
Noticia
El Fondo de Cultura Económica celebra sus 40 años en Bogotá
La filial colombiana de esta emblemática editorial se inauguró el 8 de mayo de 1984 en el barrio El Lago. Hoy, dirigido por Gabriela Roca Barrenechea, rompió sus límites y tiene múltiples sedes.
Panorámica del Centro Cultural Gabriel García Márquez, del Fondo de Cultura Económica, en el barrio la Candelaria, centro de Bogotá. Foto: Archivo EL TIEMPO

Actualizado:
Aunque algunas personas conocen los inicios de esta institución y cada aniversario vuelven a contarse o a leerse en la historia doble (mezclando los sucesos trágicos vividos en Colombia con la historia del Fondo) que escribió el crítico de cine y novelista Hugo Chaparro Valderrama, con motivo de sus primeros 20 años, vale la pena repetirlos en éste, su cumpleaños cuarenta, porque se trata de una institución que le abrió las puertas a una manera diferente de concebir una librería y por donde han pasado hechos no solo literarios sino políticos, sociales y hasta de ficción.
(Puede leer: ‘Estoy cantando en mi lengua materna’: Gorka Urbizu, el vasco que estará en el Bime)
Librería que se convirtió muy rápido en el lugar de reunión de intelectuales, universitarios, profesionales de distintas especialidades, mujeres y hombres que buscaban no solo la posibilidad de encontrar libros y revistas que ninguna otra de las librerías de la ciudad ofrecía, sino en un espacio donde oír y comentar eventos culturales y políticos de por aquí y de las vecindades. Un sitio para echar carreta como si estuviera en el D.F. en alguna de las tantísimas que pueblan sus colonias.
Con esa firma en Notaría se formalizaba así la que, hasta el momento, había sido una agencia del FCE en el país bajo la dirección de Guillermo Ramírez, gerenciada por la siempre infatigable agente cultural Isadora de Norden, que se ocupaba de reimprimir y distribuir algunos de sus más importantes títulos.
El FCE nació en 1934 en México, otro cumpleaños el número 90 para celebrar, por el entusiasmo de un grupo conformado por siete intelectuales y escritores de ese país, encabezados por Daniel Cosío Villegas, con el loable objetivo de traducir los clásicos de la economía mundial, dirigido a un público universitario que crecía como la espuma y más que nada para suplir el aislamiento editorial entre los países de Latinoamérica y España con México y desde allí hacia el resto.
(Además: Festival vallenato, el baluarte del norte de Colombia: así se celebra en Valledupar)
Poco a poco se fueron creando filiales, la primera de ellas en Buenos Aires y una distribuidora de los libros que publicaban que se estableció en los años cincuenta en Medellín.
Se fueron extendiendo por otros países del área hasta su inauguración en Colombia en ese lejano año de 1984.
Más que una librería
Esa librería de El Lago fue también un foco intelectual mejicano en Colombia, donde se daban cita sus diplomáticos y algunos residentes, tanto así que, a pocas cuadras, con la asesoría de su Embajada, se estableció la Casa Mexicana, restaurante, almacén y una extensión del que desde esos años se convirtió en un rincón de la cultura del país azteca en la capital.
Leer y conocer obras de autores mejicanos y del área y que las de los nacionales se dieran a conocer por ese espacio del FCE Colombia fue una de las funciones que se cumplió con lujo de comodidad y amplitud de criterio que poco se encontraba por esta tierra.
No satisfechos con realizar su misión comenzaron a incursionar en un campo cultural casi que, limitado al sector público, en esas calendas.
El salto a la gestión cultural desde la librería fue tan solo un brinco porque bastaron tan solo seis años para que comenzaran una labor inmensa que se enriquece cada día.
En 1990, nació la semana del FCE Colombia, y se creó el Periolibros en el que se presentaba una obra y su autor y se distribuía con el periódico El Espectador, tal como lo narra Tímpano, desde ahora su órgano de comunicación dirigido por la poco mediática pero siempre dulce, emprendedora y polifacética Gabriela Roca, con el cuidado editorial del poeta y escritor Ramón Cote, boletín al que se le augura larga vida porque con todas las sedes que han abierto y por la diversidad de proyectos que realizan es mucho lo que tienen por relatar y compartir.
En esas décadas de los ochenta y noventa del siglo pasado se multiplicaron las publicaciones de lo mejor de la poesía y la narrativa nacional y en el 2008 el FCE Colombia estrenó sede en el barrio La Candelaria, un edificio diseñado con sofisticado e ingenioso diseño por el siempre preciosista estilo del arquitecto Rogelio Salmona, que se bautizó, como no podía ser con otro nombre, como Centro Cultural García Márquez, convertido en poco tiempo como uno de los íconos culturales de la capital.
