienes o servicios cambiarán.
Ante este escenario, los gobiernos locales volverán a tener el debate sobre diseñar ciudades densas y compactas o ciudades expandidas y de mayor escala territorial. Pero más allá del debate, tendrán que poner más atención sobre temas que no estaban priorizados en la agenda pública, como el entorno urbano de proximidad, el hacinamiento en la vivienda, las normas de construcción en edificios y oficinas, además del uso del transporte público masivo.
Así pues, la gestión urbana necesita responder mejor a esos cambios y anticiparse a las nuevas necesidades y requerimientos de bienestar de la población bogotana de cara al 2030.
Tampoco podemos pasar por alto que la gente les exigirá a los próximos gobiernos distritales acciones hacia un equilibrio ecológico. Estos responderán con apuestas a favor de la infraestructura verde y la transición hacia energías renovables y menos contaminantes, con el fin de eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero.
Los próximos años trazarán el camino para que las instituciones y los gobiernos trabajen por un equilibrio ecológico y mejoren sus sistemas de planeación, seguimiento y monitoreo, a fin de anticiparse a los eventos o fenómenos ambientales que la puedan afectar. No hay que olvidar que los efectos del cambio climático son acumulativos y muchas ciudades están viviendo situaciones de crisis como inundaciones, altas temperaturas y sequías.
El interés que despiertan los temas verdes va a tomar mucha fuerza en los próximos años; esta conciencia ciudadana por el cambio climático ejercerá presión política sobre los mandatarios en el mediano y largo plazo. Además, impulsará nuevas líneas de negocio y nuevas tendencias de mercado en el sector privado. Será una nueva agenda verde más allá del activismo climático, en medio de unas narrativas renovadas en las que las generaciones poscovid van a dinamizar mucho los mercados y las políticas públicas verdes.
Las ciudades van a liderar los nuevos temas de la agenda pública, pues la solución de muchos problemas pasa por allí. Empezando por las estrategias para la mitigación y adaptación al cambio climático, ya que, según ONU Hábitat, las ciudades generan el setenta por ciento de las emisiones de carbono y consumen dos terceras partes de la energía mundial. Además, las ciudades tienen el potencial de acelerar el crecimiento económico una vez la pandemia finalice y tienen toda una serie de herramientas y recursos para organizar el territorio en función del bienestar de las personas y la sostenibilidad urbana. En definitiva, el gobierno urbano será el gran protagonista del futuro del país.
ÓMAR ORÓSTEGUI 
DIRECTOR DE FUTUROS URBANOS

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