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Del 'bullying' al éxito: la joven cucuteña que triunfa con su marca de ropa XL
Angie convirtió el matoneo que sufrió por su peso en voluntad para triunfar en el mundo de la moda.
Angie Duarte inició con La Bodega Rosa durante la pandemia. Foto: Angie Duarte
Angie se cansó de no encontrar la ropa que a ella le gustaba y le quedara bien, debido a su peso y figura, y un día se propuso dejar de depender de otro y hacer su propia ropa, para ella y para venderles a miles de mujeres que -como ella- rompen cánones de belleza.
Junto a su mamá elaboró y confeccionó sus propios diseños y hoy es un referente de la ropa plus size, o tallas grandes, en el país.
Angie toda su vida fue de talla grande y en el colegio siempre le hicieron bullying por eso. Fue así toda la primaria y casi todo el bachillerato.
Las directivas, ante la situación, me dijeron que era imposible salir de 30 estudiantes, que lo mejor era que me fuese yo, aunque yo era la víctima
"El peor momento y al mismo tiempo el punto de inflexión fue en décimo, cuando el acoso de los compañeros era tanto que terminé por retirarme de ahí. Las directivas, ante la situación, me dijeron que era imposible salir de 30 estudiantes, que lo mejor era que me fuese yo, aunque yo era la víctima", narra Angie.
Y le tocó irse de aquél colegio, del cuál no prefiere ni acordarse del nombre. A undécimo grado llegó a uno más agradable y pido terminar su bachillerato sin contratiempos y entendiendo que no todo el mundo era como sus anteriores compañeros de clase.
Con 18 años llegó a la Universidad de Pamplona a estudiar Derecho y en esta etapa de su vida fue que comenzó con su negocio.
La Bodega Rosa nació luego de que un confeccionista le incumplió con un pedido a Angie. Foto:Angie Duarte
Durante toda su niñez y etapa escolar siempre se destacó por, pese al acoso que sufría, desarrollar sus habilidades sociales para vender y acercarse a la gente.
A cada prenda le sacaba diez mil pesos de ganancia y con eso me compré ropa para mí, y varias cosas para mi habitación, hasta para un televisor me alcanzó
"Yo vendía de todo cuando estaba en el colegio. Vendía dulces, perros calientes, empanadas, brownie, etc. Y en la universidad, cuando llegó la pandemia, decidí empezar a vender algo que me diera más margen de ganancia", explica la diseñadora.
Así fue como comenzó con la venta de ropa por encargo.
Recogía los pedidos entre sus compañeras de clase y otros estudiantes de diversas carreras de la universidad y hacía los encargos con varias empresas de confección por internet en Cúcuta.
"Al principio y en general siempre me fue muy muy bien. A cada prenda le sacaba diez mil pesos de ganancia y con eso me compré ropa para mí, y varias cosas para mi habitación, hasta para un televisor me alcanzó", cuenta Angie.
Campaña de moda de La Bodega Rosa. Foto:Angie Duarte
El mayor tropezón
Pero en este tipo de negocios de intermediario siempre se presentan problemas. En un año no le había tocado vivirlos, pero a finales de 2019 le llegaron.
Fue un momento muy difícil y la gente me trató muy mal. No entendían que no era mi culpa, pero igual debía solucionar el problema
Una de las confeccionistas con la cual hizo un encargo de 1,9 millones de pesos en ropa le quedó mal en la fecha de entrega, por lo que sus clientes en la universidad y los que tenía en internet, porque hacía unos meses había creado su página en Facebook, la acusaron de haberse robado la plata y no responder.
"Fue un momento muy difícil y la gente me trató muy mal. No entendían que no era mi culpa, pero igual debía solucionar el problema", relató.
Tras hablar con su madre lo que decidió fue pedir de vuelta el dinero a la confeccionista y hacer ellas mismas la ropa con la que se habían comprometido.
Entre ella, su mamá y una costurera del barrio que desde niña le ayudó con arreglos en su ropa propia comenzaron a fabricar la ropa.
Angie ya tiene dos tiendas en Cúcuta y exporta sus diseños. Está buscando expandirse a otras ciudades de Colombia. Foto:Angie Duarte
"Al principio fue con los diseños que me habían pedido ya y debía cumplir, pero a la gente le gustó tanto esta nueva ropa que decidí que desde ese momento yo misma iba a hacer todo", señala Angie.
Fue así como con la ganancia de esa primera venta propia compró maquinaria propia, contrató con empresas satélites que le ayudarán a producir en masa y se dedicó a diseñar su nueva marca de ropa: Bodega Rosa.
Y este emprendimiento tenía como objetivo ayudar a conseguir ropa a la moda y de calidad a las personas que, como ella, eran de talla grande y tenían dificultades para hallarla en puntos de venta físicos de Cúcuta o por internet, dónde las tallas suelen ser más pequeñas de lo esperado, explica ella.
