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Las fórmulas con las que se puede revertir el fuerte frenazo de la economía
Empresarios, exministros y expertos insisten en la urgencia de un plan que evite la recesión.
El acero es insustituible en la construcción. En el Valle, por el alto riesgo sísmico, es muy demandado. Foto: Juan Pablo Rueda / EL TIEMPO
Aunque a lo largo del 2023 la economía envió señales claras de un enfriamiento paulatino, lo que hacía prever que su producto interno bruto (PIB) sería muy modesto, el dato revelado por el Dane de 0,6 por ciento no estaba en las cuentas ni del Gobierno ni de los economistas, quienes apuntaban a un dato más cercano al 1 por ciento, con 1,4 por ciento como su apuesta más elevada. Pero la realidad sacudió al país, pues ese crecimiento, sin tener en cuenta la caída de la economía de 7,2 por ciento en 2020 derivada de la pandemia, es el más bajo alcanzado en más de dos décadas, con tres de los grandes motores en terreno negativo.
Construcción retrocedió 4,2 por ciento anual, con un desplome de la subrama de carreteras y obras de ingeniería civil del 12,3 por ciento; las industrias manufactureras tuvieron una variación negativa de -3,5 por ciento, con la fabricación de productos textiles y cueros liderando el desempeño negativo del sector con una descolgada de 13,8 por ciento; mientras que el comercio, el mayor generador de empleo hoy en el país, registró un descenso del 2,8 por ciento, según el Dane.
El cuarto trimestre del año, sobre el que se tenía alguna expectativa de que pudiera ser el que le diera un respiro a la economía, tampoco resultó. Se creció un tímido 0,3 por ciento, como lo dijo Piedad Urdinola, directora del Dane, uno de los más bajos comparado con otras economías. En ese mismo periodo, precisó la funcionaria, Costa Rica creció 5,1 por ciento y México, 2,4 por ciento; España lo hizo al 2 por ciento, mientras Estados Unidos reportó un crecimiento de 0,7 por ciento.
La desaceleración del país estuvo acompañada por la caída significativa de la inversión, cerca del 25 por ciento, en parte consecuencia del elevado costo del financiamiento, la evolución de las reformas estructurales (salud, pensiones y laboral), los mensajes contradictorios del Gobierno que debilitaron la confianza y generaron mayor incertidumbre entre los empresarios y, más recientemente, la confusión derivada por errores y omisiones del Ministerio de Hacienda en relación con el presupuesto nacional y que impactaban de forma directa el financiamiento de importantes obras de infraestructura, sobre todo grandes proyectos viales.
No solo la inversión cayó a lo largo de cada trimestre de 2023, sino que la ejecución presupuestal del Gobierno en materia de inversión (70,5 por ciento) no se veía desde el 2013.
Esos resultados hicieron que el mensaje de urgencia del sector productivo nacional por la búsqueda de acciones efectivas para reactivar la economía, corrigiendo de paso lo que no ha funcionado hasta ahora, se sintiera con mayor fuerza desde todos los sectores.
El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, en rueda de prensa. Foto:Mauricio Moreno/El Tiempo
El plan de ajuste
Las fórmulas presentadas por exministros, gremios de la producción, analistas y académicos para darle un vuelco a la desaceleración de la economía van más allá de la sola petición del Gobierno para que el Banco de la República acelere su recorte de tasas de interés, como volvió a pedirlo Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda, tan pronto se conoció el dato del PIB.
“El dato estuvo por debajo de las expectativas. Para 2024 esperamos que el PIB tenga un repunte de 1,5 por ciento. Para ello, necesitamos poner en sintonía tanto la inversión pública como la privada y que el Emisor siga enviando un mensaje positivo en términos de reducción de tasas. La caída de la inflación está colaborando para que eso sea posible”, señaló.
Pero en el consenso de los analistas se necesita mucho más que eso y el punto de partida debe ser sobre la base de acabar con la incertidumbre, generar confianza en el país, eliminar el discurso polarizador y enviar un mensaje claro de respeto por las reglas de juego y la estabilidad jurídica.
