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‘Matamba’: así fue el regreso de los comandos que participaron en operación

'Bruja' fue clave para la caída del capo. EL TIEMPO estuvo en el lugar de los hechos.

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Cuando el helicóptero comenzó a descender y por fin se vio el edificio de la base de Policía, el agente cerró los ojos y se persignó. Una tras otra, se dio la bendición tres veces. Y apenas terminó el ritual, tomó una bocanada de aire como quien sale del mar después de estar a punto de ahogarse y la exhaló enseguida.
Fue el suspiro de regresar con vida tras la operación que terminó en la muerte del prófugo Juan Larinson Castro Estupiñán (alias Matamba), el líder de la ‘Cordillera Sur’, un grupo aliado al ‘clan del Golfo’ que controla el narcotráfico y el orden social en buena parte de Nariño.
El agente hace parte de los Comandos Jungla de la Policía, que están entre los hombres mejor preparados de la institución. Lleva una placa de metal en la bota derecha y otra igual, como un amuleto, colgada en ese cuello de piel blanca que ahora está roja, quemada.
Uniformados de los comandos jungla siguen custodiando la casa donde fue abatido 'Matamba'.

Uniformados de los comandos jungla siguen custodiando la casa donde fue abatido 'Matamba'. Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO

En la mano izquierda se le ven tres picaduras de zancudo. Su pantalón verde está manchado por la tierra gredosa de esa finca clavada en el Magdalena Medio donde se refugió ‘Matamba’ al menos los últimos seis días, después de pasar por varios pueblos para despistar a las autoridades tras su fuga de la cárcel La Picota, en Bogotá, dos meses y una semana atrás.
En el mismo helicóptero van otros dos comandos del grupo de seis que participó en la operación. Unos 100 kilómetros atrás, después de despegar en la finca en la vereda La Nutria de Bolívar, Santander, bromearon sobre su olor. Apestaban y en toda la aeronave se sentía.
¿Cómo no, si llevaban más de 84 horas bajo un clima que difícilmente desciende de 25 grados centígrados, sudando y moviéndose a pocos metros de la casa del capo, mimetizándose en una zona ganadera de pasto alfalfa y montañitas con pocos árboles, donde cualquiera sería detectado si no cuida sus pasos?
Esta es la casa donde se hospedaba 'Matamba', en Bolívar, Santander.

Esta es la casa donde se hospedaba 'Matamba', en Bolívar, Santander. Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO

En una cuerda improvisada a un lado de la casa donde se hospedaba ‘Matamba’ quedaron extendidos un pantalón, unos bóxer, un short de jean y una blusa. La construcción tiene unos nueve metros de frente y está pintada de blanco, con zócalos y columnas azules. Es una casa de material con tejado de zinc, como muchas por la zona, con un solo ventanal (de madera) en la fachada.
En la esquina del ala izquierda está suspendido el motor de un aire acondicionado que es un lujo por acá, y en todo el centro de la construcción hay una reja sin vidrios que deja ver un termo de tinto puesto sobre la mesa del comedor. Afuera, a un lado derecho de la entrada al solar, hay una botas pantaneras sucias, y al lado izquierdo unas recién lavadas. En un garaje improvisado siguen dos motocicletas que parecen no resistir las trochas cercanas, y en el patio está parqueada otra que sí: una todoterreno de 150 centímetros cúbicos color negro.
Todavía no eran las 7 de la mañana de ese jueves 26 de mayo cuando los comandos se empezaron a acercar a esa construcción para capturar al narcotraficante. En ese momento salió de allí un guardaespaldas que, al detectar la presencia de los uniformados, agarró una moto y trató de huir.
Este fue el orificio que causó la explosión de la granda que, según las autoridades, accionó 'Matamba'.

Este fue el orificio que causó la explosión de la granda que, según las autoridades, accionó 'Matamba'. Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO

Detrás de él, corriendo, iba ‘Matamba’ con un fusil AK-47 en las manos. Según la Policía, usó el arma para abrir fuego contra dos de los agentes y accionó una granada que dejó un hueco de 15 centímetros de profundidad y borró el césped en un diámetro de un metro. Tras eso, los uniformados respondieron al ataque y abatieron a Castro Estupiñán.
El cuerpo del cabecilla de la ‘Cordillera Sur’ quedó tendido justo al lado del rastro de la explosión, y cuando los agentes se acercaron para confirmar su identidad se percataron de los cambios en su apariencia.
En el rostro afeitado que se le vio durante su captura, el 18 de mayo de 2021, ahora había barba. Unas extensiones de pelo y brackets también hicieron parte del disfraz con el que ‘Matamba’, probablemente, esperaba pasar inadvertido.
Alias Matamba murió en un operativo policial este jueves 26 de marzo.

Alias Matamba murió en un operativo policial este jueves 26 de marzo. Foto:Policía Nacional

El mayor general Ricardo Alarcón, director antinarcóticos de la Policía, llegó al lugar de la operación vestido de uniforme camuflado y con fusil terciado. Desde allá contó que la estrategia del narco para despistar comenzó justo tras fugarse de La Picota.
Inicialmente salió hacia el sur, vía a los Llanos Orientales (…) pero tras un trabajo de fuentes humanas se estableció que había cambiado de vehículo”, contó el general.
Luego dio el retorno cerca del botadero Doña Juana, volvió a Bogotá, tomó la avenida Boyacá hasta la calle 80, salió de la ciudad por el occidente y desde allí recorrió casi 300 kilometros hasta llegar al Magdalena Medio, donde estuvo escondido estos dos meses.
Sus últimos movimientos se lograron establecer gracias a una pitonisa —ubicada por la agencia antidrogas de Estados Unidos, DEA— con la que el capo tenía o hace una década y quien lo guiaba tras salir de la cárcel.
Fue entonces cuando los comandos jungla llegaron a la zona. Eran apenas seis hombres de esta unidad especial de la Policía Antinarcóticos que está entrenada para operaciones largas en medio de la selva en condiciones extremas y para comunicarse por señales en casos de alto nivel en los que no pueden hablar ni usar radios. No era una operación tan extensa como otras, pero en este punto del departamento de Santander pasar inadvertidos era el mayor desafío.
Alcanzaron a estar a menos de 30 metros de la casa algunas horas, y cuando tuvieron luz verde para entrar por ‘Matamba’ se repartieron por todos los puntos para acorralarlo. Y les funcionó.
Tras la operación, los comandos regresaron a una base de Policía en Tolima.

Tras la operación, los comandos regresaron a una base de Policía en Tolima. Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO

Cuando se subieron al helicóptero, siete horas después del golpe, todavía tenían encima los 25 kilos de su equipo. Después de echarse la bendición y prepararse para despegar, el agente empezó a revisar los bolsillos de su chaleco. Ahí, en el frente, seguían las tres granadas y los cientos de proyectiles que llevaba.
El brazalete con brújula de su mano derecha se estrello con la culata de su fusil con mira telescópica, que sostuvo mientras la aeronave tocaba tierra.
Sobre la pista asfaltada estaban otros comandos que ya habían sido extraídos de la zona y abrazaron con fuerza a los tres que apenas llegaban.
Cuando el agente comenzó a caminar hacia el interior de la base —hacia territorio seguro— le pregunté si la placa de su bota y su collar eran un amuleto.
—No, no, esa es la identificación. Mi único amuleto es Dios.

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