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‘La pensional tiene cosas buenas y unas no tan buenas’: Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez

El presidente de Grupo Aval habla de las reformas que tramita el Congreso y del panorama económico. 

Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, presidente de Grupo Aval.

Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, presidente de Grupo Aval. Foto: César Melgarejo. EL TIEMPO

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PERIODISTA ECONÓMICOActualizado:

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El presidente de Grupo Aval, Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, conversó con EL TIEMPO en el marco de la 57.ª Convención Bancaria, que se realizó esta semana en Cartagena.
El directivo se refirió a las reformas pensional y laboral, y sus impactos; al curso que esperan que tomen las tasas de interés a partir del segundo semestre; y al crecimiento de la economía y de la transición energética en que está enfocado el Gobierno, entre otros temas relevantes, en medio de la coyuntura actual.

¿Qué oportunidades y riesgos ve en las reformas pensional y laboral?

Empecemos con la pensional, que en realidad es la que ha hecho algún trámite, aun cuando yo creería que no alcanza a hacer todo el trámite en esta legislatura. La laboral está aún en los primeros pasos en el Congreso. Aun así, como todos sabemos, una cosa son los textos iniciales y otros los que resultan de los debates.
La pensional tiene cosas buenas y unas no tan buenas. Dentro de lo bueno está la intención del Gobierno en maximizar el número de pensionados. Eso está bien.
También está asumiendo la responsabilidad de mantenerles a los pensionados una pensión mínima que crezca con los aumentos del salario mínimo, responsabilidad que actualmente asumen las AFP, asumiendo el riesgo que implica comprometerse a eso cuando los incrementos del salario mínimo todos los años vienen excediendo ampliamente la inflación.
Lo preocupante es que, a partir de la reforma, se desvía hacia Colpensiones la inmensa mayoría de los flujos que actualmente ingresan a las cuentas personales de los afiliados, y no hay certeza sobre el destino de estos; si se convierten en gasto, y no en ahorro, se perderá una de las fuentes más importantes de ahorro de los colombianos, y la fuente más importante de inversión en el incipiente mercado de capitales colombiano.
Lo triste es que las AFP, en su forma actual, se van a marchitar en el tiempo, como consecuencia de que, en la medida en que se vayan pensionando sus afiliados, serán mayores los fondos que salen a los que ingresen. Nuestro objetivo es reinventarnos el negocio. Ya hay unas ideas viables al respecto.
Lo que más me produce incertidumbre es cómo van a compensar a las AFP por los fondos que continuarán istrando, a partir de la reforma. Actualmente, la compensación proviene del flujo que se recibe mensualmente, y, dado el volumen de dicho flujo, esta compensación es adecuada para istrar los 300 billones de pesos en fondos de pensiones obligatorias, que tienen ahorrados los afiliados. Con el flujo que se espera recibir, a partir de la reforma, la compensación que se genere partir de este, ya no será suficiente. No podemos olvidar que las AFP son responsables por garantizar una rentabilidad mínima y que de no lograrla, debe completarla con su propio patrimonio.

Precisamente, a las AFP se les critica por esas comisiones…

Del flujo que es base para los aportes mensuales a los fondos de los afiliados, las AFP reciben hoy aproximadamente un 0,5 por ciento. A veces se habla de que es un 3 por ciento. Pero este se divide entre la AFP y la compañía de seguros que ofrece el seguro previsional. Actualmente, la composición resulta en el 0,5 por ciento que menciono. Las utilidades de las AFP están absolutamente ligadas al desempeño que logren en el manejo de los fondos de sus afiliados. Me explico. Por ley, las as tienen que invertir su propio portafolio, que tiene un valor similar al del patrimonio de cada AFP, de manera “espejo” a cómo invierten los recursos de sus afiliados. De manera tal que cuando les va bien a los afiliados, les va bien a las AFP; y cuando les va mal a los afiliados les va mal a las AFP. Eso se ve en las cifras de resultados.

Y frente a la reforma laboral…

Si se aprueba tal como está presentada, sin duda habrá un incremento sustancial en los gastos laborales de las compañías. Esto seguramente es bueno para algunos. Pero las compañías viven en función de su rentabilidad y la rentabilidad esperada por un accionista, que en nuestro caso son 70.000 accionistas, se desprende de su costo de capital. En un país como Colombia, en su “estado estable”, que no es el actual, considero que un costo de capital aceptable debería ser de entre 13 y 15 por ciento. Si no se está logrando, o se incrementan los ingresos o se reducen los costos. Espero que la triste consecuencia de la reforma laboral no vaya a ser que toque reducir personal para controlar costos.
Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, presidente del Grupo Aval

Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, presidente del Grupo Aval Foto:Twitter @Asobancaria

Durante el desarrollo de la Convención Bancaria se escucharon varias voces a favor de una mayor reducción en el costo del crédito, ¿lo ve probable?