José Antonio Ocampo, exministro de Hacienda, tras advertir que se evitó la recesión, escribió en su cuenta de X que, sin duda, el del año pasado fue el crecimiento más bajo de lo que todos los analistas esperaban.
Por eso, comentó que “es urgente lanzar una política de reactivación con los elementos que he venido señalando: una reducción más rápida de las tasas de interés; una mejor ejecución de la inversión pública; una política ambiciosa de exportaciones no tradicionales; y dar señales claras de confianza. Las acciones en todos estos campos han sido débiles o nulas”.
Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda y Leonardo Villar, gerente del Banco de la República Foto:El Tiempo / cortesía
Esfuerzo conjunto
Las acciones no solo deben estar concentradas en el Gobierno, sino que se requiere que este sea un trabajo conjunto entre el sector público y el privado, para lo cual este último está abierto a poner en marcha toda su maquinaria para destrabar la economía, pero reclaman señales más claras y decididas del primero.
Así lo considera María Claudia Lacouture, presidenta de la Cámara Colombo Americana, AmCham Colombia. “El Gobierno debe garantizar la pronta y cumplida ejecución de los sectores de vivienda e infraestructura, incentivar la exploración de petróleo y minería, estimulando la inversión, eliminando la incertidumbre y garantizando reglas claras y estabilidad para los inversionistas. Sin inversión no habrá crecimiento ni podremos alcanzar las metas de empleo que el Gobierno se ha fijado como meta”.
Mencionó, además, que si se quiere crecer a tasas más elevadas es necesario estimular el consumo de los hogares e implementar un plan de acción que facilite la creación de nuevos empleos a través de la disminución de los costos de producción y el incentivo a aquellos con capacidad de crecimiento en sus exportaciones, para lo cual están dispuestos a ayudar en lo que sea necesario.
Mejorar la competitividad
Desde el Consejo Gremial Nacional (CGN), los empresarios abogan por que se ponga en marcha el plan de choque que desde hace más de seis meses, cuando se comenzaron a dar las primeras señales de desaceleración, plantearon.
En su momento, le hicieron llegar al Gobierno un documento con diversas propuestas sectoriales, por eso insisten en que “es urgente que se implementen las propuestas de cada uno de los sectores económicos que hoy registran crecimiento negativo y se adopte una política monetaria y fiscal que estimule la reactivación económica”.
Muy en línea con lo expuesto por los empresarios agremiados en la Andi, su presidente, Bruce Mac Master, viene insistiendo en la necesidad de poner en marcha nuevos proyectos que permitan mejorar la competitividad y la actividad económica.
“Hablamos de trabajar conjuntamente en la agroindustria y la producción de alimentos, y de hacer una correcta focalización del gasto”.
En reciente entrevista con EL TIEMPO, dejó claro que no se trata solo de lograr más ingresos, sino mirar cómo se aumenta la producción para que haya más empleo y sostenibilidad en los ingresos de las familias.
Los resultados del 2023 “ponen en evidencia, una vez más, la necesidad de ejecutar una estrategia de crecimiento económico que incluya, no solo iniciativas de corto plazo, sino también propuestas para el mediano y largo plazo... Para ello, será necesaria una política monetaria más flexible, que se reactiven de manera efectiva los sectores de infraestructura, construcción, salud e industria, que son los más afectados, generando condiciones de seguridad jurídica, confiabilidad, trámites y licencias”, insiste Mac Master.
Para Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, inquieta la tendencia a la baja en la economía que se observa desde el 2023 y que continuó en enero, cuando los comerciantes registraron caídas en sus ventas. “Preocupa el desplome de la inversión”, dijo y agregó que poco ayuda la confusión por los errores en relación con el presupuesto de 2024.
Por su parte, Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, subrayó que la certidumbre en las reglas de juego, la prudencia fiscal y la eficiente ejecución del presupuesto serán claves para salir de este muy mal equilibrio que vive la economía. “Subir el crecimiento dependerá esencialmente de la capacidad de aumentar la inversión, que está en mínimos de 18 años”.