Con solo 20 años Angie ya tenía su propio emprendimiento de moda y con un valor agregado de empoderamiento para las mujeres de talla grande que habían sufrido lo mismo que ella.
Y su voluntad de éxito fue tal que aunque llegó un problema mundial, logró surgir.
La pandemia resultó ser un impulso
Cuando llegó la pandemia del covid-19 y con ella los confinamientos obligatorios fue que Angie se dedicó cien por ciento a su negocio. Las ventas crecieron gracias a qué ella comenzó a hacer video para redes sociales en los cuales exhibía su ropa.
Comencé a subir videos de humor a Tik Tok y gané seguidores rápidamente, y esos seguidores me preguntaban por mi ropa. Me pedían información para comprarla, y claro, yo misma la hacía
"Comencé a subir videos de humor a Tik Tok y otras plataformas, y gané seguidores rápidamente, y esos seguidores me preguntaban por mi ropa. Me pedían información para comprarla, y claro, yo misma la hacía", explica.
Así fue como se estableció el negocio. Angie ahora era dueña, diseñadora y modelo de su ropa.
Durante el 2020 el crecimiento de búsquedas relacionadas a compras aumentó 200 por ciento a nivel mundial y en Latinoamérica los ingresos por ventas digitales crecieron 230 por ciento, según datos del reporte de industria e-commerce Blacksip, y tal cual le pasó a la Bodega Rosa.
Las ventas aumentaron y con ella las ganancias, permitiendo que Angie, en plena pandemia, logrará expandirse, y en el proceso impactar a su comunidad del barrio Atalaya con empleos para las mujeres que se dedican a la costura, cinco en total al finalizar el 2020.
Para el 2021 las restricciones de fueron relajando y Angie, en aras de darle más confianza a sus clientes locales que le compraban por internet, decidió invertir en una tienda física de la Bodega Rosa.
El lugar que consiguió fue el local 136 del Centro Comercial River Plaza, donde entre ella y su mamá -que la apoyó desde siempre- exhiben sus diseños y atienden a la clientela que llega hasta de otras ciudades para conocerla.
"Muchas personas que solo me conocían por redes sociales, tanto de Cúcuta como de otras ciudades, llegaban al local a conocerme y comprar. Yo hablaba con ellas, nos tomábamos fotos y les daba siempre un mensaje de esperanza contándoles mi historia", narra Angie.
Debido a complicaciones de salud que presentó a finales del 2021, Angie tuvo que someterse a una manga gástrica a comienzos del 2022.
Mi médico, sabiendo de mi trabajo y la importancia que tenía mi físico, trató de buscar soluciones, pero la definitiva fue hacer la cirugía, pues estaba en riesgo mi vida si no bajaba de peso pronto
"Mi médico, sabiendo de mi trabajo y la importancia que tenía mi físico para él, trató de buscar soluciones, pero la definitiva fue hacer la cirugía, pues estaba en riesgo mi vida si no bajaba de peso pronto. En ese entonces pesaba 105 kilos y medía solo 1,60 metros de altura, estaba muy pasada", narra la emprendedora.
La intervención fue exitosa y su proceso de recuperación y cambio también, y ahora Angie pesa 65 kilos. Ya no puede modelar su ropa de talla grande, pero sigue convencida de que su marca y su trabajo es para la gente que sí es plus size.
"Ahora retomé la carrera de Derecho en la Universidad de Pamplona. Todo el mundo está impactado allá por mi éxito y por mi cambio físico. Para ellos soy un ejemplo y un referente. Y ahora dedico el resto de mi tiempo a crecer más con la Bodega Rosa", señala la joven, ya de 25 años.
Angie bajó 40 kilos tras someterse a una cirugía por los problemas de salud que rpesentaba por el sobrepeso. Foto:Angie Duarte
Yo quiero que las mujeres dejen de ser estigmatizadas y de sentirse mal por ser de talla grande. A mí me encantaba mi cuerpo, incluso ahora que estoy delgada lo digo
Angie ya exporta a todo Latinoamérica, Estados Unidos, Canadá, España e Inglaterra. Sus diseños son muy reconocidos en el negocio de la ropa de tallas grandes y eso hasta le valió una invitación al salón de moda Gordas, en Bogotá, donde el primer fin de semana de marzo de este año exhibió su colección y fue referente de emprendimiento por su edad y su historia de vida.
Como metas para este año, Angie tiene proyectado abrir dos tiendas físicas más, una en Cartagena y la otra en Bogotá, pues tiene mucha clientela en esas ciudades que se lo están pidiendo desde hace meses.
"Yo quiero que las mujeres dejen de ser estigmatizadas y de sentirse mal por ser de talla grande. A mí me encantaba mi cuerpo, incluso ahora que estoy delgada lo digo. Y la idea de mi negocio es ayudar a que las mujeres se sientan bien tal cual son", concluye Angie.