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Análisis
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Las razones que tienen en cuidados intensivos al proceso de paz con el Eln: ¿qué es lo que viene tras atentado y reacción de Petro?
El mandatario comparó el ataque terrorista contra base en Saravena con el que rompió el proceso de paz contra la Escuela de la Policía en Bogotá.
“Una volqueta cargada con explosivos (…) puesta por el Eln, con quienes estábamos conversando de paz y como sucedió aquella vez, en otro sitio, aquí cerca, en la Escuela de la Policía que murieron muchos alféreces (...) Es prácticamente una acción que cierra un proceso de paz con sangre”. Con esas palabras, el presidente Gustavo Petro condenó el atentado de esa guerrilla contra la base militar en Arauca que dejó dos uniformados muertos y otros 25 heridos, este 17 de septiembre.
El ataque, perpetrado con cilindros bombas en una zona en la que además hay un colegio que atiende a 1.400 estudiantes, es una nueva demostración del profundo bache en el que cayeron las conversaciones con la guerrilla de alias Antonio García desde hace meses, lapso en el cual ese grupo ilegal se negó a prorrogar la tregua y arreció en sus acciones contra la población civil, la Fuerza Pública y la infraestructura.
Mientras el presidente Petro, su ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, y su equipo de paz definen cuál es el paso a seguir, en zonas del país como Arauca, Chocó y Norte de Santander -las más golpeadas hasta ahora por la violencia 'elena'-- autoridades y población civil le siguen pidiendo al Gobierno una respuesta más contundente frente a los violentos.
En dos meses, la guerrilla ha volado una decena de veces el oleoducto Caño Limón -Coveñas, confinó forzadamente a más de 50 mil personas en Chocó y reactivó atentados con explosivos y francotiradores contra Policía y Fuerzas Militares. Paralelamente, intensificó las extorsiones y amenazas contra la población civil en sus zonas de influencia y sigue moviendo fuerzas hacia zonas del país en disputa con otras bandas criminales, como las disidencias y el 'clan del Golfo'.
Para el gobierno Petro cerrar definitivamente la puerta de la paz con el Eln representaría un duro golpe: de hecho, incluso en el sanedrín del presidente es fuerte la voz de que la única negociación viable en la 'paz total' podría ser la de esa guerrilla. Mucho más tratándose de un grupo insurgente que negocia con el gobierno de un presidente que estuvo alzado en armas.
El presidente Petro incluso llegó a decir en campaña que si era elegido firmaría la paz con esa guerrilla "en tres meses". La realidad que se ha encontrado es muy diferente y le ha mostrado por qué en al menos cinco procesos previos han fracasado con prácticamente todos los gobiernos de los últimos 25 años: el Eln sigue viendo un proceso de paz no como una oportunidad de reintegrarse a la vida civil y participar en la política, sino como una oportunidad estratégica para aumentar su poderío militar y de coerción social.
Una lectura errada de su contraparte en la mesa, en la que además sigue siendo fuerte el sector más guerrerista liderado por Antonio García, le ha jugado en contra al Gobierno.
De manera simultánea, el mal diseño de las treguas -que dejaron amarradas por más de un año a las Fuerzas Militares mientras Eln, disidencias y bandas se fortalecían-- está pasando una cuenta de cobro que se salda con vidas de uniformados y civiles. Al tiempo, la debilidad del sistema de Verificación, del que hace parte Naciones Unidas, ha sido reiteradamente cuestionado en el proceso.
Con la seguridad de que el Estado no usará los bombardeos en su contra -que son un arma legítima y que marcaron el fin del poderío militar de las Farc hace más de una década-- el Eln ha venido reorganizando en la zona de frontera asentamientos que antes estaban al otro lado de la frontera con Venezuela, donde el régimen de Maduro utiliza a ese grupo y a la vez le brinda protección.
