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Nuevas cepas y estilos para volcarse al vino chileno en Navidad
La sommelier Laura Hernández habla de las novedades que ofrece Chile en el mercado colombiano.
Los vinos de Chile tienen ventajas como su facilidad para elaborar vinos orgánicos y biodinámicos. Foto: Istock Images
En una temporada de celebración como la de diciembre, cobra más importancia la elección del vino que acompañará nuestras mesas o momentos con familia y amigos. Y los supermercados y tiendas especializadas ofrecen botellas de todo tipo de cepas y orígenes.
Pero los vinos chilenos siguen aquí y estaban en el país desde mucho antes de que el boom del vino que surgió a comienzos de este siglo nos introdujera al mundo de las catas, los maridajes y la llegada de muchas otras botellas de diferentes partes del mundo.
Así lo recuerda la sommelier Laura Hernández –del restaurante Leo, en Bogotá–, que ha encontrado en la oferta de Chile nuevas sorpresas para probar en esta Navidad.
“Colombia comenzó a acercarse al vino a través de Chile –dice Hernández–. Es un país que está en nuestros corazones porque comenzamos a entender y a aprender de vino gracias al vino chileno y es importante, en momentos como este, en que la coyuntura marca la geografía local, mirar al continente, y que sigamos viendo lo que tiene Chile, que es mucho para dar. No se quedó en la oferta que tenía en el 2000 o 2010, sino que ha tenido muchos avances en tecnología y elaboración”.
¿Cuáles han sido estos avances?
La industria vitivinícola ha explorado nuevas formas de elaboración y nuevas cepas como la carignan.
Laura Hernández, sommelier colombiana. Foto:Cortesía Prochile
También se ha volcado a la viticultura orgánica y biodinámica que es muy fuerte en el país.
Chile se ha adaptado a este tipo de tendencias de manera casi espontánea, por sus condiciones geográficas y climáticas, que les dieron las herramientas para ofrecer este tipo de vinos.
Es un país muy sano en materia de plagas que puedan afectar el vino, en especial la filoxera.
Tienen plantaciones dinámicas y les queda relativamente fácil hacer vino orgánico, porque adecuar la tierra para hacer cultivos orgánicos es costoso, pero en Chile no. Por eso se pueden encontrar vinos orgánicos con buena relación calidad precio.
Habla de una nueva cepa, la carignan. ¿Cómo la compara con la emblemática carménère?
Carignan y carménère son distintas. En el valle del Maule se ha sembrado mucha carignan, dadas las condiciones del terruño, que tiene una cordillera baja que permite circular a los vientos de influencia marítima. Y variedades que habían sido rezagadas durante mucho tiempo, como la carignan, que llegó desde el sur de Francia a finales de los años 30, tras el terremoto de Chile que dejó devastados los viñedos, han resurgido por su capacidad de producir vinos frutales.
Esta cepa revela en Chile un nivel de vinos muy superior al de los que da en el resto del mundo. Tiene frescura, es frutal, que es lo que está buscando el consumidor. Sus vinos suelen versátiles a la hora de acompañar la comida.
Esa comparación entre carménère y carignan es difícil porque depende del proceso de la elaboración de cada vino. No se puede generalizar. Pero digamos que ambas son versátiles y tienden a dar vinos frutales y frescos. No son como la cabernet o la malbec, que pueden ser más complejas en aroma e intensidad. La carignan es de intensidad media, pero el resultado en botella depende de su elaboración.
Está tornándose hacia vinos más versátiles a la hora de compartir comidas. Busca no solo vinos que tengan que disfrutarse en un momento específico de la comida sino que puedan combinar con muchas cosas. Antes se decía que un vino fuerte solo iba con carne o chorizo y era difícil acompañarlo con otras cosas.
Ahora se busca más versatilidad, y que, a la vez, puedan ser tomados solos. No se buscan vinos demasiado tánicos o con mucha presencia de madera, sino buenos vinos, complejos pero frescos al paladar.
¿Qué recomendaciones da de maridaje?
Los vinos tradicionales de Chile, como los carménère o cabernet sauvignon van bien con la comida navideña colombiana, que son platos como el pernil de cerdo, el muchacho relleno e incluso el pavo. Pero también les va bien con vinos de intensidad media de como el carignan y el pinot noir.
'Carignan', una cepa por conocer
Esta cepa, nueva en el mercado colombiano, se está convirtiendo en otra de las fortalezas chilenas en materia de vinos. Se cultiva sobre todo en el valle del Maule, por pequeños productores, y ha venido conquistando paladares con paso fuerte.
Sin embargo, la cepa carignan llegó a Chile, proveniente de Francia (aunque su origen es español, en Aragón la conocen como cariñena o mazuelo), a finales de los años 30 y comienzos de los 40, así que lleva sus años aclimatándose al territorio.
Se dice que llegó al país después de 1939, con el objetivo de mejorar la calidad y el color de los vinos que ya se elaboraban en el país austral. De hecho, se usó para oscurecer el color de los vinos o mejorar la acidez. Pero su valor como cepa principal o única es lo que ha empezado a resaltarse en años recientes. En la actualidad hay una organización de viñateros –Vigno– que busca rescatar las vides más antiguas de carignan.
Bodegas chilenas recomendadas
1) Trasiego. Bodega nueva del valle de San Antonio. trabaja con vinos de pequeños productores. Recomendado: el Quartz, un pinot noir afrutado.
2) Casas Patronales. Tiene buenos carménère, pero le está apostando a la carignan, muy recomendado.
3) Tierra Noble: esta bodega emblemática de Chile ahora tiene importación a Colombia.