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Jürgen Habermas: polémico y ‘deliberacionista’
A sus 93 años, este pensador alemán es un mito viviente del pensamiento crítico.
Jürgen Habermas, en Descubrir la filosofía. Foto: archivo particular
La palabra en español, no existe. Pero la filósofa, feminista y escritora María José Guerra Palmero adecuó el término ‘deliberacionista’ para reunir a la mayoría de ámbitos propios del pensamiento habermasiano, a saber, la democracia, la deliberación, la liberación y la lingüística, entre muchos otros.
No obstante, cualquier témino resulta insuficiente para describir la teoría, aún activa, inacabada y en constante producción del gran representante de la segunda generación de la Escuela de Frankfurt.
Jürgen Habermas ha volcado más de seis décadas de trayectoria en la construcción de un proyecto filosófico político; y es que no podría ser diferente, si se tiene en cuenta que el contexto en el cual se ha desarrollado ha estado marcado por el ascenso del nacionalsocialismo y su consecuente Segunda Guerra Mundial, la posguerra alemana, la Guerra Fría, la demolición del Muro de Berlín, la reunificación de su territorio en 1989 y, casi de inmediato, la inminencia de un modelo neoliberal en plena época de globalización económica y geopolítica.
Ello sin contar una Gran Depresión económica y una crisis financiera mundial más reciente. De ahí, su interés por fusionar a las ciencias sociales con la reflexión filosófica.
Y para ello, el nacido en Düsseldorf (Alemania), en 1929, se ha valido de su inspiración en las dos corrientes idealistas alemanas, como fueron la de Hegel y la de Kant, en aras de la actualización de la tradición mediante la conciencia lingüística, siendo esta última entendida ‘a lo habermasiano’ como una de sus vías de conexión de la teoría con la praxis, con esos llamados a la acción que encarnan la ética, la política y el derecho (la triada clave de su tesis filosófico-política en tanto constituye la dimensión normativa que debe guiar la acción humana).
“Mediando entre la teoría y la práctica, no ha dejado de nutrirse de los avances en ciencias sociales, así como de revisa, en especial, la tradición sociológica a partir de sus orígenes en Marx, Durkheim y Weber. Sus propuestas impulsan la radicalización del ideal democrático en debate con el liberalismo, el comunitarismo o el multiculturalismo. Destaca en su proyecto filosófico político, la defensa de Europa y del cosmopolitismo y su apuesta por los derechos humanos”, escribe sobre la imposibilidad de entender la filosofía de la segunda mitad del siglo XX sin abordar a Habermas, María José Guerra Palmero, en su obra 'Habermas: la apuesta por la democracia', entrega número 35 de la colección 'Descubrir la Filosofía'.
Demócrata de la palabra
Jürgen Habermas, en Descubrir la filosofía. Foto:archivo particular
Al ser su ideal moderno político, ético y civilizatorio, Jürgen Habermas ha dedicado su estudio del pensamiento a su defensa. Y para ello, se ha valido de la palabra, del discurso o la deliberación, como aquel acto de confrontación de los mejores argumentos de las partes implicadas con miras al consenso.
De este modo, el motor sobre el cual el alemán montó su apuesta teórico-práctica fueron la polémica y la controversia.
Más allá de pretender encender la hoguera de las discusiones acaloradas o los conflictos, Habermas ha visto en ellas las herramientas claves para hacer uso público de la razón y para afianzar la inclusión democrática.
¿Por qué? Precisamente, porque el debate posibilita la creación de espacios y momentos de deliberación realmente igualitarios, es decir, que sean accesibles a todos los afectados e implicados, que ellos se sientan representados y partícipes del sistema al cual no solo hacen parte, sino que le dan vida.
De la plaza pública a la democracia deliberativa
Para comprender el proyecto filosófico político de Habermas, y trascenderlo de una simple concepción idealista y aún romántica de una democracia cosmopolita, Guerra analiza cuatro grandes temas que se erigieron en los puntos cardinales para la por el filósofo alemán:
1. La esfera pública.
Teorizar en torno a las maneras de diversificar el a un proyecto democrático llevó al filósofo a estudiar, desde la raíz, los escenarios de participación que se han abierto (o luchado) a lo largo de la historia.
