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Conflicto violento en comunidad wayú termina gracias a la palabra de un Pütchipü’üi
Clanes Epiayu y Apshana se ponen de acuerdo para dirimir un conflicto de 20 años.
El conflicto que deja tres muertos fue solucionado con la palabra enviada a través de la figura de un Pütchipü’üi o palabrero Foto: Cortesía
Con la ayuda de un Pütchipü’üi (Palabrero), contemplado en el Sistema Normativo Wayú, los clanes Epiayu y Apshana lograron ponerse de acuerdo para dirimir un conflicto de 20 años, que cobró la vida de tres personas y desde hace pocos meses tenía en riesgo a una cuarta.
El arreglo entre las dos familias se dio en zona rural de Riohacha, luego de que el palabrero Orangel Gouriyu, lograra la firma de un primer acuerdo entre ambos clanes con el pago de una compensación por la falta, evitando con ello los enfrentamientos y la posibilidad de sellar un pacto de paz.
El arreglo entre las dos familias se dio en zona rural de Riohacha. Foto:Cortesía
Es de señalar, que el sistema de justicia wayú está basado en la compensación, cuyo monto no es lo relevante, lo que hacen las partes es tejer esa armonía social rota por el conflicto.
De acuerdo al relato del palabrero los hechos se remontan al 23 de mayo de 2003, cuando los Epiayu le secuestran unas reses a los Uriana por un conflicto entre ellos y estos acuden al Ejército Nacional para ingresar al territorio de los Epiayu en la comunidad de Yamarrari.
En esa incursión tres de los Epiayu habrían sido asesinados por el Ejército, lo cual fue denunciado ante las autoridades competentes.
En este hecho aislado, los Apshana fueron involucrados por los Epiayu quienes presumen que uno de sus guío al Ejército a su territorio, porque era marido de una mujer del clan Uriana.
En esa oportunidad Elías Bonivento Apshana más conocido como ‘Camaichin’, autoridad clanil de los Asphana hizo un arreglo con los viejos del Clan Epieyu, tras entregar dos mulas, dos collares de tuumma y quince millones de pesos, para que lo dejarán tranquilo porque no había una claridad de lo sucedido y daba por entendido que el problema se había subsanado.
Recientemente, la persona señalada de ser el guía ha sido víctima de dos ataques de bala, logrando salir ileso, uno de ellos, se registró en el sector de Aremasain, en zona rural de Manaure, en donde la Policía intervino y le salvó la vida.
El envío de la palabra
El sistema de justicia wayú está basado en la compensación, cuyo monto no es lo relevante, lo que hacen las partes es tejer esa armonía social rota por el conflicto. Foto:Cortesía
Esta compensación es para sanear los malos entendidos que hay
Los ataques a su sobrino, hicieron que ‘Camaichin’, un anciano de más de 70 años, buscara la ayuda del palabrero Orangel Gouriyu, quien es muy reconocido en la región y su valía está representada en el manejo serio y responsable de la palabra a la hora de buscar un acuerdo entre las partes en conflicto.
Por lo que fue designado para que llevar la palabra a los Epiayu, en el mundo occidental es el mensaje con el que se buscaba aclarar la situación con el fin de lograr un acuerdo de vivir en paz y sana convivencia.
Para esto, se requiere de mucha paciencia y de tiempo, puesto que el palabrero deberá trasladarse de un lado para llevar la palabra a cada familia, hasta lograr un punto de acercamiento.
En el primer encuentro del palabrero con el clan Epieyu, le recordaron el asesinato de tres personas y sentaron a los familiares para que le hicieran el relato de lo sucedido y advirtiendo que el guía era su objetivo. Por lo que Orangel les reiteró el interés de Camaichin de aclarar lo sucedido y buscar un acuerdo que les permitiera vivir en paz.
Al regresar a donde los Apshana, Camaichin le manifestó a Orangel en presencia de toda su familia su voluntad de arreglar, ya que no quiere problemas y es una persona de paz.
Esa voluntad de arreglo fue el segundo mensaje del palabrero al clan Epieyu, representados por Laureano Pushaina Epieyu, Kjuin Epieyu y Juanchito Epieyu, tío, primo y sobrino de los muertos. “Acudo nuevamente y les digo que tío –por respeto-, quería subsanar algo que no había hecho”, relata Orangel.
Sin embargo, ellos seguían con la acusación y se mantenían en que tenían tres muertos.
Al ver la decisión del viejo de arreglar, los Epieyu cedieron y enviaron su petición como compensación por cada una de las personas muertas. Al final acordaron la entrega de 100 reses, 600 chivos, 10 collares, dos tuummas y dos mulas por cada muerto, más 60 millones de pesos.
Ante ese requerimiento Camaichin respondió que no tenía como entregar todo lo que le estaban solicitando, pero expresó su voluntad de arreglar por lo que les ofreció cien millones de pesos y un dinero como valor de los chivos, el cual fue rechazado por los agredidos.
Los diálogos continuaron durante mes y medio hasta que el clan Epieyu, aceptó recibir en una primera entrega 90 millones de pesos equivalentes a 90 reses, 30 collares representados en 24 millones de pesos, seis collares de tuumma, seis mulas y 684 chivos, sumándose además los 15 millones de pesos iniciales entregados cuando se produjo la masacre en el año 2003.
“Se trata como dice el clan Apshana de llegar a un tope favorable de la cantidad que se exige, pero que sea en una fecha tentativa porque tienen la voluntad de arreglar, y el tío reitera que no quiere problemas para su familia, quiere dejarlos en tranquilidad porque es un hombre de paz por eso acudió al palabrero”, afirmó Orangel.
En este primer acuerdo participaron como garantes Dey Siosi Cotes, delegado de la Defensoría del Pueblo, Elion Arends, director de la oficina de Asuntos Indígenas del Distrito de Riohacha y Ronal Iguarán, como enlace del ministerio del Interior.
Mientras se lograr sellar el acuerdo de paz con la segunda entrega pendiente, el compromiso de los Epiayu es respetar la vida de la persona involucrada en estos hechos, quien deberá además, permanecer resguardada en su territorio hasta que el proceso llegue a su final.
“Esta compensación es para sanear los malos entendidos que hay, porque no ha habido una claridad de que si el muchacho fue o no fue, pero quieren sanearlo porque hay una acusación muy fuerte por parte de una de las hermanas del muerto. La segunda entrega que ellos hagan es para vivir en paz y esa reunión se dará en presencia de las autoridades para que se den la mano”, puntualizó el palabrero.
Reacciones
No queremos problemas, mi familia nunca ha sido de problemas, queremos la paz para trabajar tranquilos
Guillermina Epieyu, autoridad tradicional de la comunidad de El Ciruelo, aseguró que “esto es un buen camino, porque las partes podemos transitar tranquilamente y en temas de trabajo podemos trabajar en equipo, porque también somos vecinos y me alegra y me interesa mucho que esto no pase a mayores”.
Explicó que habrá perdón porque el tío en este caso tiene la voluntad para hacer el acuerdo y debe existir una voluntad de parte de ellos para hacerlo, “no se va a revivir los muchachos porque ya no están, pero se revive una amistad y una confianza de nuevo”.
Por su parte, Clemencia Bonivento Arpushana sobrina de Camaichin, mostró su alegría por el primer acuerdo logrado y aseguró que de haber tenido lo hubieran solucionado en un solo acuerdo, “no queremos problemas, mi familia nunca ha sido de problemas, queremos la paz para trabajar tranquilos”.