Las proyecciones de lo que el presidente electo,
Iván Duque, planea para el sector constructor parece que están claras. Así lo dejó entrever en el reciente congreso de la Cámara Colombiana de la Construcción (
Camacol), en Cartagena, cuando dijo: “Las cosas que han funcionado bien deben mantenerse”.
Algo muy similar a lo que anunció el ministro de Vivienda, Camilo Sánchez, cuando se posesionó, en noviembre pasado: “No vengo a ser el Einstein de la construcción (...) Mi aporte será la continuidad, en donde se requiera”.
Así de sencillo. Esas son las coincidencias que impulsan el desarrollo de cualquier sector de la economía y que, definitivamente, son determinantes cuando algunos de los indicadores no están en su mejor momento.
Por eso, en aras de poner a prueba la creatividad financiera –como también lo anunció en un evento del Fondo Nacional del Ahorro (FNA)–, el Presidente electo reiteró sobre la posibilidad de ampliar hasta 30 y 35 años los plazos para los créditos hipotecarios. Y, claro, según las realidades económicas locales y externas se harán los ajustes de rigor en este y otros programas, como el mejoramiento o el arriendo con opción de compra, pero la esencia está ahí.
El Presidente electo reiteró sobre la posibilidad de ampliar hasta 30 y 35 años los plazos para los créditos hipotecarios
Camacol, por ejemplo, ha insistido en la importancia del sector constructor para el país, que a través de negocios complementarios en casi treinta subsectores es gran generador de empleo: mueve insumos para desarrollar viviendas, oficinas, colegios, hoteles, industria y centros comerciales nuevos, e impulsa la demanda de remodelaciones y diseños arquitectónicos, entre otros. Por eso, reforzar este mercado y la vivienda, particularmente, siempre tiene un efecto multiplicador.
Por ejemplo, las personas que van a comprar una casa o un apartamento nuevo deben vender la propiedad que tienen y, de esa forma, dinamizan la oferta usada. Y cuando alguien compra un inmueble de segunda, generalmente surgen gastos para adecuarlo y remodelarlo. Con esta dinámica, además, las firmas inmobiliarias reactivan sus negocios relacionados con avalúos, arriendos y istración, entre otros.
Entonces, vale repetirlo, ¿para qué inventar lo inventado? Con esa idea, seguramente, está parte del equipo del sector vivienda encargado del empalme con Duque, entre ellos, Jonathan Malagón, vicepresidente de Asobancaria, y Sandra Forero y Juan Sebastián Pardo, presidentes de Camacol y de la entidad financiadora de vivienda Credifamilia, para citar solo algunos del equipo conformado por trece personas.
GABRIEL E. FLÓREZ G.
Coordinador editorial Vivienda