AVDÍIVKA, Ucrania — El bombardeo ruso casi constante ha reducido a escombros al poblado de Avdíivka, en el este de Ucrania.
En las últimas semanas, los ataques se han intensificado. En marzo sólo quedaban unas 1.700 personas de una población de 30 mil antes de la guerra.
Debido al peligro, se ha prohibido el ingreso de otros civiles al pueblo y se han dado órdenes de evacuación obligatoria a los trabajadores públicos y los niños.
Aún así, los que quedan insisten en que allí permanecerán, reubicándose bajo tierra al reclamar los bombardeos otra parte más de sus hogares.
Antes una comunidad dormitorio para la cercana Donetsk, Avdíivka tiene mucho tiempo de estar en la línea del frente. A partir del 2014, el poblado se convirtió en una posición defensiva clave para las fuerzas ucranianas en la lucha contra los separatistas respaldados por Rusia. Cuando comenzó la invasión rusa en febrero del año pasado, Avdíivka fue objeto de fuertes ataques.
Serhiy Albertovych, de 63 años, camina con cuidado sobre los escombros de la planta baja del edificio de departamentos donde tiene su hogar. Fue bombardeado en marzo del 2022 y nuevamente un año después.
“Hoy soy el único habitante de la calle”, dijo.
Secó pan mohoso en el suelo en un intento por poder comerlo. Le ofrecieron evacuarlo, pero rechazó hacerlo.
“Gente solía vivir aquí, pero se fue”, dijo. “Estoy aquí solo y estaré aquí hasta el final, hasta el final.
Las fuerzas rusas han estado tratando de apoderarse de Avdíivka durante más de un año, castigándola con ataques de artillería e intentando penetrar sus perímetros. Las fuerzas ucranianas se han atrincherado para resistir su avance. La lucha sigue siendo feroz. El 29 de junio, oficiales militares dijeron que los rusos habían atacado usando tanques, lanzacohetes múltiples y artillería. Las tropas ucranianas mantuvieron sus posiciones, dijeron.
En lo que queda del pueblo, hay otra red forjada por los últimos que se resisten.
Igor Golotov, de 40 años, ha estado viviendo en las ruinas y se ha ofrecido como voluntario para ayudar a otros a sobrevivir.
“Cuando comenzaron a bombardear la Ciudad, muchas personas inmediatamente empacaron y se fueron”, dijo. “Quienes, como dicen, tuvieron paciencia, valentía, con el tiempo también desapareció”.
Pero, agregó, muchos no se irían. No tienen dinero ni idea de a dónde ir. Le costó mucho convencer a su madre para que se marchara. Pero finalmente se mudó a Vinnytsia, en el centro de Ucrania.
Golotov está asombrado por la resiliencia de las personas que se han quedado. “Se han asentado, están viviendo sus vidas”, dijo. “Si tan sólo no hubiera bombardeos, tienen todo, tienen su vida cotidiana”.
En el corazón de la Ciudad se encuentra la Planta Química y de Coque Avdíivka, uno de los mayores productores de coque, un combustible a base de carbón, en Europa. Antes de la guerra, más de 4 mil personas trabajaban en la planta.
Ahora, seriamente dañada por los bombardeos rusos, ya no está operativa. Queda un pequeño equipo para el mantenimiento básico, pero se desconoce si la planta podrá reabrir alguna vez.
Muchos de los que se han quedado son ex trabajadores de la planta, y algunos ahora se refugian en el sótano.
Mykhailo Orlov, de 65 años, es uno de los dos médicos que permanecen en el hospital de la Ciudad.
“Es muy difícil cuando hay muchas personas lesionadas y no tenemos suficiente personal para ayudarlos a todos a la vez”, dijo. “Y todos hacen lo que pueden”.
La empresa minera Metinvest, propietaria de la planta, envía con regularidad medicamentos y otros suministros al hospital.
El departamento de Orlov fue destruido, por lo que vive en el hospital y duerme sólo cuando no hay pacientes. “Tengo que ser útil aquí”, dijo. “Me quedo aquí porque es mi pequeña patria”.
Por: MEGAN SPECIA
y GAËLLE GIRBES
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