En teoría, para que ello ocurra, y para que los bancos, que no son negocios de filantropía, puedan reducir tasas y consecuentemente disminuir sus ingresos sin deteriorar su margen financiero, se necesita disminuir el costo de su fondeo. El costo del fondeo está amarrado a la tasa del Banco de la República, puesto que en un importantísimo porcentaje, el fondeo de los bancos es institucional, que proviene en su mayoría de entidades oficiales o cuasioficiales, los cuales exigen recibir tasas en sus depósitos en línea con las tasas del República. En teoría, si estas entidades tuvieran un gesto de exigir menores tasas, automáticamente se podrían bajar todas las tasas de los créditos. 
A veces, sin embargo, toca hacer ajustes de tasas que no tienen que ver con margen y sí con condiciones de mercado. ¿Qué se gana cobrando tasas permitidas por la ley (usura) si el segmento al que se le cobren no las puede pagar, dada su situación económica? O, ¿cómo se atraen clientes para productos que el banco debe colocar, si no se ofrecen tasas especiales?
A lo anterior, se debe sumar que, en este momento, hay otros vientos de frente que dificultan el manejo de las tasas. La economía se sigue desacelerando y el desempleo empieza a aumentar. La gente empieza a quedarse corta y no puede pagar sus obligaciones financieras. Eso aumenta el costo de las provisiones que los bancos deben contabilizar. Un incremento en costos riñe contra un decremento en ingresos.
Es decir, que mientras el Banco de la República no baje más su tasa de referencia los bancos tampoco lo podrían hacer por tema de costos…
Eso es teóricamente correcto. Sin embargo, se empieza a ver que la inflación está cediendo. De acuerdo con el mandato del Banco de la República, al consolidarse algunos meses de esta tendencia, y ahora que la tasa de interés está en terreno positivo real, seguramente el República empezará a bajar tasas y los bancos lo seguirán punto por punto.

¿Cuál es la contribución del Grupo Aval en el programa de créditos para la economía popular que el Gobierno puso en marcha?

Desde hace más de una década el Grupo Aval ha tenido activa participación en programas de microcrédito, principalmente a través de la Corporación Microcrédito Aval, y de programas de microcrédito del Banco de Bogotá, a través de la cual se colocaron 23.000 préstamos en el último año. De esa manera hemos llegado a los estratos más vulnerables, en zonas como Usme, Bosa, 20 de Julio, Ciudad Kennedy, Suba, Engativá, Facatativá y Zipaquirá. Con algo de suerte, le hemos robado clientes al flagelo del “gota a gota”, con ofertas de crédito en los términos más favorables; además, ofreciendo programas de capacitación financiera gratis a los clientes, en su gran mayoría madres cabeza de familia.

Siempre ha habido un interés de extender el servicio a las zonas rurales, pero la inseguridad lo ha hecho imposible.

Vemos con muy buenos ojos el interés del Gobierno de unirse con fuerza a llegar a estos sectores de la economía popular con el programa de crédito ‘CREO - un crédito para conocernos’, que busca promover el de la economía popular.
Sin duda, queda mucho por hacer, y por ello debemos intensificar los esfuerzos. Un sólido programa de garantías del Gobierno para respaldar créditos en zonas rurales y, en general, en donde se encuentre la economía popular, usando los bancos como vehículos para colocar préstamos, sería una manera óptima para expandir la bancarización.

Viendo un poco que la desaceleración de la economía no fue tan drástica en este primer semestre, ¿qué esperan en materia de crecimiento para el segundo semestre, también de cara al 2024?

Considero que podemos lograr un 1,5 por ciento de crecimiento real este año. Aun cuando el crecimiento del primer trimestre alcanzó un 3 por ciento, los siguientes trimestres pondrán en evidencia una mayor desaceleración. De mayor importancia, es la tendencia que se observe en estos tres trimestres restantes. Ojalá el último sea de mayor crecimiento que los dos anteriores, para así empezar el 2024 con buen viento de cola.
El próximo año nos va a favorecer una inflación a la baja, la cual, sin embargo, podría verse negativamente afectada, dependiendo de qué tan subsidiado esté el precio de la gasolina en ese momento, de la duración del fenómeno de El Niño, de la tasa del peso/dólar, y de qué tan profundo sea el programa de subsidios del Gobierno, el cual pudiera disparar una vez más el consumismo y entonces volver a disparar la inflación por el lado de la demanda. Como ve, no son pocas las variables. Pero, en una situación de “Estado estable”, calculo un crecimiento de 4 por ciento en 2024.
Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, presidente del Grupo Aval.

Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, presidente del Grupo Aval. Foto:César Melgarejo

¿Cómo está viendo el tema de la inversión privada, incluida la extranjera en la coyuntura actual del país?

