SEÚL — Han sido tres años brutales para los adultos jóvenes de China. Su tasa de desempleo se ha disparado en medio de una oleada de despidos corporativos. Las draconianas restricciones del coronavirus han terminado, pero no la sensación de incertidumbre sobre el futuro que crearon.
Para muchas personas, la confusión es otra razón para posponer las decisiones importantes de la vida, contribuyendo a una tasa de matrimonios históricamente baja y complicando los esfuerzos del Gobierno para evitar una crisis demográfica.
Grace Zhang, una trabajadora tecnológica que había sido ambivalente sobre el matrimonio, pasó dos meses confinada en la cuarentena gubernamental de Shanghai el año pasado. Despojada de la posibilidad de desplazarse libremente, cayó en una espiral descendente debido a la pérdida de control. Cuando vio las cuarentenas extenderse a otras ciudades, se disipó su sentido de optimismo.
Cuando China reabrió en diciembre, Zhang, de 31 años, salió de Shanghai para trabajar a distancia, viajando de ciudad en ciudad con la esperanza de que un cambio de aires restaurara su panorama.
Ahora, al tiempo que ve los crecientes despidos a su alrededor en una economía emproblemada, se pregunta si su empleo es lo suficientemente seguro para mantener a una futura familia. Tiene novio, pero no tiene planes inmediatos de matrimonio. “Este tipo de inestabilidad en la vida hará que la gente tenga cada vez más miedo a hacer nuevos cambios en sus vidas”, expresó.
El número de matrimonios en China bajó durante nueve años consecutivos, cayendo un 50 por ciento en menos de una década. El año pasado, unos 6.8 millones de parejas se registraron para casarse, la cifra más baja desde que iniciaron los registros en 1986, comparado con 13.5 millones en el 2013, de acuerdo con datos gubernamentales recientes.
Aunque las cifras han subido hasta la fecha en el 2023 respecto al año pasado, más matrimonios también están terminando. En el primer trimestre de este año, se casaron 40 mil parejas más comparado con el mismo periodo del año pasado, mientras que hubo 127 mil divorcios más.
Las encuestas han mostrado que a los jóvenes les desalienta el costo de hacer pasar a un hijo por el despiadado sistema educativo de China. Al tiempo que las mujeres en las ciudades alcanzan nuevos niveles de independencia financiera y educación, el matrimonio no es tan necesario económicamente para ellas. Y los hombres aseguran que no se pueden dar el lujo de casarse, mencionando la presión cultural de tener casa y auto incluso antes de que puedan iniciar el noviazgo.
El año pasado, la población de China disminuyó por primera vez desde principios de los 60.
El Partido Comunista gobernante ha llevado a cabo una campaña de propaganda para instar a las personas a casarse y tener hijos, incluso ha organizado eventos de citas patrocinados por el Estado. Un Gobierno en el este de China inició una app para buscar pareja.
No obstante, las inquietudes que provocan que tantas personas rehúyan al matrimonio son difíciles de abordar. Ajustado a la producción económica per cápita, China es el segundo país más caro del mundo para criar un hijo, detrás de Corea del Sur, de acuerdo con demógrafos chinos.
Hasta el 2020, Erin Wang, de 35 años, se sentía optimista respecto a vivir en China. Luego vio al Gobierno reprimir las compañías privadas y adoptar un enfoque de mano dura ante la pandemia. “Sentía que no tenía confianza para tener un bebé en China”, expresó ella.
Se mudó de la Ciudad de Hangzhou a Shanghai en busca de una nueva carrera.
“De hecho, quiero casarme, pero si no hay nadie apropiado, no es el fin del mundo”, aseguró.
Por: NICOLE HONG
y ZIXU WANG
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