Este completo seguimiento ocupó una de las primeras producciones de Habermas, 'Historia y crítica de la opinión pública: la transformación estructural de la vida pública' (1962), cuya importancia se debió a su gran riqueza de información detallada en torno a los orígenes históricos burgueses de aquellos escenarios en los que se desarrolló y se sigue desarrollando la política: la esfera pública.
“En su reconstrucción histórica —apunta Guerra— del devenir de la esfera pública durante los siglos XVIII, XIX y XX, Habermas analiza sus distintas fases. Historia y crítica sirve de relato fundacional con el objetivo de avalar la posibilidad misma de lo que luego, muchos años después, Habermas denominará ‘democracia deliberativa’”.
2. Razón y sociedad
Con la publicación de su obra de 1981 'Teoría de la acción comunicativa', Habermas ratificó el cambio de paradigma en el cual la filosofía del lenguaje marcaría el paso (siguiendo el ritmo del llamado ‘giro lingüístico’), al igual que lo haría la inspiración en la democracia radical del pragmatismo norteamericano, el cual le fue dado a conocer a Jürgen por el neokantiano Karl-Otto Apel.
3. Giro lingüístico
Se trata de una expresión acuñada por Gustav Bergmann en 1953 para señalar el protagonismo adquirido por el lenguaje en la obra de Ludwing Wittgenstein, en especial en 'Tractatus lógico philosophicus', como en 'Las investigaciones filosóficas', en la cual aparece la expresión ‘juegos del lenguaje’ para designar los diferentes usos sociales de este.
Precisamente, el estudio del lenguaje y de sus usos es lo que se conoce como pragmática “que se convierte en el objeto de estudio privilegiado en el siglo XX. Prácticamente toda la filosofía queda afectada por este enfoque a partir de la segunda mitad de la centuria”, señala la autora de 'Habermas: la apuesta por la democracia'.
4. Democracia deliberativa
Fue el planteamiento habermasiano a partir de 1990, como método de solución de las confrontaciones entre los modelos liberales y republicanos de democracia. De este modo, el filósofo alemán propuso su modelo deliberativo que incorporaba las fortalezas de cada uno, pero dándole prioridad a las prácticas democráticas, a la participación y a la deliberación.
Este modelo de democracia deliberativa se caracterizó, a su vez, por incluir una ética de discurso que, entre otros puntos, incluyó características como el procedimentalismo democrático (llegar a consensos a través del proceso argumentativo de fundamentación de normas), el deontologismo (determinar principios y normas morales que guíen nuestro comportamiento), el cognitivismo (optar por la validez moral indicada por el consenso racional ) y el universalismo, o ese grado de generalización de las normas (y que debe ser el máximo posible).
En consecuencia, Habermas elaboró “una teoría del derecho que, vinculada con la ética del discurso, culmina con la propuesta de una política deliberativa. Ética, política y derecho se articulan en un continuo normativo. Habermas le confiere al derecho una función mediadora entre los hechos de la economía y de la política y la validez normativa de la moral empeñada en señalar lo justo”, puntualiza María José Guerra Palmero.
'Habermas: la apuesta por la democracia' es la entrega número 35 de la colección Descubrir la Filosofía, que llegará, con EL TIEMPO, a un precio de 29.900 pesos y con nuevos filósofos: Chomsky, Pascal, Habermas, John Stuart Mill, Plotino, Russell, Erasmo, Gramsci y Allthusser, Berkeley, Weber, Diderot, Adorno, Rawls, Husserl, y Gadamer, Bergson, Rorty y Lévinas; todos, increíbles pensadores que cambiaron la historia.
Los interesados en adquirir la colección completa podrán hacerlo a través de tienda.eltiempo.com/filosofiax20 o llamando en Bogotá al 4 26 6000, opción 3 y en la línea nacional gratuita 01 8000 110 990.