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Felipe de Edimburgo y Reina Isabel II: la historia de amor real
Durante siete décadas la pareja enfrentó crisis personales y momentos históricos trascendentales.
El 6 de febrero de 1952, en una cabaña en lo alto de un árbol en Kenia, la vida del Prícipe Felipe de Edimburgo dio un giro cuando su esposa, Isabel y heredera al trono británico, iniciaba el reinado más largo de la historia del Reino Unido.
Con 25 años, la entonces duquesa de Edimburgo había subido al refugio Sagana Lodge, en la localidad keniana de Kiganjo, como princesa y bajó como reina del Reino Unido y de varios países de la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth).
En esa jornada de febrero de 1952, al duque de Edimburgo le tocó la misión más delicada de sus cuatro años de matrimonio: comunicar a su mujer que su padre -el rey Jorge VI (1895-1952)- había muerto mientras dormía en la residencia de Sandringham (en el este de Inglaterra) y que ella ya era la jefa de Estado.
La noticia obligó a la pareja a regresar inmediatamente a Londres, donde le esperaba, al pie de la escalerilla del avión y vestido de riguroso luto, Winston Churchill, el primero de los 14 primeros ministros con los que a Isabel II le ha tocado departir durante sus casi setenta años de reinado.
El inicio de un amor para la eternidad
En1947 el príncipe Felipe contrajo matrimonio con la reina Isabel II en el palacio de Buckingham. Foto:AFP
La vida de Felipe se había visto sacudida cuando tenía a penas 18 meses: su tío, rey de Grecia, fue obligado a abdicar y su padre fue desterrado después de la guerra greco-turca.
Sus padres, con él y sus cuatro hermanas, huyeron a bordo de un barco del ejército británico.
Fue enviado a Escocia a un internado, y a partir de 1939, concurrió a la Escuela Naval de Dartmouth, en el sur de Inglaterra.
En esa época conoció a la princesa Isabel, con quien se casó el 20 de noviembre de 1947. Felipe le regaló a su futura esposa un brazalete de diamantes diseñado por él y la promesa de dejar de fumar.
Se calcula que llegaron más de diez mil mensajes de felicitaciones y cerca de 2.500 regalos de todo el mundo. A la boda asistieron dos mil invitados y fue la primera boda real transmitida a nivel mundial. Se estima que alrededor de 200 millones de personas escucharon la transmisión radial.
El reto de asumir la coronación de su esposa Isabel
La reina Isabel II, acompañada por el príncipe Felipe, fue coronada el 2 de junio de 1953 en la Abadía de Westminter, Londres. Foto:AFP
El 2 de junio de 1953 en la Abadía de Westminter, Londres, la princesa Isabel fue coronada como la reina Isabel II de Inglaterra. A partir de ahí, la pareja real iniciaba un delicado proceso para consolidar la monarquía y adaptarla a los cambios que iba a experimentar el Reino Unido a lo largo de las décadas.
Atrás había quedado el escándalo por la abdicación del rey Eduardo VIII, tío de Isabel II, en diciembre de 1936, y las supuestas simpatías de éste hacia el dictador alemán Adolf Hitler, a quien Eduardo -que ostentaba el título de duque de Windsor- visitó en su residencia de los Alpes, en Baviera, en 1937, después de su enlace con la divorciada estadounidense Wallis Simpson.
Cuando Isabel II llegó al trono, el Reino Unido aún atravesaba las dificultades económicas de la posguerra y había un profundo sentimiento anti-alemán entre la población.
En este ambiente, Isabel II tuvo la difícil misión de fijar el nombre de la Casa real británica y sopesar si era conveniente que llevase el apellido alemán de su marido, Mountbatten.
El duque de Edimburgo, descontento en un principio, cedió a las presiones y descartó el nombre de Casa de Mountbatten, pero su propuesta para una Casa de Edimburgo llegó a oídos de Churchill, que aconsejó a Isabel II sobre la imperiosa necesidad de que la familia real mantuviera la denominación Casa de Windsor.
El peso de conformar una familia real
La reina Isabel II junto con su esposo el príncipe Felipe. Foto:AFP
Tuvieron cuatro hijos, Carlos, el príncipe de Gales, nacido en 1948; la princesa Ana (1950), el príncipe Andrés (1960), y el príncipe Eduardo (1964).
Su entorno le oyó maldecir mil veces su suerte, gruñir contra la pérdida de valores o contra las locuras de sus cuatro hijos en los años 1980, y hasta contra "los malditos chuchos" de la reina, siempre pegándosele a las piernas.
A pesar de su fuerte personalidad, el duque de Edimburgo aceptó las reglas que imponía el servicio público y no dejó de acompañar a la reina en cenas de Estado, ceremonias de apertura del Parlamento, compromisos en su país o viajes al extranjero.
La reina encontró en su esposo, según los medios, el apoyo que necesitó durante las peores crisis, como la separación de los príncipes de Gales en 1992 o la muerte de Lady Di en París en 1997.
Además de la separación y divorcio del heredero de la corona británica, la soberana afrontó la ruptura matrimonial del duque de York, Andrés, de Sarah Ferguson, eventos que, sumados al incendio del castillo de Windsor, a las afueras de Londres, llevaron a la misma reina Isabel II a calificar 1992 como el "annus horribilis".
Durante siete décadas el príncipe Felipe apoyó a la reina Isabel II. Foto:FACUNDO ARRIZABALAGA / EFE
Aunque nadie lo confirmó, se dice que la reina Isabel II siempre supo de las infidelidades de su esposo. Sin embargo las toleraba, ya que ante el público siempre cumplió con sus deberes monárquicos.
Las malas lenguas se han referido en alguna ocasión a fricciones en el matrimonio de la reina y Felipe de Edimburgo a finales de los años cincuenta, pero desmentidas en su día.
Isabel II acalló los rumores concediendo a su esposo el título de príncipe en 1957 y, tres años después, dispuso que sus descendientes por línea masculina que no fuesen príncipes u ostentasen el trato de Alteza Real llevasen el apellido Mountbatten-Windsor.
Con motivo del Jubileo de Diamantes en 2012 (los 60 años del trono de la reina), Isabel II llegó a referirse al duque de Edimburgo como su "constante fortaleza y guía".
La monarca falleció este jueves 8 de septiembre a los 96 años en su castillo de Balmoral.