HONG KONG — Lan Mingqiang, que alguna vez fue beneficiario del auge inmobiliario de China, es ahora una víctima involuntaria de su desmoronamiento.
Los problemas financieros de una empresa inmobiliaria, Country Garden, le han impedido pagar la matrícula escolar de su hijo. Country Garden debe 21 mil dólares a su empresa, que fabrica vallas y panorámicos en obras de construcción.
“El sector de bienes raíces es difícil ahorita”, afirmó Lan. Recientemente, renunció al negocio y dejó a su familia en Chongqing, en el sur del País, para vender bocadillos a turistas en Zhengzhou, una ciudad en el norte.
Lan es sólo uno más en una larga fila de personas a la espera de que los desarrolladores inmobiliarios chinos les paguen. Una medida de los reguladores para desinflar una burbuja inmobiliaria y la desaceleración de la economía china han acelerado una crisis.
Las pequeñas empresas y los trabajadores que prosperaron gracias al auge inmobiliario de décadas ya no ven pagos. El grupo, que ocupa un lugar bajo en la lista de pagos de los desarrolladores, incluye a pintores, cementeros y constructores, así como agentes inmobiliarios y empresas que proporcionaban oficinas de ventas. Como grupo, los proveedores están esperando pagos de por lo menos 390 mil millones de dólares, reporta Gavekal Research. Y ese es un cálculo conservador. Se están acumulando las demandas y las quejas ante las autoridades locales.
“Es injusto para las agencias inmobiliarias, porque cuando un desarrollador atraviesa una crisis de deuda, el sistema protege primero a los compradores”, afirmó. “A los otros vendedores de materiales, agentes e ingenieros básicamente no se les paga”, dijo Liu Yaonan, un agente inmobiliario en la provincia de Guangdong.
Hace una década, Liao Hongmei creó una exitosa empresa ofreciendo servicios de mercadotecnia y decoración a China Evergrande, un coloso inmobiliario, para sus oficinas de ventas en la provincia de Jiangsu.
De acuerdo con Liao, alrededor del 2016, Evergrande comenzó a emitir pagarés —también conocidos como certificado de aceptación comercial— para pago en un plazo de seis meses. Luego, en el 2017, comenzó a otorgar pagarés a un año. Pero el dinero siguió llegando, dijo, hasta que la empresa incumplió su deuda en el 2021.
Ahora el negocio de Liao está al borde de la quiebra. Ella demandó a Evergrande y ganó, pero no tiene forma de recuperar los 690 mil dólares que le deben porque el Gobierno está supervisando la reestructuración de la empresa y su primera prioridad ha sido asegurarse de que Evergrande termine los departamentos que vendió. El año pasado dijo que había terminado 300 mil y que aún le quedaban 720 mil más por completar.
Liao esperaba que una vez que Evergrande termine los departamentos quede algo para personas como ella.
“Un poco de dinero”, dijo Liao, es su única petición. “Pero no parece que eso vaya a suceder”.
Por: ALEXANDRA STEVENSON
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