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Campesino recuperó predio que le quitaron los ‘paras' y hoy tiene próspera finca
La familia Garzón fue restituida y ya tiene 25 vacas lecheras, gallinas, cerdos y reserva forestal.
La directora de la URT Meta y representantes de las tres familias beneficiadas para proyectos productivos. Foto: Nelson Ardila
Cinco años les bastaron a José Jorge Garzón y su familia para recuperar el rastrojo en que había sido convertida la finca familiar de donde paramilitares los despojaron hace 22 años y luego usaron como base militar, en la vereda Mesetas del municipio de El Dorado, en el Meta.
Su historia se remonta a finales del siglo pasado y comienzos de este, cuando paramilitares y guerrilleros libraran la guerra por el dominio del Alto Ariari. En los municipios de El Dorado y Cubarral estaban instalados los paramilitares y sus vecinos de El Castillo y Lejanías estaban cercados por guerrilleros de las Farc.
En esa época nadie podía movilizarse entre las 6:00 de la tarde y las 6:00 de la mañana del siguiente día, lo que produjo la primera víctima de la familia de esa guerra. El papá de los Garzón sufrió un quebranto de salud en la noche y como no pudieron llevarlo a un centro médico; falleció.
José Jorge Garzón en el corral ganadero de su finca. Foto:Nelson Ardila
Luego, siguieron los acosos de los paramilitares, que provocaran que en el año 2001 tuvieran que vender a un costo irrisorio parte de la finca y desplazarse a otros lugares. José Jorge se dirigió a San Marín, también en el Meta, de donde también salió desplazado forzosamente.
José Jorge cuenta que no supo qué grupo armado se llevó a su hijo Nixon Garzón, de 24 años, el 19 de diciembre de 2016; lo desaparecieron y luego fue hallado muerto. En los siguientes años con su esposa y sus dos hijas deambularon por Bogotá y Chiquinquirá (Boyacá).
En el 2012, luego de haber presentado la denuncia por la pérdida de la finca, la Fiscalía le avisó que la Unidad de Restitución de Tierras (URT) había asumido su petición y se inició el proceso, que concluyó en el año 2018, cuando un juez determinó devolverles las 15 hectáreas que los paramilitares les habían arrebatado.
José Jorge Garzón en el corral de las gallinas. Foto:Nelson Ardila
Además de recibir la finca, "que estaba desolada y era un peladero", recuerda José Jorge, la URT y la gobernación del Meta lo apoyaron entregándole siete vacas, el mantenimiento e instalación de cercas, insumos, lo apoyaron para construir un corral, una bodega y un establo.
Además, lo apoyaron para que suscribiera un acuerdo con la empresa Colanta, que les garantiza la compra de la totalidad de la producción de leche y un contrato de comercialización con la distribuidora Lácteos San Gerónimo.
Hoy, José Jorge dice que tiene 25 vacas, cría cerdos y pollos, tiene sembrados árboles maderables de teca y frutos de limón, y no usa agroquímicos para sus productos.
Él aseguró que con el sudor de su frente y la de su esposa e hijas ha sacado adelante la finca y actualmente, para poder hacer todas las labores del campo, les brinda trabajo a siete personas: "Siete familias más se benefician del proyecto productivo".
José Jorge Garzón le muestra al alcalde de El Dorado, Luis Hugo Arcila, y a otros ciudadanos las cinco hectáreas de reserva forestal que tiene su finca. Foto:Nelson Ardila
Allí, en su finca, la URT el fin de semana les entregó simbólicamente a tres familias, también víctimas del conflicto armado, recursos por cerca de 40 millones de pesos, a cada una, para la puesta en marcha de proyectos productivos en terrenos que recientemente les fueron restituidos.
En el Meta hay aún 2.500 solicitudes de restitución de tierras en trámite y más de 100 familias restituidas han sido atendidas con proyectos productivos con una inversión cercana a los 2.900 millones de pesos, en líneas de ganadería, porcicultura, y cultivos de cacao, aguacate, plátano y cítricos, entre otros.
La directora de la URT en el Meta, Paula Andrea Villa, al entregar los recursos a estas tres familias, destacó la importancia de retomar un proyecto de vida como ha hecho José Jorge con su finca, "y si los proyectos de vida de una familia cambian, cambia un país".
En cinco de las 15 hectáreas que tiene la finca El Merey hay una reserva forestal intocable, nacedero del agua que consumen en el centro poblado de Medellín del Ariari. "Y acá hoy no hay problemas de orden público, vivimos bien, vivimos sabroso", concluye José Jorge.