La historia detrás del Cariñoso, el tradicional vino que sabe a Navidad

Desde 1978 se empezaron a apilar las botellas de esta infaltable bebida de diciembre.

PERIODISTA22.12.2022 04:11 Actualizado: 26.12.2022 00:00

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Cuando preguntan qué no puede faltar en diciembre, las respuestas son claras: las reuniones familiares que muchos aman y otros odian, las canciones de Pastor López o 'Los 50 de Joselito', la amplia gama de comida festiva (buñuelos y natilla) y las anchetas, que generalmente vienen acompañadas con un vino.

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Y si de vino se habla hay uno que durante años se ha vuelto en un referente para esta época del año: el Vino Cariñoso de Enalia, un producto que nació en 1978 y suma más de 40 años en el mercado colombiano. Le contamos cuál es la historia de esta popular bebida.

Una mirada al pasado

Desde hace 60 años, en el Valle del Cauca nace y surge la magia de Enalia, la empresa colombiana dedicada a la fabricación, distribución y comercialización de estos vinos.

Sin embargo, la compañía se remonta a tradiciones europeas mucho más arraigadas de lo que parece. En 1876, en Málaga (España), se empezó a fabricar el vino Sansón, una bebida emblemática que, debido a la aceptación que tuvo en Colombia, abrió camino en el país.

Así fue como después de su comercialización en el territorio nacional, los directivos decidieron en 1962 fundar Bacarles de Colombia Limitada, empresa que años más tarde tendría el nombre de Enalia.

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Con una nueva sede en Colombia, la fábrica empezó a producir vino Sansón; sin embargo, este no era el mismo que el de España, pues la bebida se adaptó al paladar de los colombianos.

16 años después, con la empresa consolidada en Colombia, Bacarles pensó en crear el Vino Cariñoso, una bebida creada con una receta traída desde Barcelona, España.

El ‘gran’ día fue el 23 de septiembre de 1978 en la ciudad de Cali, Colombia, cuando se empezaron a apilar las botellas de la que posteriormente sería la infaltable bebida de diciembre.

Rápidamente y debido al asequible precio, el vino fue alcanzando una popularidad que ni siquiera los directivos de la empresa creían, pues el Cariñoso se convirtió en la alternativa de las personas de clase media, es decir, una gran parte de la población del país.

Después de un tiempo, el Cariñoso pasó de ser el más comprado al más regalado. Pues las personas esperaban las fiestas navideñas para dejarlo en sus anchetas de fin de año.

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Y no tardó mucho para internacionalizarse. En 1990 se exportó a Panamá y posteriormente a Venezuela, teniendo una muy buena aceptación.

En 1998, la razón social de la empresa creadora del Cariñoso cambió a Enalia y su portafolio se extendió desde vinos con café hasta vinos frutales.

Se cree que los romanos fueron los primeros en dar canastas con comida a sus 'trabajadores'. Foto:iStock

Una tradición y un legado

Una botella verde con manzana roja en el centro. Así es como millones de consumidores recuerdan el Cariñoso, un vino que evoca al pasado y los momentos en los que junto a galletas se compartía en familia.

Inicialmente, el vino Cariñoso hecho con extractos de manzanas rojas y verdes era el único en el mercado; sin embargo, con el paso del tiempo, Enalia fue incursionando de acuerdo al paladar de los colombianos.

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Más tarde, la producción se extendió a otros sabores como Cariñoso de durazno y a Cariños Rose. Los colombianos lo siguen recordando como el vino que enamoró a un país. “Manzana, para brindar y festejar lo linda que es la Navidad”, una tradición y un legado.