La unidad militar en Arauca fue atacada con lanzamiento de cilindros desde una volqueta. Foto:Cortesía
Las exigencias
La negociación entre el Gobierno y el Eln lleva cinco meses congelada y el cese del fuego entre las partes culminó el pasado 3 de agosto. Desde esa fecha, varias zonas del país han sido blanco de una escalada terrorista cuyo epicentro ha sido el departamento de Arauca. Con esas acciones, según expertos, los ‘elenos’ buscan presionar al gobierno del presidente Petro para que acceda a las demandas de la organización.
La demanda más reciente es que los saquen de la lista de Grupos Armados Organizados (en la que comparten posición con las disidencias de las Farc y el ‘clan del Golfo’). Esa intención, que en la práctica los dejaría por fuera de la acción de los bombardeos -arma que el Gobierno se niega a utilizar-- también estaría encaminada a lograr reconocimientos internacionales. Paradójicamente, antes del ataque la istración Petro había cedido y avanzaba en ese sentido, con un proyecto de decreto de 'paz total' que crea una nueva categoría, Grupos Armados Organizados al Margen de la Ley (GAOML) que parece hecha a la medida de los 'elenos'.
El Comando Central (Coce) también quiere frenar en seco el avance de los diálogos con el frente Comuneros del Sur -una disidencia del Eln-, grupo con el cual el Gobierno ya oficializó la negociación y autorizó la instalación de la mesa de diálogo.
Para esa guerrilla, la negociación paralela representa no solo la demostración de que no tiene control real sobre todas sus estructuras en el país sino una presión para su propia mesa de negociación, dada la disposición del 'Comuneros' a avanzar incluso hacia una pronta desmovilización.
¿Cederá en todos estos puntos el Gobierno para salvar la mesa de paz? Y al tiempo, ¿está el Eln dispuesto a perder todos los beneficios, acá y en el exterior, que ha sacado del trato preferencial que le ha dado la istración Petro a pesar de los escasos o nulos avances de la negociación? Eso es lo que está por verse.
El alcance del mensaje del Presidente
El presidente Gustavo Petro habló del tema del Eln durante la posesión de Claudia Regina Expósito Vélez como magistrada del Consejo Superior de la Judicatura, este 17 de septiembre de 2024. Foto:Presidencia
Expertos en conflicto y procesos de paz consultados por EL TIEMPO analizaron el mensaje que el presidente Gustavo Petro lanzó en la noche del 17 de septiembre, durante la posesión de la magistrada del Consejo Superior de la Judicatura, Claudia Expósito.
Alejo Vargas, analista de seguridad, defensa y paz y profesor de la Universidad Nacional, consideró que las palabras del Presidente, al decir “prácticamente una acción que cierra un proceso de paz con sangre”, dejan aún un pequeño condicional que podría indicar que el Gobierno aún no le cierra la puerta a la guerrilla.
Más allá de esto, Vargas sostuvo que si el Presidente decide una contundente ruptura de los diálogos de paz, eso dejaría dos caminos frente al Eln: intentar negociar con disidencias de la guerrilla, como se hará con Comuneros del Sur, o una confrontación total con la organización, “cualquiera de las vías es contraria al discurso de una paz total”, consideró.
El frente Comuneros del Sur se separó del Eln. Foto:Captura de video
Carlos Arturo Velandia, analista de paz y excomandante de un frente del Eln, donde fue conocido como ‘Felipe Torres’ por más de tres décadas, señaló que el ataque del Eln en Arauca muestra que no tiene “interés en la paz” que le ofreció el Gobierno, sin embargo, también consideró que el presidente Gustavo Petro dejó en su discurso una pequeña oportunidad para que la guerrilla corrija su camino y vuelva a la negociación, lo cual sería posible únicamente si “le demuestra no al Gobierno, sino al país, que sí quiere la paz”.