El FCE nació en 1934 en México, otro cumpleaños el número 90 para celebrar, por el entusiasmo de un grupo conformado por siete intelectuales y escritores de ese país.
Desde hace tres años se abrió la sala de lectura para niños, niñas y jóvenes Alebrije, nombre perteneciente a la bella artesanía mexicana que representa a un animal fantástico y que ya es tan típico como su comida, su música, su cine, su literatura. Alebrije ha viajado por distintas poblaciones del país y se ha convertido en un éxito ya que se dirige a un sector poblacional al que se le tenía disociado de la promoción editorial y de la lectura.
En el 2018 se inauguró en Medellín, en la Biblioteca Pública Piloto, la librería Fernando del Paso, haciéndole honor a este escritor mejicano tan querido por esta tierra y tan cuate de Gabriel García Márquez.
Dos años después vendría otra sede en Bogotá, en el norte de la ciudad, Carrera 15 No. 108-05, casa de habitación de la familia Carranza y que lleva por derecho propio el nombre de María Mercedes Carranza, la gran poeta de la capital.
Sedes y más sedes
El año pasado se abrió la Librería Carmentea, cantar del Llano, en Arauquita, Arauca, la primera y única librería en esa tierra de frontera entre Colombia y Venezuela, recibida con alborozo porque parecía que este territorio estaba vedado a los libros y a la cultura. Sus habitantes no han desaprovechado la oportunidad de vivir esta experiencia extraña a sus hábitos y costumbres, que hoy se ha acomodado entre ellos con frescura y gran holgura.
(Siga con: ‘Reflexa’: un disco introspectivo para bailar en la discoteca)
Vienen más aperturas en los próximos meses, como una sede en uno de los más grandes barrios bogotanos del sur de la ciudad y en otras ciudades, con ese sello de distinción, de refinamiento que caracterizan todas sus instalaciones, a donde se extiende la idea de que allí se va no solo a comprar libros sino a gozar de una agenda de actividades culturales varias y singulares por la calidad y cualidad de sus protagonistas.
Espacios construidos con exquisites arquitectónica, de trazo amable, así como son las personas contratadas para atenderlos, en los que se invita a la lectura, a la reflexión, al debate, a la conversación, sin agobio ni afán. Una inmensa vitrina para mostrar las novedades literarias de la tierra y de los asiduos escritores visitantes que por estas épocas nos sorprenden con sus presentaciones repetidas, las que para los años ochenta del siglo pasado no eran más que rarezas.
Estos nuevos espacios son un poco la auto celebración del FCE Colombia por sus 40 años, que se suman a los 142 títulos publicados en este lapso de autores colombianos y extranjeros.
Cuatro décadas en que han tenido muchos directores, siendo el más recordado Juan Camilo Sierra y multitud de colaboradores destacándose el poeta y escritor José Luis Díaz Granados, quien es considerado uno más de la casa, así como Luz Mery Giraldo y una lista interminable de escritores y poetas.
Cumpleaños celebrado por todo lo alto en el marco de la pasada Feria del Libro, al que acudieron no solo autores, gestores, diplomáticos sino público en general agradecido por esos lazos culturales tendidos para intercambiar saberes y gustos que cada día se anuda con más fuerza.
A Gabriela Roca, su directora, a Marco Barrero Basols, Coordinador de Vinculación Internacional del FCE, a Olga Naranjo la encargada de los eventos culturales, a Ramón Cote, editor y a todos y cada uno de los trabajadores del FCE Colombia gratitud por cumplir con sus obligaciones con dedicación, amor y gran respeto por esas personas que acuden a sus instalaciones y siempre salen satisfechas por el trato recibido. Y a nuestros hermanos mexicanos agradecimiento por siempre, porque que en buena hora se instalaron aquí para no partir nunca jamás.
(Le puede interesar: Madonna hace historia en Brasil: playa carioca de Copacabana se convirtió en una pista de baile)
Sigue toda la información de Cultura en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.
Conforme a los criterios de



EL TIEMPO GOOGLE NEWS
Síguenos en GOOGLE NEWS. Mantente siempre actualizado con las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en Google News.

EL TIEMPO WHATSAPP
Únete al canal de El Tiempo en WhatsApp para estar al día con las noticias más relevantes al momento.

EL TIEMPO APP
Mantente informado con la app de EL TIEMPO. Recibe las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en tu dispositivo.

SUSCRÍBETE AL DIGITAL
Información confiable para ti. Suscríbete a EL TIEMPO y consulta de forma ilimitada nuestros contenidos periodísticos.