Los supermercados británicos estaban rebosando de paquetes de quequitos de coronación, cerveza de coronación y papas fritas de coronación sazonadas con sabor a coctel de langostinos.
La pareja real probablemente no comió nada de eso. El Rey Carlos III y la Reina Camila favorecen las frutas y verduras, preferentemente orgánicas y de sus huertos. A ella le encanta el pescado y las ensaladas. En el desayuno, él requiere una selección de seis mieles y una mezcla especial de muesli, y para terminar una comida, un plato de queso local. Para reducir su huella de carbono, el Rey come vegetariano dos días a la semana y deja los lácteos en otro.
“Él ha sido muy importante para el progreso en el Reino Unido”, dijo Jamie Oliver, el chef inglés y personalidad de la televisión, sobre Charles. “Esa consistencia y tenacidad tiene un valor extraordinario, porque su arma secreta no es sólo ser Rey —es el tiempo”.
Carlos, cuya coronación tuvo lugar el 6 de mayo, fue uno de los primeros en adoptar prácticas agrícolas orgánicas en una época cuando era lo suficientemente novedoso como para que le llovieran críticas de la prensa, e incluso de de su propia familia. No ayudó que abogara por hablar con las plantas y tocar música para que la ordeña fuera una experiencia más tranquila para sus vacas.
Carlos convirtió 445 hectáreas junto a Highgrove House, su finca al oeste de Londres, en una granja orgánica que terminó por proveer carne y hortalizas a Duchy Originals, una empresa que fundó en 1990. Se ha convertido en una marca de alimentos multimillonaria en libras en una mancuerna lucrativa con Waitrose, la cadena de supermercados de lujo. Las ganancias se destinan a causas benéficas y es probable que el hijo mayor del Rey, el Príncipe Guillermo, se haga cargo.
Los pequeños agricultores de Gran Bretaña ven a Carlos como un paladín, y sus puntos de vista sobre el cambio climático y la agricultura regenerativa lo han convertido en un héroe entre la clase agrícola progresista.
Calum Franklin, un chef británico que saltó a la fama como artesano de pays salados tradicionales en el Holborn Dining Room, en Londres, contribuyó con su propio platillo a la locura gastronómica de la coronación. Trabajó durante casi un año para desarrollar un Pay de Puerco Joya de la Corona en Celebración de edición limitada en colaboración con el fabricante de pays Dickinson & Morris, que confeccionó a mano 500 de los pays de intrincado diseño utilizando carne de cerdo criado en Gran Bretaña y pechuga de faisán, la carne de caza favorita del Rey.
Para darle un poco de dramatismo, Franklin diseñó la tartaleta superior a semejanza del Orbe del Soberano, una esfera dorada con incrustaciones de joyas y una cruz que data de 1661 y se presenta a cada nuevo monarca como recordatorio de que su poder proviene de Dios.
Los pays salados han jugado un papel fundamental en la tradición británica. Pero lo que acaparó la atención fue el quiche de coronación, el platillo oficial seleccionado por el Rey y la Reina, y desarrollado en la cocina del Palacio de Buckingham por el chef Mark Flanagan.
El platillo, que rápidamente fue apodado Quiche Le Reign, está hecho con espinacas, estragón, habas y queso cheddar, un guiño a los huevos con queso que a veces le gusta desayunar al Rey.
Como oferta culinaria, el platillo obtuvo críticas mixtas. Prue Leith, de “The Great British Bake Off”, lo declaró “un quiche realmente bueno”.
Pero un tuit decía, “Un país lleno de cocinas singulares y, ¿este es el mugrero que eligieron?”.
KIM SEVERSON. THE NEW YORK TIMES
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