Durante los últimos meses, redes sociales como TikTok se han visto llenas de referencias a un término popular que se ha vuelto tendencia entre las jóvenes: se trata del ‘girl dinner’.
Todo empezó cuando una tiktoker llamada Olivia Maher publicó un video en el que compara su cena con la que alguien había descrito como la comida de un plebeyo medieval, y la llama ‘girl dinner’.
“No puedo encontrar el TikTok en este momento, pero oí a una chica decir en un video que los plebeyos medievales sólo podían comer pan y queso, y que eso era terrible… Esta es mi cena, la llamo ‘girl dinner’ (cena de chicas), o 'plebeyo medieval'”, dijo la mujer, mostrando que se disponía a comer una rebanada de queso, dos de pan, uvas y pepinillos para cenar.
Cabe aclarar que ninguno de los alimentos estaba servido en un plato, sino en los recipientes en que seguramente estaban guardados en la nevera, o sobre tablas de picar.
El clip se volvió viral, y así se creó el concepto de ‘girl dinner’, que, tras un poco de evolución, se convirtió en básicamente cenar lo que haya en la nevera que no requiera preparación, ya sean frutas, pan y tajadas de queso, o cheetos, mermelada sola o guacamole.
La tendencia, que ya acumula más de 1000 visualizaciones en TikTok, ha generado opiniones divididas entre los expertos de la salud.
Por un lado, Kima Cargill, profesora de psicología que se centra en la alimentación y la nutrición en la Universidad de Washington, Tacoma, señala que no comer mucho por la noche puede traer beneficios. "Es realmente mejor desde el punto de vista nutricional comer la comida más copiosa al mediodía y una comida más ligera por la noche”.
“Muchas culturas se limitan a comer sobras o embutidos, o sopa y pan o algo parecido para cenar, lo cual, desde el punto de vista de la digestión, es mucho mejor", explica Cargill, argumentando que ingerir una “comida copiosa” justo antes de dormir puede aumentar el reflujo ácido o crear dificultades para dormir.
Además, la nutricionista Alissa Rumsey le da a este tipo de cena una mirada liberadora, pues, para ella, representa la posibilidad que tienen las mujeres de comer lo que se les antoje, y sin tomarse horas preparando una comida.
Pero la tendencia, como se dijo antes, fue evolucionando, y dejó de enfocarse en comer algo ‘liviano’, para llegar a preparaciones que no aportan nada a la nutrición, como simplemente un vaso de gaseosa, un paquete de doritos, o cereales de azúcar con masmelos y mantequilla.
Esto, además de generar problemas de salud por el nulo valor nutricional de los alimentos ingeridos, puede generar desórdenes alimenticios, según la nutricionista y especialista en psiconutrición Florencia Araya.
“Siempre tenemos que recordar que cuando estamos detrás de un dispositivo, no sabemos quiénes más están detrás de él. No sabemos quién es la audiencia que nos está viendo, si son niños/niñas, adolescentes, adultos/adultas, personas que presentan enfermedades o factores de riesgo, o directamente personas que estén cursando un trastorno de conducta alimentaria”, le dijo Araya al portal ‘La Tercera’.
Por otro lado, Araya cree que la tendencia no es liberadora, sino todo lo contrario, pues refuerza el estereotipo de que las mujeres deben comer poco, y da un mensaje de negligencia hacia el autocuidado de la salud, fruto de la sociedad en la que la mujer, después de llegar del trabajo, debe limpiar la casa y cocinar para su familia.
Lo cierto es que la tendencia sigue generando polémicas, y ha creado ramas, como el ‘boy dinner’, el ‘husband dinner’, o el ‘wife dinner’, que pueden estar reforzando los estereotipos, o usando el humor para burlarse de ellos.
Lo más importante es que recuerde la importancia de los buenos hábitos alimenticios, de los aportes nutricionales de cada alimento, y que aunque a veces es bueno comer poco, esto no es sinónimo de comer mal.
ALEJANDRO VICTORIA TOBÓN
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL
EL TIEMPO
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