“Si el Eln dice que sigue con bombas, matando policías y soldados, y el Gobierno no reacciona, sería un grave error, la sociedad no lo permitiría. Por eso creo que el Eln debe pagar un costo, y ese costo sería declarar un cese unilateral permanente de todas sus acciones ofensivas y hostiles. Si no lo hace, es un mensaje de que no tiene ningún interés en la paz, lo cual sería una frustración de un nuevo intento de negociar con esta guerrilla”, dijo el analista.
Y para Danna Urdaneta, experta en conflicto, "si los atentados en Arauca cierran con sangre el proceso de paz porque se parecen al atentado contra la Escuela de Cadetes por el cual Iván Duque condenó a Cuba, ¿cómo se analiza el reconocimiento político que le dio Petro al Comando Coordinador de Oriente después del carro bomba que Antonio Medina del Décimo Frente puso en Saravena a más de 50 lideresas y líderes sociales el 19 de enero de 2022? Están más que probados los expedientes de Medina y Héctor Aguilar o ‘Pescado’ en Justicia y Paz y la Fiscalía.
¿Soltar un proceso 'grande' para avanzar en los más pequeños?
Gerson Arias, investigador asociado de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), consideró que el anuncio del jefe de Estado supone un mensaje sobre la urgencia que tiene el Gobierno de mostrar algo concreto de la ‘paz total’ antes de finalizar su periodo.
“Es un mensaje que coincide con la apertura de un mesa de diálogo de carácter político con el frente Comuneros del Sur en Nariño, y que puede leerse como un mensaje directo del gobierno Petro al Eln sobre la ineficacia que le ve a la Mesa Nacional. Las palabras del mandatario son legítimas, pero llenan de interrogantes a la delegación de diálogos del propio Gobierno y a representantes de 10 países, entre garantes y acompañantes, que se están preguntando si todo el tiempo y recursos invertidos valieron la pena”, dijo Arias.
Al preguntarle a Luis Fernando Trejos, experto en conflicto, sobre las implicaciones que podría tener el mensaje del jefe Estado, el profesor manifestó que era algo que se veía venir, teniendo en cuenta la resolución en la cual se le otorga carácter político a la disidencia de Nariño y se inicia un diálogo sociopolítico con los comuneros del Sur. “Eso había sido una línea roja que había trazado el Eln y que se había convertido en una especie de inamovible para poder retomar la negociación”, señaló.
Por su parte, Germán Valencia, investigador sobre conflicto y paz del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, consideró que el mensaje del Eln con el ataque en Arauca fue un claro indicador de que no quieren negociar y por tanto lo que vendría por parte del Gobierno sería una “confrontación del Estado contra una agrupación que era la bandera de la 'paz total' pero no la quiso”.
No obstante, al mismo tiempo Valencia consideró que esto podría dejar espacio al Gobierno para intentar sacar adelante “paces pequeñas” que se han abierto también en la 'paz total', como el de Comuneros del Sur en Nariño, los de las disidencias de las Farc, e incluso los de la llamada paz urbana en Medellín, Quibdó y Buenaventura. “Lo que sucedió con el Eln podría hacer que el Gobierno diga que suelta ese proceso para intentar avanzar con otros. En ese sentido, no creo que esto sea el fin de la 'paz total', sino que muestra un debilitamiento de esa pata pero un posible camino para fortalecer otros procesos”, concluyó.
Delegaciones del Gobierno y del llamado Estado Mayor de las disidencias en medio de acercamientos de paz. Foto:Oficina del Alto Comisionado para la Paz
En cualquier caso, los analistas coincidieron en señalar que lo ocurrido con el Eln es un duro golpe a una 'paz total' en la cual la apuesta con el Eln era la principal, pero que también enfrenta unas negociaciones con las disidencias de Farc 'Estado Mayor' (hoy dividido en dos facciones) y la ‘Segunda Marquetalia’ que no han avanzado mucho, nuevos frentes de acercamientos abiertos hace un mes con el ‘clan del Golfo’ y las Autodefensas de la Sierra Nevada, y en la que el experimento de ‘paz urbana’ en varias ciudades ha tenido pocos efectos e incertidumbre jurídica.