La inversión privada responde a un cálculo de costo-beneficio. El beneficio es la rentabilidad de la inversión, la cual debe ser superior al costo de obtener los fondos que se van a invertir y debe ser superior a la rentabilidad de otras oportunidades una vez se ajusta por los riesgos de llevar a cabo la inversión. Los riesgos los determina la confiabilidad en la estabilidad de las normas del país donde se invierte y la certeza de poder cobrar cuando se logre la rentabilidad esperada, ya sea vendiendo la inversión o recibiendo dividendos o recibiendo de vuelta el capital una vez la inversión llegue a estado de madurez.
Creo que no exagero si concluyo que no todas las anteriores condiciones están dadas en el ciclo actual en el país, lo que seguramente lleva a que la tasa objetivo de retorno para un inversionista en Colombia es complicada de lograr. Pero, obviamente, cada uno hace sus propios cálculos.
Por último, es claro, porque así nos los repiten en reunión tras reunión, que cualquier inversionista extranjero espera que la presencia del Estado en el territorio nacional sea del ciento por ciento.

El tema de la confianza últimamente ha girado en torno a la seguridad jurídica, ¿cuál es su percepción en ese sentido?

Estamos en un momento de cambio, de reformas importantes, algunas recientes, otras en discusión y otras en el futuro cercano –tributaria, pensional, laboral, de la salud, código electoral– y es muy difícil que alguien vea mucha estabilidad jurídica, entendida como reglas de juego estables. Lo anterior se empezará a clarificar una vez el Congreso termine el ciclo de aprobaciones de tanta nueva ley. En ese momento, tocará sentarse a analizar el escenario de inversión bajo este nuevo set de reglas.

Desde su punto de vista, ¿qué debe hacer el país para recuperar el grado de inversión?

Muchas cosas, como devolver la confianza a los mercados con mensajes conducentes a la estabilidad en las normas, un ambiente amigable para invertir, de seguridad normativa y de seguridad física como resultado del control sobre el territorio nacional por parte del Estado.
Los mensajes deben estar acompañados de resultados, como una baja en el déficit fiscal, una mejora del déficit de la balanza comercial y evidencia que, a pesar de los mensajes sobre los productos que actualmente son base de nuestras exportaciones, la realidad es que la transición energética se hará prudencialmente. Me imagino que pasarán por lo menos un par de años antes de que podamos aspirar otra vez al grado de inversión.

Y el tema de la paz es clave para ello…

El tema de la paz es fundamental para el país, pero más que una paz de papel, es el control del Estado sobre todo el territorio nacional. Las calificadoras (de riesgo) convertirán el programa de la paz a números y si los números son positivos para la economía, revisarán la calificación.

Hablemos entonces un poco de la estrategia que viene para el Grupo Aval, ¿en qué están ustedes, hacia dónde están apuntando en este momento?

Estamos apuntándole a seguir ampliando nuestra gama de productos apalancados en alta tecnología e innovación. Igualmente, a crecer más que nuestros pares. Le estamos metiendo muy duro a nuestra billetera digital (dale!); aun cuando entramos tarde al mercado, nuestra curva de aprendizaje ha sido más reducida. El mes entrante sale dale! 2.0 con mayores funcionalidades y adaptaciones.
Estamos trabajando en reenergizar Banco Popular y AV Villas, que resultaron muy golpeados con el vertiginoso incremento en costo de fondos. En general, siempre estamos buscando trabajar de la mano de nuestros clientes, apoyados en innovación y tecnología para buscar constantemente la excelencia en el servicio a lo ancho de Grupo Aval.

¿Qué sectores cree que tienen mayor potencial de crecimiento?

El agro siempre podrá ser muy importante. El desarrollo de los Llanos Orientales sería clave para el país. De la mano del Gobierno se puede lograr una enorme profundización bancaria en la región a la vez que se apoya ese desarrollo. El PND es muy enfático en esto y lo veo con muy buenos ojos.
El desarrollo de la infraestructura es primordial para el desarrollo del país. Toca poner a marchar de nuevo algún programa de infraestructura. Toca tener en cuenta que desde que se empieza a diseñar un programa hasta que se construye una carretera pueden pasar 7 años. Es importante que no se pierda tiempo. La infraestructura es progreso y es crecimiento, pero ahí estamos un poco mal en este momento, realmente no está pasando mucho. Se debe cuidar la estructura de exploración, transporte y distribución de gas en el país. Los monopolios atentan contra el desarrollo de los mercados y en última instancia contra un trato tarifario justo para los s.

Y el tema energético, ¿cómo lo percibe?

Concuerdo con lo dicho por el doctor Jorge Iván González, director de Planeación Nacional, a EL TIEMPO (12 de febrero), quien dijo: “La idea es depender menos del petróleo y de minerales como el carbón, eso es clarísimo; ahora bien, no hay una meta específica... hay que cambiar de a poquitos. Necesitamos avanzar, pero con cierto realismo. El proceso tiene que ser lento”. Creo que con eso queda dicho todo.

Así fue la apertura de la Convención Bancaria

Presidentes de Grupo Aval, Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez; Davivienda, Javier Suárez y Bancolombia, Juan Carlos Mora.

A partir de este mipercles y hasta el próximo viernes 16 de junio se realiza en Cartagena la 57 Convención Bancaria. Foto:El Tiempo

REDACCIÓN ECONOMÍA Y NEGOCIOS

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